Marcial Riverol

¿Sirve un nuevo plan general para cambiar Arrecife?

Si algo resulta recurrente respecto a las medidas a adoptar que afecten al municipio de Arrecife, es un aparente sentir general de que se requiere un nuevo documento de ordenación sin el que -dicen sus defensores- resultaría imposible cambiar la ciudad. Todo parece fiarse a la bondad de un nuevo plan general, dando la impresión de que en un documento de estas características está la respuesta para todo lo que conforma lo que es el ámbito municipal que conocemos. La reflexión que planteo va en la dirección de conocer si el alcance de un nuevo plan tendría efecto en todo el municipio y, especialmente, en la ciudad, considerando lo que ya está consolidado, construido y ordenado. La pregunta es cómo afectaría a las calles que ya conocemos, a las manzanas e inmuebles construidos y a su altura, y, en suma, en si influiría algo un nuevo plan en su configuración actual. La primera impresión es que la demanda de un nuevo plan general no parece una petición unánime del pueblo, porque no se percibe que el ciudadano medio esté más que en que le resuelvan los problemas cotidianos. Lo que pinta es que es asunto de pocas personas y entidades que acceden a los medios para dar altavoz a un interés de que se ordenen determinadas piezas de suelo de su propiedad o de afines, suelo sobre el que, efectivamente, en algún momento habrá que señalar su calificación y sus expectativas de desarrollo. Por mero automatismo, el resto nos hacemos eco de lo que otros, aparentemente más versados, han afirmado categóricamente, pareciendo que existe un clamor popular. Lo hacen desde los partidos políticos, desde fuentes municipales o desde diversos ámbitos de la sociedad y medios de comunicación. Por otra parte, determinadas intervenciones en la ciudad se han consolidado sin que se explique cómo ha sido posible construir edificios y casi conformar un barrio sin la oportunas licencias urbanísticas. De estos, su meta radicaría en dejar de estar en el limbo y que un nuevo plan general otorgue el marco para poder ser legalizados. Al margen del interés de los afectados por lo expuesto, habrá quienes, de una manera más generosa, esperen que un plan general establezca las zonas verdes y de servicios, que aparecen y desaparecen en estos procesos, sin que les conduzca otro interés más que el de elevar la calidad del espacio urbano y, por tanto, la calidad de vida de la ciudadanía y de los potenciales usuarios. Por lo expuesto, parece más el ruido de unos pocos que una auténtica demanda ciudadana, pues a los más de sesenta mil habitantes de la ciudad poco les va a cambiar lo que hagan en el Islote del Francés o en los suelos libres que existen en el municipio. A los residentes en Arrecife les va a importar más cómo va a mejorar su calle, su manzana, sus frentes construidos, sus zonas comerciales, su saneamiento y el resto de servicios públicos. Les importará más revertir el deficiente aspecto reinante, y, a eso, tengo la impresión de que no va a responder un nuevo plan general, ni aquí ni en ningún otro lugar pues no es su cometido.

La definición de lo que es un plan general parece muy simple: sirve para ordenar lo que no está ordenado. Habremos de interpretar que lo que ya está ordenado, que es prácticamente toda la ciudad y la mayor parte del municipio, seguirá igual, a no ser que se propongan modificaciones relativas a nuevas alineaciones, apertura de nuevas vías, o modificación de los parámetros de altura de determinadas manzanas, y de esto nada se ha hablado. Cualquier plan general deberá considerar cuál es el suelo urbano, el urbanizable y el no urbanizable. En estos tres puntos está la clave del desasosiego de algunas personas. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los habitantes vive en suelo urbano, entenderemos que en poco les va a cambiar la vida un nuevo plan.

Quienes tenemos interés en el devenir del municipio, además del propio del disfrute de su inmenso espacio público, percibimos que un nuevo documento es una respuesta vana que no va a servir de mucho cuando las respuestas a la mejora del espacio urbano, o a su mayor parte, se puede acometer con iniciativas muy alejadas a clasificaciones de suelo, pongamos que de una docena de propietarios, o del legítimo interés de cien familias en que se legalice lo que nunca debió ser construido por carecer de amparo legal. Entiendo la inquietud de los propietarios de parcelas que no logran ver colmadas las expectativas que se habían creado y a aquellos otros cuyas viviendas siguen en un limbo. También desconcierta la desaparición de zonas verdes que se consideraron en su momento y que del verde cambiaron de color, lo que es tanto como decir que de uso.

