Alex Salebe

Narración del horror

Me impactaron varios testimonios del documental ‘7291’ estrenado el pasado jueves 13 de marzo por Televisión Española con motivo de los cinco años de la declaración del estado de alarma en España por el covid-19. Recuerdo especialmente dos frases, una relacionada con el acontecer de nuestras vidas después de la pandemia y la parálisis de la actividad socioeconómica que supuso el encierro, y otra, con el contenido propio de este documental producido y dirigido por Juanjo Castro sobre las víctimas mortales, 7291 personas, que fallecieron en residencias de mayores en la Comunidad de Madrid, seres humanos que no fueron derivados a hospitales para su atención médica especializada por los denominados protocolos de la vergüenza durante los días más críticos de la pandemia, protocolos discriminatorios ordenados por la Institución que preside Isabel Díaz Ayuso (PP). 

“Se fue el covid, pero seguimos en una sociedad enferma”, reflexión en voz alta que salió de  una de las declaraciones de la  Comisión Ciudadana por la Verdad en las residencias de Madrid, que fue constituida en abril de 2023 a instancias de familiares y afectados para recabar información y depurar responsabilidades en uno de los acontecimientos más espeluznantes de los últimos años en España. Diez palabras son suficientes para retratarnos de una forma tan dura como veraz.

Hace un lustro, calles y balcones se llenaban todos los días de aplausos para los profesionales sanitarios que estuvieron en primera fila arriesgando sus vidas para salvar muchas vidas, también leímos infinidad de mensajes de apoyo en redes sociales, pero resulta que esos héroes y heroínas siguen siendo tratados a día de hoy como una mierda, haciendo turnos insufribles para cubrir como pueden la falta de personal y soportando además la carencia de edificios y recursos materiales. En Canarias, llueven las quejas ciudadanas por las listas de espera y denuncias de “colapso” del servicio público por parte de profesionales sanitarios, sindicatos y colectivos de usuarios.

El covid dejó una huella imborrable de muertes. Según la Organización Mundial de la Salud, 15 millones de personas habrían fallecido entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre 2021 a causa del covid, estadística que no solo rememora el terrible impacto de la pandemia, sino que lanzó un aviso a los países de la necesidad de invertir más y mejor en sistemas de salud pública de cobertura universal y sostenibles en el tiempo. ¿Hemos avanzado?

A pesar de esta lección de muerte, la sociedad sigue enferma, agrediéndose y matándose. Normalizamos más de 37.000 asesinatos en Palestina por parte de Israel, el presidente de USA frivoliza sobre el futuro de Gaza y naciones y dirigentes sin escrúpulos se ríen de sus “gracias”. Hay que estar enfermo para burlarse del horror y celebrar el intento de exterminio.

Crecí profesionalmente en el género documental televisivo, sé el trabajo de investigación, preproducción, producción, revisión del material grabado, búsqueda de archivos y edición que demanda un proyecto cuando se afronta con rigor, así que valoro mucho a quienes nos permiten leer libros audiovisuales bien fundamentados como el de Juanjo Castro.

“Muerte de terror agarrados a las barandillas de la cama sin poder respirar”, la otra frase que me impactó del documental ‘7291’, reflejada por una trabajadora de una de las residencias de mayores de Madrid. Un testimonio desgarrador que denota impotencia, rabia y desesperación y que resume la discriminación a personas por su discapacidad, deterioro cognitivo y razones económicas. De esta sociedad enferma hemos tenido que escuchar: “es que de todas formas se iban a morir”, claro, es fácil decirlo cuando la persona que está acostada suplicando atención hospitalaria no es tu madre, padre o familiar cercano.

Aparte de narrar hechos crueles y reales, el documental es una muestra más del desprecio a la humanidad y del poco valor y consideración que los gobernantes le tienen al ciudadano de a pie, avasallado en este caso por mentiras, falta de atención  y desinformaciones.

Las residencias de mayores no son hospitales, son centros sociales, que nunca fueron medicalizados, por tanto, era necesaria la derivación de los enfermos de covid a centros sanitarios. El documental fue desgranando y denunciando todas las vergüenzas que quiere ocultar y justificar el gobierno del PP de la Comunidad de Madrid, y por eso, en lugar de pedir perdón a las familias de las víctimas, ha salido en una actitud arrogante a intentar desacreditar el contenido de la esclarecedora propuesta audiovisual. Los mayores murieron abandonados y es una cruda realidad que narran abiertamente familiares a los que solo se les llamó para comunicar su deceso.

El documental ‘7291’no ha sido el único en recordarnos los cinco años de esta tragedia. Del 5 al 9 de marzo, en la edición número 44 de la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid (ARCO), el artista visual Ramón Mateos expuso una instalación titulada ‘7.291’, igual que el documental, excepto que su autor se desmarca de la forma de escritura sugerida  para los números de cuatro dígitos y optó por escribir el punto, en cualquier  caso, es un homenaje a las víctimas y también una clara denuncia a la más que cuestionable decisión política, y ni más faltaba que el arte no pudiera cuestionar. La instalación enseña una cortina de cadenas que cae del techo donde vemos superpuesto el número 7.291, una cifra que para algunos sigue siendo indiferente.

Comentarios

¿Alguien ha ido a prisión por todas estas muertes? No. Como sociedad no nos importan nuestros mayores, y no hay mejor prueba de ello que ver como la gente volvió a votar a Eli Merino después de que dijera que la pan.emia vino porque hay demasiada gente vieja. Son estúpidos, ya que todos vamos camino de ser viejos.

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