Alex Salebe

Justicia cercana, justicia igualitaria

Cuando asisto como mero espectador o como periodista a una conferencia, aunque es imposible separar esos dos roles, siempre voy con la idea de aprender convencido de que su contenido será mucho más sustancioso de lo esperado. Usualmente la persona responsable de impartirla se explaya, ofrece información y hace aportaciones valiosas que fomentan el debate o la reflexión rebasando el estricto objeto de la convocatoria, sobre todo si se trata de una persona cualificada, de trayectoria contrastada, altamente comprometida con su trabajo u oficio y proclive a escuchar y responder a la opinión pública.

Encontré mucho más en la charla ‘La justicia con perspectiva de género para avanzar en igualdad real’, dictada este sábado por Gloria Poyatos, magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, invitada por el municipio de Yaiza a participar del programa conmemorativo del Día Internacional contra la Violencia de Género (25N).

Hace seis años fue una de las doce socias fundadoras de la Asociación Mujeres Juezas de España, presidió la Asociación durante cuatro  años y sigue siendo mujer destacada tanto de este colectivo, que hoy cuenta con más de 200 afiliadas en el país, como de la Asociación Internacional de Juezas que tiene más de 6.000 féminas  asociadas en todo el mundo.

Y si a su trayectoria le añadimos que es una mujer que le mueve la búsqueda de la igualdad y la defensa de los derechos humanos con sensibilidad para intentar cambiar rutinas, pues suficiente carta de presentación es para escuchar y aprovechar el contenido de su discurso.

Con ejemplos claros de sentencias judiciales discriminatorias pone en evidencia que nuestros derechos no son tan iguales como parecen. Se atreve a cuestionar la impartición de justicia con una visión autocrítica y hasta sospechosa del derecho. Ha sido precursora en España en juzgar con la metodología con perspectiva de género, no solo integrándola en las resoluciones judiciales, sino explicándola en las propias sentencias, hecho que favorece el trabajo de jueces que están por debajo en la escala judicial que pueden usar el contenido de las mismas para resolver sus casos.

Abre los ojos y advierte que la perspectiva de igualdad también se aplica a los hombres. Cuando los hombres se atreven a asumir roles atribuidos a la feminidad, como cuidar hijos,  son tan discriminados como las mujeres, incluso dentro del ámbito laboral, y también acaban siendo despedidos por empresas. Sabe de lo que habla porque en 2020 fue magistrada ponente de la primera sentencia en España en la que un Tribunal le dio la razón a un hombre viudo a cargo de cuatro hijos otorgándole el derecho a  cobrar el complemento de maternidad.

Aparte de exponer varios casos flagrantes de discriminación del sistema judicial, de los estereotipos contenidos en las leyes, de la hipocresía del código penal, del problema social que supone la violencia machista y de cómo los jueces corren el peligro de convertir sentencias en armas de discriminación institucional, me interesó de la charla de Gloria Poyatos su compromiso de reanudar  ‘Justicia Igualitaria’, un programa de educación transformadora donde jóvenes estudiantes de centros escolares viven experiencias judiciales reales.  Desde Lanzarote, en 2017, el programa fue pionero en España, ya acumula experiencia en México y en breve comenzará su andadura en Brasil.

Para quienes no conozcan este programa, equipos judiciales integrados por jueces, fiscales y forenses, entre otros,  visitan las aulas para interactuar con el alumnado y escuchar sus inquietudes sobre el funcionamiento del sistema judicial y el papel que desempeña cada uno de los agentes que lo conforman.

En una segunda fase, chicos y chicas son invitados al Palacio de Justicia a una visita guiada para que tengan una idea más real y menos televisiva de las instalaciones judiciales: Juzgados, Fiscalía, zonas de procuradores, área del forense y práctica de autopsias, calabozos y las dependencias de todo el aparato judicial.

Tras estas dos experiencias,  los jóvenes participan como observadores en juicios  reales programados con impartición de justicia con metodología de perspectiva de género. Jueces y juezas asociados al programa agendan juicios donde  esté comprometida la igualdad y la discriminación por razones de género, despidos de mujeres embarazadas, abuso sexual o caso de violencia de género.

Y por último, el alumnado prepara un juicio guiado por el equipo judicial que tutela a cada grupo. En esta fase los jóvenes se reparten los papeles, juez, fiscal, defensa, acusación particular o testigo, van a una sala real de juicios ataviados con togas según el papel que desempeñen, el programa educativo graba el juicio y finalmente se hace una evaluación de la experiencia.

Es un programa educativo que impacta en los jóvenes, en el profesorado y en los propios hogares porque los estudiantes se encargan de extender el mensaje de igualdad que se quiere transmitir. Una forma interesante de tender puentes de aprendizaje y sensibilización entre la población más joven y la Justicia.

 

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