Ana Carrasco

En memoria de Enrique Pérez Parilla

La pena que me embarga lleva tu nombre. Cómo no pensarte si tu muerte evoca remover una parte de la historia y repasar colectivamente lo que fue un soberbio relato…

La tristeza que me amarga es una oleada de imágenes tan seguidas, que apenas puedo recrearme en ellas. Son las imágenes de un proceso, de un empeño, de la lucidez. Y me sufro huérfana.

Pasaste de ser mi profesor de matemáticas, a ser mi presidente. Las ecuaciones matemáticas derivaron en ecuaciones políticas y sociales, desde el momento que tomaste, por tercera vez, las riendas del Cabildo en el año 1997 y diste contenido a una declaración que reclamaba liderazgo. Lanzarote era Reserva de la Biosfera desde 1993, y se mecía entre un mundo de incomprensión y complacencia. Incomprensión de su significado, y complacencia porque, de alguna marea, éramos felices viviendo sin cuestionar sus graves deficiencias.

Por eso, fue bueno para la isla que ocuparas la Presidencia del Cabildo de Lanzarote en el momento que la Unión Europea aprobaba y financiaba la Estrategia Lanzarote en la Biosfera. Te rodeaste de un equipo técnico en el que fue fundamental la presencia de otro grande, Fernando Prats. Pusiste en marcha el órgano de participación, creaste un gabinete científico y un programa de actuación… y promoviste con humildad y mucha generosidad una cultura, la de la contención del crecimiento turístico, que fue tan aplaudida y envidiada en otros territorios como odiada por quienes querían especular con el suelo.

Abriste la vía del debate social, y sobre la misma mesa que acogía los plenos del Cabildo, con tolerancia y paciencia, presidiste el Consejo de la Reserva de la Biosfera, el órgano que debe velar por la declaración de la isla como Reserva de la Biosfera, el órgano de mayor representación social e institucional de la isla.

Cero camas defendían algunos, y otros: puertos deportivos, más hoteles, campos de golf... Para poner cordura en el devenir de la isla, te rodeaste de estudios que planteaban posibles escenarios de futuro, de discusiones técnicas, sociales y políticas que fueron consolidando el debate sobre el modelo de isla. No había día en que los medios de comunicación, muchos en aquellos años, no alimentaran las portadas de periódicos o los programas de radio y televisión con datos extraídos de los múltiples informes temáticos presentados y debatidos. Si para algunos debatir era perder el tiempo, para ti era generar conocimiento, legitimar la democracia, practicar la tolerancia. Contra la mediocridad, el razonamiento.

Sí, la moratoria turística fue muy debatida, y sus debates muy concurridos. La gente no cabía en el salón de plenos, no cabía en los salones de la Sociedad Democracia. Decrecer en expectativas de construcción de nuevas camas turísticas para alejarnos, aunque fuera algo, del turismo de masas se convirtió en la primera medida de la Estrategia. Y esa primera medida se aprobó, pese a todo, por consenso. Las pancartas de los asistentes, que algunos veían como agresión pero que tú dejaste que se extendieran en el salón de plenos, fueron también testigos de aquellas reuniones tan largas en las que me llegaste a pedir que te alcanzara uno, y luego otro, paquete de cigarros.

Lanzarote salió a la calle para reclamar la contención de la expansión turística. Como buen líder te comiste, tu solo, la presión de los especuladores, las amenazas de tus socios de gobierno, las malas caras de algunos de tus compañeros de partido, la deslealtad de los alcaldes, la complejidad de la ecuación… Todas las miserias te las llevaste a la tumba. Era una de tus virtudes, la discreción.

Luego llegaron las primeras denuncias interpuestas por el Cabildo a los incumplimientos urbanísticos. Y llovieron las críticas, pero hiciste lo que creíste mejor. Defendías lo que la sociedad, a través del órgano de participación, legitimó con su voto, continuando así con la esencia de la ordenación y filosofía del PIOT.

Sin tu presidencia, lo más probable es que La Degollada fuera hoy una zona degradada con una machacadora de áridos y mucho polvo en suspensión, la bella Montaña Blanca estaría coronada por un radar, habría siete campos de golf y mil viviendas ocupando ese espacio vacío de suelo no urbanizable que va de Playa Blanca a Femés… Son solo algunos ejemplos de lo que se evitó. Pero tú eras licenciado en Físicas y sabías que los vacíos son importantes, ¿acaso no es el vacío de las ruedas lo que permite que un vehículo se mueva?

Lanzarote necesita tener vacíos, disponer de paisajes con una mínima y cuidada huella humana para mostrar nuestra naturaleza tal como es, porque es nuestra naturaleza y paisaje singular el que hace que gire la rueda de la vida, nuestra economía y bienestar.

Tu muerte me coge fuera de la isla. Hoy camino triste por un núcleo turístico del mediterráneo y al comparar los dos modelos, no puedo sino sentir agradecimiento.

Tu muerte coincide con la publicación del último informe IPCC. Por primera vez el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático expresa la necesidad de decrecer. El próximo 9 de septiembre, se constituirá la nueva Junta Rectora del Consejo de la Reserva de la Biosfera en el mismo salón de plenos que acogió tu cuerpo y capilla ardiente. No existe mejor homenaje a tu persona, no existe mejor respuesta al informe del IPCC sino el de continuar con el que fue tu legado.

Te confieso que desde que supe de tu muerte, en mi cabeza no deja de sonar María la Portuguesa, de Carlos Cano. Es mi particular homenaje. Hasta siempre presidente, hasta siempre Enrique.

 

Comentarios

"...eramos felices viviendo sin cuestionar sus graves deficiencias" (la reserva de la Biosfera). Es una frase para el ánálisis por quien la pronuncia.
Gracias por este artículo. Enrique lo merecía, y lo de los vacíos es genial.
Compara usted Lanzarote con algún lugar turístico, e interpreto que masificado,del Mediterraneo para poner en evidencia lo bien que estamos. Yo me compararía con lo mejor, no con lo peor. Con lo machacado siempre saldremos ganando. Mis respetos a Pérez Parrilla.
Un hombre imprescindible, un ciudadano imprescindible.
Al anónimo 2. Comparo con el lugar en el estoy en ese momento. Y por supuesto, siempre es más adecuado compararse con los lugares que están en mejores condiciones. Si hubiera estado en Menorca saldríamos mal parados y me hubiese expresado en esos términos. Esta isla tiene muchos problemas y deficiencias e insostenibilidades varias y profundas. Pero en este artículo lo que pretendo es hablar de lo que consiguió Enrique, que es mucho y digno. No me caracterizo por ser complaciente y feliz con lo sucede en la isla. Al contrario, me altera y me enfada. Por eso me duele que se haya perdido un referente.
A Enrique nunca lo olvidaremos.
En fin, Ana Carrasco. Sí, pero no. Hemos fracasado. Sin matices. Haga los balances físicos. Descanse en paz Enrique Pérez Parrilla. Muchas gracias por haberlo intentado.

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