De jable y de hubaras. Y a dónde nos conduce esto
No sé del jable la vida que va aparejada a su existencia, y constato que la mayoría de mis conciudadanos prefiere ignorarlo. Parece que su valor se le supone al material que lo conforma y a su utilidad para la industria. De conocer que existen formas de vida vinculadas a este sistema, algunos deben considerar que unos reptiles, algunas aves, el resto de formas de vida, o la propia singularidad geológica, no tienen más valor que el que podemos otorgarle nosotros para continuar en nuestra vorágine constructora sin atención a ninguna consideración ambiental o de otra naturaleza. A pesar de nuestro aparente desconocimiento, se contabilizan avistamientos de más de veinte especies de aves y se constata la presencia de más de treinta especies vegetales, visibles, principalmente, tras periodos de lluvia.
Observo con temor el discurrir de esta isla, nuestra ausencia de límites, la falta de control de nuestros actos, la urbanización desmedida, las excursiones de largas hileras de vehículos que recorren los lugares naturales fuera de las vías, o el desinterés por regular y vigilar los espacios sensibles. Miro con preocupación la falta de compromiso de los cargos públicos -ausencia de compromiso que traen de casa y de la que no se apean-, fascinados con las mareantes cifras de las conexiones aéreas y con la superación del número de visitantes año a año, lo cual no viene implicando el aumento de gasto por persona y día. Y digo de aquellos que la ausencia de compromiso la traen de casa porque antes son ciudadanos, y por lo que parece, poco ejemplares. Y cuando un ciudadano accede a un cargo público o a la función pública debe adornarse, además, con un conjunto de deberes que es más cómodo ignorar. No desean saber que sus intereses personales deben quedar relegados al fondo de un cajón para hacer suyo el servicio público y el interés general. Pero no, andan en lo que andan, atendiendo a lo particular y a lo cercano, cuando no, al poder económico con el que se impresionan fácilmente. No es raro coincidir en el reservado de algún restaurante con políticos y empresarios, es más, lo infrecuente es no verlos en estas situaciones. ¿Qué asuntos con dimensión pública son tan transparentes que se tratan en el reservado de un restaurante?
Observo, igualmente, el deterioro del paisaje y lo comprometido de que la vida natural perviva en semejantes condiciones y leo, con perplejidad, que casi cuatrocientos vehículos hay censados en La Graciosa. No hay más que miradas complacientes a todo esto y a la liquidación del medio natural, porque eso es lo que supone, entre otras decisiones, la extracción de material de nuestro territorio.
También tenemos en el Cabildo la mirada distraída de CC, y del PSOE antes, con el asunto de los rallies, porque a estos les parece que todo es compatible y todo es una oportunidad -parece que para engordar aún más la lista de visitantes-. Lo sensible de las especies vegetales y animales no es sólo el momento de reproducción, sino lo que sucede cada día en el medio en que viven que es tomado al asalto, así sea con una carrera de ruidosos vehículos levantando polvaredas.
La reserva de no sé qué de la Biosfera está resfriada y por ello debería escuchársele toser.. Y no, no se le oye. Puede que el órgano esté secuestrado y maniatado o que tenga opiniones cambiantes y volubles y todo lo que acontece les parezca adecuado para los fines de una reserva, insisto, de no sé bien qué.
A nuestros múltiples méritos como comunidad tendremos que incorporar algunos más. Uno, el de seguir dejando que mueran las palmeras por decenas, en lo que llevan décadas: El segundo, por lo que se ve, cargarnos una especie extraordinariamente amenazada como es la hubara. Hay algunos más, como persistir en aquello en que otros ya han reconocido el tremendo error: que más carreteras y más carriles, lejos de arreglar nada, lo empeoran todo, y en una isla con las limitaciones territoriales de esta, el consumo de suelo resulta inadmisible.
Noble ejercicio, todas esas iniciativas, para vender a ese turismo de calidad que dicen que quieren captar pero que no va a aparecer por aquí con esta vacua realidad. Como imagen de marca no está mal, nada mal. Eso sí, no nos cargaremos el jable por la dinámica civilazatoria de ocupar más suelo, sino por meterle presión de diversas formas, ya sea organizando rallies o por llevarnos ese suelo en camiones para seguir construyendo, esencialmente.
Seguramente, no es que haga tiempo que estemos al borde del precipicio, porque en lo que realmente estamos es en caída libre. Y no, no han sido unas felices fiestas estas días de diciembre y enero, aunque para alguno este 2024 sea próspero, así sea a costa del territorio.
¿Qué más se puede decir? Que cuando terminen con todo, por favor, tiren de la cadena.
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Algunos apuntes
Según geoparquelanzarote.org, El Jable es un corredor de arenas eólicas activas de origen orgánico que atraviesa la isla aproximadamente de N a S, desde la zona de Caleta de Famara hasta Playa Honda-Arrecife. De la secuencia sedimentaria de El Jable se deduce la alternancia de climas áridos y húmedos durante el Cuaternario y el final del Plioceno. En la costa se identifican depósitos marinos con un fósil de extrema rareza, Harpa rosea, indicativo del último interglaciar Pleistoceno. En algunos afloramientos es posible observar varios episodios eólicos, indicadores de clima árido, alternantes con niveles de clima húmedo, lo que hace que tenga un elevado interés para el estudio paleoclimático, siendo un registro único en Canarias. Se trata de un sistema muy activo en la actualidad, con intensas tormentas esporádicas que históricamente han causado problemas en pueblos, carreteras y cultivos. La dinámica de las arenas ha sido condicionada antrópicamente (deforestación, infraestructuras viarias y edificaciones).
Para turismolanzarote.com, bisbita, hubara y alcaraván son los tres enseñoreados vecinos alados de la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) que es El Jable. Si eres aficionado a la ornitología, mete en la maleta los binoculares porque en este ecosistema estepario semidesértico podrás observar estas especies, las dos primeras endémicas.
La hubara lleva el nombre común, pero lo cierto es que no se trata de una avutarda, sino de la especie Chlamydotis undulata. Debes estar muy atento a su observación puesto que, a pesar de su gran tamaño, la hubara canaria sortea el territorio a campo abierto y sus escasas apariciones son un visto y no visto.
El bisbita caminero (Anthus berthelotii) pariente del campestre, es, sin embargo, un familiar tan lejano como le permiten los dos millones y medio de años de evolución en solitario.
Comentarios
1 Datos Jue, 01/02/2024 - 09:21
2 Anónimo Jue, 01/02/2024 - 11:42
3 Al 2 Vie, 02/02/2024 - 10:02
4 Lagunero Vie, 02/02/2024 - 15:29
5 Esperanza Solís Lun, 05/02/2024 - 15:40
6 A Datos Mié, 07/02/2024 - 10:32
7 Anónimo Mié, 07/02/2024 - 10:43
8 al 6 Dom, 11/02/2024 - 10:31
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