La hermana pobre
Otro récord más para Canarias. El informe PISA 2022, (Programa para la Evaluación internacional de Alumnos) nos sitúa de nuevo entre las últimas comunidades. Este retroceso en educación es solo el reflejo de la deriva que lleva, hace tiempo, el sistema educativo.
El informe PISA nos muestra sin paliativos que los estudiantes canarios están por debajo de la media nacional en áreas como matemáticas, lectura y ciencias, y también ostentamos el récord en abandono en el primer ciclo universitario.
Y es que, en nuestro país, la educación no ha interesado excesivamente a nadie, salvo a los docentes y a los padres cuando les toca. Ni una sola mención de ella, en las recientes elecciones generales, salvo por parte de Vox para pedir restricciones en la inexistente educación sexual y el pin parental en los colegios.
Este desinterés hacia la educación lo comprobamos en que, cada vez que hay un cambio de gobierno, se crea una ley nueva que aplasta a la anterior.
La educación siempre ha sido la hermana pobre que ha tenido que lidiar sola, con los hijos propios y los ajenos.
Como docente, preocupada por esta deriva ascendente, me atreveré a esbozar algunas de las claves que considero que inciden en este empeoramiento de la situación educativa en Canarias.
En primer lugar, las nefastas condiciones socio- económicas en el archipiélago. Esta correspondencia entre la economía de un país y los resultados educativos es un marco de referencia del que nadie duda, a mayor pobreza menos expectativas y mayores niveles de abandono escolar.
Por lo que, conociendo los niveles de pobreza en nuestra Comunidad, no es de extrañar que se obtengan estos resultados. Un niño que vive en un ambiente empobrecido y desmotivado tiene una menor proyección de futuro que otro. En otras palabras, el alumnado cree que un mayor nivel de estudios no le proporcionará una vida mejor.
En segundo lugar, y esto afecta tanto a nivel autonómico como nacional, las nuevas tecnologías no han sido la panacea que se creyó en un inicio y por el que apostó el sistema educativo.
Desde el mismo gobierno se hizo un importante gasto en las nuevas tecnologías para dotar a los Centros Escolares, se multiplicaron los cursos para docentes en esta área y se creó toda una innovadora pedagogía sustentada en las mismas. Sin querer o sin querer queriendo, el sistema educativo se apuntó o lo apuntaron a lo virtual, al modernismo cateto de estar a la última, a lo tecnológico y a pesar de que las instalaciones de los Centros Educativos estaban en ruinas, ya no había Colegio ni Instituto que no trabajasen con las Tablets en el aula.
Hoy sabemos que, países de referencia en educación como Suecia, se están planteando desdigitalizar las aulas para volver a los libros de textos de toda la vida, pues han reconocido que la comprensión lectora ha empeorado y que, lejos de mejorar, desmejoran los resultados educativos.
El 7 de diciembre se celebró el día del enseñante y del estudiante, estaría bien conocer algunos datos obtenidos de un estudio reciente donde señala que el 82 % del profesorado detecta problemas de convivencia en la ESO.
Si a esto sumamos una sociedad laxa y permisiva, la pérdida de prestigio y autoridad del profesorado, una excesiva carga burocrática sobre el docente, la dejación de funciones de los padres, los modelos de influencia de nuestros jóvenes, unas programaciones y un currículo obsoletos, alejados del interés del alumnado, una ratio de treinta alumnos por clase, ya tenemos un cóctel suficiente para que la educación actual sea un continuo fracaso.
Haría falta por parte de nuestros gobernantes una voluntad política general, un pacto de estado donde se destine al menos el 5% en educación y se analizaran con rigor los serios problemas que la aquejan. Nos va el futuro en ello.
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