El momento álgido de la economía lanzaroteña sopla a favor del desarrollo de nuevas urbanizaciones. Hay dos piezas de suelo que acaban de comenzar su tramitación: el sector denominado El Cable-La Concha, en una de las zonas más privilegiadas del litoral de Arrecife, y un polígono industrial y comercial en la zona de la antigua Panificadora Lanzaroteña, en la salida de Tahíche hacia la capital. Estas son las principales claves.

El Cable. Al otro lado del paseo marítimo, junto a la playa de El Cable, se encuentra una valiosa pieza de suelo de 208.451 metros cuadrados que, con los ajustes de propiedad, se queda en unos 5.000 metros menos. Se trata de un suelo urbanizable, según el Plan General en vigor, que ya en los años 90 del siglo pasado trató de ordenarse, sin éxito.

Se incluyó como el primer sector urbanizable de la Adaptación Básica del Plan General de Arrecife a la Ley del Suelo, con la posibilidad de construir viviendas unifamiliares aisladas, con dos plantas de altura máxima. Con una densidad de 25 viviendas por hectárea, saldrían algo más de medio millar de viviendas como máximo. En el planeamiento municipal se destaca otra particularidad: se compensaría en este sector a los propietarios de una pieza de suelo de 38.500 metros cuadrados en frente de los Juzgados de Arrecife, entre la Vía Medular, el Instituto César Manrique y la prolongación de la calle Triana en dirección al barrio de San Francisco Javier.

Antecedentes. Con la elaboración del nuevo Plan General, que se ha eternizado, el planteamiento del equipo redactor de la empresa pública Gesplan sobre esta pieza de suelo, en primera línea del litoral, ha ido variando, de un extremo a otro. Así, en un borrador del año 2015 se congelaba su posible desarrollo al considerarlo un suelo “diferido”. El análisis que hacía en aquel momento el equipo redactor era que no estaba previsto “crecimiento poblacional” en la capital de la Isla durante los próximos años. Nueve años después y tras la crisis derivada de la pandemia, Lanzarote ha vuelto a cifras máximas de afluencia turística, con récord de ingresos.

En los últimos borradores del nuevo planeamiento municipal, que no ha pasado de la fase de aprobación inicial, acordada en 2014, el planteamiento del equipo redactor varió de forma radical: de postergar el desarrollo urbanístico del sector de El Cable y La Concha a aumentar la densidad edificatoria hasta las 575 viviendas previstas, uso residencial y tres plantas de altura. Eso sí, con un parque urbano de 54.800 metros cuadrados (el Parque Temático junto al Cabildo mide unos 37.500 metros) y la compensación de 10.575 metros cuadrados de una parte del Islote del Francés.

Esta última previsión se produjo, obviamente, antes de que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) avalase la fórmula para que el Ayuntamiento obtuviese el suelo del islote, simplemente compensando 34.000 metros en La Bufona y 44.450 metros en Naos.

Parcelario de la urbanización, entre la autovía LZ-2 y la playa del Cable.

Ordenación. Los promotores del plan parcial de El Cable y La Concha destacan “la necesidad de suelo residencial de calidad media-alta que permita cualificar el frente marítimo de Arrecife”. La mayoría del suelo pertenece a las empresas Isamar e Inurlasa (más del 52 por ciento del sector entre ambas), si bien también hay otros propietarios lanzaroteños. En cuanto a la ordenación, en la parte próxima al litoral “se genera un importante espacio libre en el frente costero”, que sería el parque “de mayor dimensión de la ciudad”.

En la nueva urbanización residencial los espacios libres rondarían los 40.000 metros cuadrados

Los espacios libres rondarían los 40.000 metros cuadrados. En la parte más cercana a la LZ-2 (la autovía entre Playa Honda y Arrecife), se dibuja una zona comercial en una parcela de 1.703 metros cuadrados, mientras que el resto sería destinado a vivienda. En buena parte de las parcelas se construirían dos viviendas pareadas. En total están previstas 284 viviendas.

El desarrollo completo del sector se mueve en unas cifras astronómicas: la urbanización costaría unos 9,2 millones de euros, mientras que la construcción de las viviendas y del edificio comercial rondaría los 79 millones de euros. En total, más de 88 millones de euros. Incluyendo otros gastos, como la compra de suelo o indemnizaciones, el montante global de la operación urbanística superaría los 98 millones de euros. Sin embargo, la viabilidad, a priori, parece clara: si se vendiese el suelo sin edificar, es decir, las parcelas tras la urbanización, el beneficio neto rondaría los 12 millones de euros, con una rentabilidad de alrededor del 32,9 por ciento.

Futuro polígono industrial y comercial en Tahíche, en las proximidades de Arrecife.

Tahíche. A las puertas de Arrecife, en las proximidades de la carretera de Circunvalación, se ha empezado a tramitar la evaluación ambiental de un nuevo polígono industrial y comercial. Son 117.137 metros cuadrados en la zona que desde hace décadas ha tenido algún tipo de actividad industrial, como la antigua Panificadora Lanzaroteña. Esta pieza de suelo está incluida como suelo urbanizable sectorizado no ordenado en el Plan General de Teguise, aprobado en 2014.

En Tahíche se ordenarán 117.000 metros industriales y comerciales

En la justificación, los promotores destacan la “necesidad de dotar al municipio de una determinada cantidad de suelo industrial y terciario”, además de la “situación estratégica” del futuro polígono, con acceso a la Circunvalación y “comunicación directa con el aeropuerto y el puerto principal de la Isla”. Entre los promotores con más cantidad de suelo en el futuro polígono se encuentran las empresas Distribuciones Viera o Alcruz Canarias.

La ordenación prevista para el polígono incluye una edificabilidad lucrativa máxima de unos 27.500 metros cuadrados construidos, con edificaciones de dos plantas y ocho metros de altura. La mayor parte de la edificabilidad sería industrial (18.400 metros construidos), aunque contaría con dos grandes parcelas comerciales (6.600 metros cuadrados), en la parte más cercana a la LZ-1, la vía que conecta Tahíche con Arrecife.

El coste de la urbanización rondaría los 3,3 millones de euros. Entre esa inversión y el valor inicial del suelo, por cada metro cuadrado que realmente puede ser vendido se repercuten más de 80 euros. No obstante, “en áreas similares cercanas” el valor de venta del suelo industrial y comercial está por encima de los 200 euros el metro cuadrado, por lo que la ejecución del polígono “es rentable”.