Samuel Cabrera

¡¡¡¡Boom!!!!

¿Conflicto?, ¿de qué conflicto habla el PSOE?, porque lo que puedo apreciar es que unos grupos políticos que representan a menos de la mitad de una comunidad autónoma, dicen ser los llamados para liderar -ellos sí- un pulso al Estado, saltándose todas las normas posibles, las de la política, las del derecho y las de la legalidad. No sé si este PSOE derivado en una secta cree que merece la pena generar un conflicto -ahora sí- con el pueblo español, con la Justicia, o con las altas instituciones del Estado. Sánchez, que no aquel PSOE del que se adueñó, prostituyó y abdujo, no quiere oír ni hablar de que el PP le superó en número de votos. Si bien ese resultado es una victoria, eso no significa que el PP pudiera gobernar. Ni el PP, ni partido alguno que no hubiera obtenido la mayoría absoluta, por tanto, tocaba pactar hasta conseguir los números. Digo esto, porque en el discurso de todos los cargos públicos del PSOE, le han metido, por la fuerza del embuste, que las urnas dieron la victoria al PSOE. Se puede ser más retorcido y lo estamos comprobando con la fórmula para llevarse el colchón de Moncloa con los siete votos de Puigdemont, y puede que se sigan superando.

Las urnas no dieron la victoria a Sánchez, las urnas no dieron la victoria a Sánchez, las urnas…, es mi mantra contra su mantra y el de SUMAR, de que las urnas dieron su voto a los progresistas, que es como gustan denominarse. Aunque en la cabeza de los votantes del PSOE y de SUMAR tuvieran la secreta aspiración de que estaban votando un paquete en el que iban dos partidos, que lo dudo, aún así, SUMAR más el PSOE, no suman, y eso es incontestable. La machacona realidad es que no ganaron las elecciones, no ganaron las elecciones, no ganaron…

Qué pacto por la convivencia hace Sánchez cuando para gobernar se entrega a calzón bajado a las exigencias de los independentistas. Qué convivencia, con quienes no la desean, con quienes la dinamitan porque no quieren aceptar las reglas de juego de la democracia, por eso tienen al pueblo en la calle y a los ultras aprovechando la confusión para sus batallas campales. Me resisto a pensar que hayan sido enviados por los propios independentistas para generar un conflicto de resultados insospechados que vaya dinamitando las instituciones. No sería ninguna novedad. El PSOE se presta al juego porque han devenido en pandilla callejera, sí, todos, tanto los que babean sin fisura ante la desquiciante personalidad de su líder, como los que con su silencio y cobardía permiten semejante quiebra del sistema. Pueden ponerle nombres a todos nuestros líderes locales apuntados a brutos. No se corten.

Algo ha estallado en nuestras constitucionales costuras. Algo ha reventado la convivencia en este país. Quien nos iba decir que un partido constitucionalista hasta hace nada, iba a protagonizar semejante salida de madre por una ambición desmedida de quien los dirige, y cuya permanencia es su mejor garantía de mantener sus privilegios. En nombre de España y de la conviencia, además. Que el PSOE lidere esta machangada y que sus cargos públicos aplaudan el golpe de mano, supone el inicio de un conflicto de difícil solución. En teoría, para resolver ese no sé qué con un grupo de catalanes que sólo representa a una parte de los catalanes, dinamitan la convivencia con una mayoría de españoles. El apego al poder de lo que más parece una panda de gamberros incontrolados, los deja en los márgenes de la decencia, sí, a todo el PSOE, a sus cargos públicos y a los militantes que aún no han roto el carnet, eso, o indicios de esquizofrenia colectiva, por aquello de las ideas delirantes.

Es la quiebra de la democracia, el fin de principios y valores que deben regir el ejercicio público. Para no quemarse, Sánchez manda a otros a los recados que no quiere hacer y a que den la cara por él. Todo, en el marco de la Constitución, claro. También puede uno cagarse en la madre de los demás, pero sin olvidar la Constitución. Justo es lo que debe estar haciendo gran parte de la ciudadanía, mientras Puigdemont se descojona de todos nosotros porque sabe de la pasta de qué está hecho Sánchez y lo poco que le importa todo lo que no sea su imagen reflejada en el espejo.

 

Comentarios

Si quieren acabar con el independentismo Catalán, dejen libre a Puigdemont. Que sea el cobarde que nunca entró a prisión mientras sus compañeros como Oriol Junqueras afrontaban la justicia y entraban a la cárcel. Y no olvidemos que una de las principales causas del independentismo Catalán es la corrupción. Entrará en prisión M. Rajoy?

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