María del Mar Vera

Nuestro pueblo

Llegan las fiestas de mi pueblo, Órzola. Santa Rosa de Lima, Patrona de la Mujer, las costureras y las floristas.

Una semana donde volvemos a vernos los de siempre. Actos infantiles, concursos, bola canaria… y verbena.

Vuelvo a rodearme de los amigos de la infancia, los mayores amigos de mis padres y las nuevas generaciones (niños y niñas que son los hijos e hijas, nietos y nietas de fulanito y fulanita).

Esta es la única semana donde vuelvo a sentir Órzola como pueblo. Ahora veo el parking de la gente que se quiere ir a la octava isla, La Graciosa. Un lugar lleno de coches estacionados, de gente que corre con sus maletas para no perder el barco que entra y sale del puerto, de donde llegan y se van líneas marítimas que cada media hora se llevan a la gente como si de una aspiradora se tratara.

Un día, este puerto fue muelle, nuestro muelle, un lugar donde atracaban barcos de pesca con su género y podías ver y comprar, donde se colgaban las salemas al sol, donde jugábamos a tirarnos de botija del primero, del segundo o del tercero (así llamábamos a cada escalera).

Nadábamos hacia las chalanas y, si nos dejaban, nos subíamos en ellas y al barco de Suso, El Marijean. Hoy está prohibido el baño.

En ese muelle estaba la bahía de Órzola y sobre ella, la casa de mis abuelos. No había avenida marítima como conocemos ahora. Recuerdo la entrada de la casa de mis abuelos, llena de burgaos. Y el mar, ahí en primera línea, un mar limpio, un mar transparente con mucha vida. Recuerdo estar horas en remojo, jugando con mis hermanos hasta estar agotada e ir a casa a comer. Allí me esperaba mi abuela con el balde preparado con el agua fría del aljibe, para quitarnos el salitre. Para reponer energía nos daba higos picones pelados que dábamos vueltas en un plato con gofio.

Órzola era un pueblo pesquero al abrigo del macizo de Famara y la costa, un pueblo de tradición, un lugar paradisíaco, un lugar privilegiado donde fuimos creciendo bajo el cuidado de todas las madres de mis amigas, que eran otras madres para mí. Los padres eran también otros cuidadores. Recuerdo comer higos en casa de Rosario y Leopoldo, descansar en casa de Marisa, ver a las otras madres de El Lajial (las casas del otro lado de las salinas de Órzola) mientras los niños nos buscábamos para seguir jugando. Esas madres y esos padres nos protegían.

Crecimos planeando pasar el día en la playa de atrás (La Cantería), ir a coger burgaos al Caletón Blanco, ver la lluvia de estrellas en las arenas blancas, bañarnos en el muelle, ir a casa de Erevista o Soledad a comprar golosinas y esperar a la tarde-noche para sentarnos todos en la esquina de Marisa a comer pipas, planear salidas a las verbenas de otros pueblos, asaderos en el Caletón Blanco, jugar a las cartas y hablar, hablar, hablar…

Un pueblo que vio nacer al grupo de rock Tal Como Suena (grupo de Fontes, Mingo, Carlos, Elio y Víctor José) bailarines, parrandas, luchadores, etc.

Ahora llegan las fiestas organizadas por el pueblo y con ellas las emociones, nostalgia por la infancia tan rica vivida (los voladores de Tito, la prosa de José Domingo y los postres de Trina estaban presentes en la fiesta). Es una alegría ver a los petizos y petizas ilusionados, organizando unas fiestas donde se palpa la bondad, la tradición, la cultura y el cariño de un pueblo marinero.

 

* Imagen: Playa de atrás. Órzola. Mi padre y yo.