Digo que la sola iniciativa del equipo de gobierno con el plan vigente sería suficiente para dar un vuelco a la ciudad. Siendo consciente de la perentoria necesidad de contar con suelo para determinadas dotaciones, también para vivienda de promoción pública, me detendría en lo que posibilita nuestro marco normativo actual. Incluyo aquí las ordenanzas municipales y el cumplirlas y hacerlas cumplir, siendo a mi juicio una de las claves para revertir determinada percepción que compartimos sobre Arrecife, aunque no sea la clave definitiva.

Todo es mucho más sencillo. No creo que nadie piense realmente que un nuevo plan va a dar alguna respuesta a la ciudad que conforman sus barrios conocidos, las vías que existen y cada uno de sus inmuebles. Las actuaciones para la ciudad que conocemos pasa por iniciativas cualificadas que no se amparan más que en plantear proyectos de actuación en las vías públicas y la voluntad de ejecutarlos. Si mencionamos las ordenanzas, su consideración, ya sea en la reguladora de la ocupación de la vía pública con terrazas y otras instalaciones, en la del servicio de limpieza y recogida de residuos domésticos, en la de conservación y estado ruinoso de edificaciones, en la de condiciones estéticas de la edificación, en la de actividades en la vía pública, o en la general condiciones estéticas zona centro..., ahí tenemos parte de la tarea. Piénsese que las ordenanzas son medidas blandas pero con una importante repercusión en “el aspecto” de la ciudad. Ahí puede ir un empeño, pero, con independencia de ello, lo gordo está en la falta de iniciativas de mejora, propuestas de intervención y decisiones que deberían surgir como resultado de una reflexión y de una invitación a la participación a quienes deseen realizar propuestas para su espacio público. La falta de sintonía de nuestros representantes públicos con la población suele ser un mal endémico, y su ausencia de curiosidad por pulsar a la opinión pública es casi peor, pues ya hemos constatado que el conocimiento no se adquiere cuando se accede a un cargo público. Si no se viene sabio de casa, se escucha y se aprende.

A la pregunta de si la ciudad de Arrecife podría lograr unas condiciones tales como para provocar un cierto vértigo por la sobreexposición a la belleza, digo que debería ser una meta. Síndrome de Stendhal, se denomina. Tampoco es que la belleza se regule en ningún plan general ni ningún representante público atendería a que tal concepto sea un derecho ciudadano. Ni tan siquiera habría acuerdo sobre dónde radica la belleza pues es un concepto cultural en permanente evolución. Lo que si seríamos capaces de acordar es qué ciudades son bellas y hasta el motivo por el que lo son. Cada día deberíamos recordarlo, así como que la ciudad de Arrecife tiene un reto por ser una capital comprendida en los límites de una reserva de la biosfera. Arrecife es el mayor reto del galardón tras lograr que el resto de la isla se haga merecedora del mismo. Y parte del reto es percibirla hermosa, que todo sea dicho, pasa por la asunción de todo cuanto forma parte de lo que hoy conocemos y de la adopción de las medidas que minimicen los aspectos negativos. No parece necesario adoptar una decisión de demolición y reconstrucción de ninguna parte de la ciudad, ni encomendarnos a un nuevo plan general para cambiarla, pues con las condiciones con las que cuenta y con contenidas intervenciones, ya experimentadas con anterioridad, obtendríamos grandes resultados. Experimentadas en Arrecife. No hace falta ir más lejos.

Conociendo algunas propuesta de orden estético del anterior equipo de gobierno en el Cabildo en el ámbito de la Reserva de la Biosfera, de altos costes económicos, de dudosa rentabilidad ambiental y social, y de una desigual relación entre coste y beneficio, no se han explorado nuevas alternativas -viejas y ya sabidas alternativas- por parte del nuevo gobierno insular para la ciudad ni se ha elevado ninguna por el ayuntamiento de Arrecife, el mayor concernido por el asunto.

