Lanzarote, sin espíritu. En pocas palabras
Y casi sin alma. AENA y el Cabildo quieren insuflar el espíritu de Lanzarote a las instalaciones aeroportuarias. No sé a qué espíritu se refieren, si al anterior al desarrollo turístico, si al de la forma de hacer manriqueña, a la desafortunada estética en blanco y negro que se impone en las naves industriales de Playa Honda, o a todo junto. Aquella intervención en Playa Honda -que algunos creen exportables a otras zonas o municipios-, con respecto a los arquitectos que propusieron el proyecto, no parece que la Isla fuera su fuente de inspiración, sino el tópico que esta es para muchos. Ni Manrique echó mano de tal solución aunque hayan manifestado que se inspiraron en él. Vinieron de fuera para decidir tal nadería con el ayuntamiento de San Bartomé, y hasta la propuesta de ornato y de elementos vegetales, es como para echarse a temblar. Se llaman Flora Pescador, Jin Taira y Vicente Mirallave, y si la fortuna llama a sus puertas y logran intervenir en la terminal, no sé yo qué va a salir de ahí. Con lo que se avecina, a ver quién viene a insuflar nada a la terminal y en qué se basan.
Lamento anunciar que Manrique ha muerto, y que ya no habrá nada como él lo hacía, por lo que, para interpretarlo, no basta con mirar, hay que aprender a leerlo, real y figuradamente. Ya son demasiados los necios que dicen tener la obra de Manrique presente para luego hacer lo que hacen.
No parece quedar espíritu alguno, aunque sí almas en pena que lamentan la pérdida del norte de nuestro dirigentes públicos, lo cual incide directamente en el errático rumbo de la Isla.
Es cierto que apelar al espíritu de un lugar es tarea complicada, porque sobre cuál es es ese momento no va a suscitar unanimidad. Podría ser el instante en que llega el primer turista, o acaso doscientos, seiscientos, o tres mil años atrás, porque ¿cómo se define el espíritu de un lugar?, ¿con o sin presencia humana?.Debo suponer que el espíritu de La Geria lo aporta un mix, el paisaje del volcán y el paisaje antropizado, pero, ¿cuál es, por ejemplo, el espíritu de Arrecife?, porque el de Teguise parce que se halla en su casco histórico. Estos días, Ecologistas en Acción, apela, igualmente a la recuperación, en todo su significado, del espíritu de Lanzarote, y, atendiendo a ese concepto, pide que se rechacen algunas intervenciones programadas. Les inquieta al grupo ecologista alguna cuestión relacionada con la terminal aeroportuaria, justo lo mismo que a mí: la identidad de quienes asesorarán el proyecto. Los ecologistas lo sustentan en su preocupación por mantener el sello de la marca lanzarote, en cambio, a mí me preocupa el más que probable desbarre justo por apelar a eso.
Una pista para despejar eso del espíritu de la isla nos la puede facilitar la Declaración de Quebec, de 2008, sobre la preservación del espíritu del lugar donde establece que “el espíritu del lugar proporciona una comprensión más amplia del carácter vivo -y a la vez permanente- de los monumentos, sitios y paisajes culturales.”, y añade que “...es construido por los seres humanos en respuesta a sus necesidades sociales. Las comunidades que habitan el lugar, especialmente cuando son sociedades tradicionales, deberían estar estrechamente vinculadas a la protección de su memoria, vitalidad, continuidad y espiritualidad.” Que el espíritu del lugar es un proceso en continua reconstrucción, que responde a las necesidades de cambio y continuidad de las comunidades”.
Resulta enormemente interesante de esta declaración la posición que debe adoptar la comunidad cuando señala que, entre otros, cuando el turismo masivo y el desarrollo urbano han llevado a la transformación y perturbación de las sociedades, “necesitamos comprender mejor estas amenazas con el fin de determinar medidas preventivas y soluciones sostenibles”, recomendando que “organismos gubernamentales y no gubernamentales, organizaciones locales y nacionales del patrimonio, desarrollen planes estratégicos a largo plazo para prevenir la degradación del espíritu del lugar y de su entorno.”
La Isla es el mismo territorio con otros actores, con nuevas demandas, necesidades e intereses, y por lo que parece, en un proceso de construcción/destrucción imparable. No es posible retroceder, pero sí parece viable ejercer cierta contención que permita calidad de vida, reconocimiento de determinadas señas y marcas del territorio, y de cierto estándar ambiental tanto para los residentes como para los visitantes, con independencia de si a la isla le queda alma, espíritu o esencia alguna.
Comentarios
1 César el senil Mié, 22/11/2023 - 10:14
2 Anónimo Mié, 22/11/2023 - 12:04
3 Blas Mié, 22/11/2023 - 18:43
4 Laura Mié, 22/11/2023 - 19:02
5 Al 4 Jue, 23/11/2023 - 12:44
6 Larisa Jue, 23/11/2023 - 14:37
7 Anónimo Dom, 26/11/2023 - 09:07
8 Anónimo Dom, 26/11/2023 - 09:15
Añadir nuevo comentario