 

Comentarios

Me parece un artículo entrañable y muy interesante.
Gran artículo de una bella persona. Un abrazo
Sin palabras. Ha podido màs los intereses de unos al bienestar de la mayoría.
Evoca a la perfección los recuerdos de la infancia que todos añoramos......bonitas y emotivas palabras.
Qué bonito Mari. Muchos de nosotros, Lanzaroteños, nos sentimos identificados con tus palabras. Ya sea en un lugar o en otro de la isla, en mi caso en La Caleta de Famara. Momentos que quedan en nuestros recuerdos
Órzola, donde los vecinos eran familia y las familias eran vecinos. Enternecedor escrito, humilde, honesto.., lleno de un sentimiento cristalino como el mar que abraza su costa y acaricia sus orillas. He revisitado mi infancia nuevamente, reminiscencias que son difíciles de olvidar. Órzola, quién te vivió plenamente.., sabe que no eres un pueblo cualquiera. ¡ Gracias María del Mar !.
Órzola, donde los vecinos eran familia y las familias eran vecinos. Enternecedor escrito, humilde, honesto.., lleno de un sentimiento cristalino como el mar que abraza su costa y acaricia sus orillas. He revisitado mi infancia nuevamente, reminiscencias que son difíciles de olvidar. Órzola, quién te vivió plenamente.., sabe que no eres un pueblo cualquiera. ¡ Gracias María del Mar !.
Órzola, donde los vecinos eran familia y las familias eran vecinos. Enternecedor escrito, humilde, honesto.., lleno de un sentimiento cristalino como el mar que abraza su costa y acaricia sus orillas. He revisitado mi infancia nuevamente, reminiscencias que son difíciles de olvidar. Órzola, quién te vivió plenamente.., sabe que no eres un pueblo cualquiera. ¡ Gracias María del Mar !.
Maravilloso artículo, gracias Mary por traernos toda nuestra infancia, nuestra adolescencia y miles de recuerdos fantásticos de unas fiestas de Santa Rosa de Lima en un pueblo que ha marcado nuestras vidas, gracias por hacer que mi mente se traslade unos años atrás y ver con qué poco éramos tan felices.
Precioso y emotivo artículo, enhorabuena. La primera vez que pise Orzola fue en el año 1988, en esa época estaba en La Residencia Escolar de Haría y me llevó el amigo Chago (qed). Hoy día sigo visitando Orzola cada vez que puedo, ahí tengo una segunda familia y muchos amigos. Que disfruten de las fiestas, intentaré darme una escapada.
Precioso y que gran verdad, hemos perdido el pueblo. Ahora es un parking. Veranee toda mi infancia en el lajial.
Sin dudarlo esas palabras salen del corazón de una PETISA!! Los que la vivimos esa infancia en ORZOLA , NUESTRO PUEBLO sabemos lo que se siente . Mil gracias MARIA DEL MAR VERA
Gracias María del Mar, por plasmar tan bien la infancia de todos los que amamos Órzola.
Gracias por estas palabras que indudablemente refleja el sentimiento de muchos petizos y petizas. Es así, que fue el pregón de este año. Felicidades Mary.
Bonito articulo Sencillo, sincero, lleno de nostalgia. No se puede describir mejor un pueblo, su gente y sus costumbres Maravilloso
Qué gusto oír estas entrañables palabras en el pregón de las fiestas! Qué gusto leer cosas bonitas y sinceras. Mary te animo a escribir, no sólo has transmitido el sentimiento de un pueblo que deja de serlo por el turismo incontrolado, es cómo lo has hecho, con sentimiento y honestidad. Este artículo ha sido reenviado por muchos en el pueblo y fuera de él y el sentimiento es común, gracias Petisa, gracias Mary
Refleja mi infancia. Te lo dije en las fiestas y creo que te lo dijimos muchos. Gracias Mary por hacer que volvamos a aquellos maravillosos años y gracias por recordar a los que ya no están pero que no olvidaremos. Felicidades por estas palabras y por volcarte en las fiestas de nuestro pueblo.
Y que ricos estában esos higos Mary, con un poco de gofio por arriba!!! La verdad que fueron unos veranos inolvidables.

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