Si algo tiene Lanzarote en el marco de las reservas de la biosfera, es un reto complejo por tratarse de un espacio habitado donde se debe conciliar las medidas ambientales y el desarrollo económico.

La sociedad carece de ilusión y el motivo radica en que nadie pone sobre la mesa un proyecto de futuro que lo propicie, ni tan siquiera ponen ningún proyecto, ni plan de actuación, ni verbalizan ninguna intención en este sentido.

Por lo expuesto, concluyo en que para el logro de determinados beneficios no se necesita de un plan general, ni del viejo ni de uno nuevo, sólo de ideas, voluntad de ponerlas en común y ejecutarlas, tino, observación y sentido común.

Parece existir una queja que se repite tras distintos mandatos municipales, sobre la imposibilidad de llevar adelante en Arrecife iniciativa alguna porque estas se enfrentan a la oposición y boicot de los técnicos municipales que parecerían disfrutar de un poder inexplicable. De suceder así, sería reprochable, pero aún más lo sería el hecho de que no se adoptasen las medidas para colocar a cada trabajador en el justo marco de las competencias que les corresponden, y, en su caso, de las medidas disciplinarias a que hubiera lugar. Resulta impensable que un regidor afirme que sus técnicos no permiten que nada prospere y que todo siga igual. Absolutamente absurdo. Lo más probable es que no haya iniciativa alguna y ante tal evidencia se justifiquen afirmando que los técnicos se las echan atrás.

Siguiendo con el hilo inicial, el pretexto de que nada se puede hacer en la ciudad sin un nuevo plan general le viene bien a algunos propietarios para que se agilice la respuesta a un interés particular. La espera del nuevo plan general les viene bien al gobierno municipal porque es su mantra para no intervenir, tal es la falta de ideas. Un nuevo plan general para lo que ya está ordenado es poca cosa, realmente muy poca cosa cuando lo que se demandan son proyectos para la ciudad. Seguro que ni con un nuevo documento nada cambiará, eso sí, alguno obtendría para su parcela lo que venía negociando. Si no hay ideas, propuestas, iniciativas, ni voluntad de articular un plan de participación para su búsqueda, esto no avanzará ni con plan ni sin él.

¿Qué estamos haciendo tan mal?

 

Comentarios

Solo he podido leer hasta la mitad. Al principio no daba crédito : un intelectual se opone a que Arrecife tenga un plan de ordenación urbana ( el que rige actualmente y nada es lo mismo ) . Debe de ser la suya un posición insólita en un país civilizado y por eso seguí leyendo un poco más, por curiosidad. Según usted así podremos seguir fastidiando a algunos propietarios de suelo atrapados por un plan caducado y pagando el IBI durante 30 años ( ¡ un noble objetivo, fastidiar, dañar , una prioridad para la dirección política de cualquier ciudad ! ) y mantener la dinámica de las últimas décadas ( a la vista están los resultados ) . En fin , parece claro que esta monstruosidad que hemos creado tiene sus valedores. ¿ Quién le paga a usted ? Y si no lo hace por dinero ... ¿ disfruta del espectáculo degradante para Arrecife y para toda la isla ? Muy morboso.
Le admiro la paciencia, Sin Esperanza. Leer a este señor excede la mía. Vaya fichaje, D.de L.
Está visto que los que han perdido la esperanza también perdieron las gafas. Está claro lo que dice el autor y no es que no haga falta un nuevo plan sino que ni el viejo ni uno nuevo valen para la ciudad construida ni para las calles que conocemos. En fin...
Flanere, pues no lo lea que la vida no está para disgustos. Lo interesante, no obstante, sería debatir y, su caso, rebatir.
No soy arquitecto ni urbanista pero es evidente que hay espacios de gran valor a ambos lados de la vía medular y por toda la ciudad que deberían ordenarse y de los que el Ayuntamiento podría sacar decenas de miles de metros para equipamientos , parques , etc . En general, la impresión que causa Arrecife es tan horrible porque salta a la vista que la ciudad no ha ejercido su competencia para ordenar y de ahí el aspecto tercermundista con grandes solares polvorientos , calvas enormes donde tendría que haber equipamiento, parques etc y la política permisiva e ilegal , desastrosa, de " dejar hacer " que ha desparramado la ciudad en todas direcciones . En definitiva, abandono , desidia , las autoridades se han inhibido , es alucinante y devastador . Pero es aún más terrible que sigan en la misma actitud. Son personas sin educación y por eso no han hecho ni harán nada.
No cabe duda de que la ciudad que conocemos es el fruto de planes generales anteriores y que un nuevo plan no le va a afectar siempre que no se propongan modificaciones a lo ordenado. Yo me hago la misma pregunta: ¿sirve un nuevo plan para los fines de mejorar lo que ya está ordenado? Parece que la respuesta es negativa, pues la peatonalización, el arbolado y las intervencionescen las vías públicas no son objeto de lo que recoge un plan general. Es lo que interpreto sobre lo que plantea el autor. No parece defender que no se haga un nuevo plan, sino que el que se haga no servirá a su aspiración de mejora de Altavista, Maneje, Argana, Arrecife centro...
A veces me pregunto si merece la pena escribir aquí, explicar cosas que en un contexto civilizado son obvias. Que un Ayuntamiento de la Unión Europea haya renunciado a ordenar la ciudad durante 30 años y que insista en esa actitud debería ser motivo para que el Estado intervenga. A estos opinadores movidos por la mala fe o por la ignorancia más absoluta no les basta con sobrevolar Arrecife y horrorizarse al comprobar el resultado del crecimiento desordenado. La ordenación de la ciudad debería ser continua , actualizada cada 5 años , adaptando la ciudad a los cambios , creando el marco jurídico seguro para que llegue el dinero grande y poder acometer las grandes transformaciones, completando la ciudad con los sistemas generales ( zonas libres, equipamientos, parques, comunicaciones .. ) que fueron abandonados y ya no se pueden desarrollar con el plan en vigor. Arrecife debe romper esa inercia que nos ha traído hasta aquí y empezar a usar las competencias urbanísticas con normalidad, como cualquier otro rincón del mundo civilizado. El 95 % de la gente vive de espaldas a la política y a los asuntos públicos, aquí y en Alemania, pero aquí el 5 % de influye y gobierna parece ser gente enferma , ignorante , malintencionada, rencorosa o estúpida. Negarse a ejercer las competencias urbanísticas para ordenar nuestra ciudad durante 30 años es grotesco. Si estos enfermos vuelven a prevalecer no creo que nadie pueda mantener la esperanza de revertir esta situación.
Un Plan General para una ciudad como Arrecife, es un instrumento imprescindible que ordena, modela y da coherencia a su desarrollo. Tiene, indirectamente, repercusiones en muchos ámbitos como movilidad, peatonalización, bienestar, disfrute ciudadano.......No es la panacea, ni tampoco soluciona todos los problemas. No puede deshacer todos los desmanes urbanísticos realizados antes de su vigencia, pero si no existe, es malo o permisivo, los desmanes continuarán produciéndose y dentro de 25 años nos quejaremos que los disparates hechos en estos años es por la ausencia de un buen plan general.
Lo siento mucho, Anónimo y Echedey, pero mis réplicas no han gustado a los censores de este diario.
Buenos días. Un fallo informático ha afectado a comentarios de los últimos días. Les rogamos que, si hay alguno de este artículo que no se ha publicado, lo vuelvan a enviar. Disculpen las molestias.
Disculpas aceptadas,admin. Decía que el problema, la causa, de que Arrecife (y de paso toda la isla, hasta el Archipiélago Chinijo, tan de moda en estos días) sufra este atraso de ordenación y desarrollo es la corrupción. Y agregaba que junto al caciquismo y la inepcia (ineptitud) de los responsables edilicios de todas las tendencias o partidos, eran sus cómplices. De modo que otro político nos venga a decir lo evidente es ocioso.
Qué otro político?
Pues éste.
Vaya. Tiene una bola de cristal o dotes adivinatorias.

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