DESTACAMOS

Un millar de personas viven con vih en Lanzarote

La transmisión del virus experimenta una 'segunda ola' por la menor sensación de riesgo en menores de 25 años

Lourdes Bermejo 2 COMENTARIOS 04/12/2021 - 08:57

Kiko Cedrés conoció su diagnóstico positivo de vih el 10 de enero de 1990. Aunque han pasado más de treinta años, no olvida lo que aquel anuncio supuso para él: “Una sentencia de muerte”. En aquellos primeros años, la medicina ofrecía pocas expectativas de recuperación del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

Con el paso del tiempo, “y sobre todo tras entrar en contacto con la asociación Faro Positivo”, Kiko cambió su forma de pensar: “Vi que no nos moríamos, que podíamos incluso tener hijos y hoy, para mí, el vih es como un compañero de viaje”, argumenta este luchador que ha dado ejemplo de valentía a otros pacientes.

Kiko cuenta que un grupo de amigos se reunió en el año 2002 en una cafetería de Arrecife “porque veíamos la necesidad que había de contar con una asociación que velara por las personas con vih de la Isla, nos pusimos las pilas y, en marzo de 2003, Faro Positivo ya estaba funcionando legalmente”, recuerda.

Sin embargo, no era el mejor de los tiempos para la lucha no sólo médica, sino social de la enfermedad: “Fue muy difícil, no ya en Lanzarote, en todos lados. No era como ahora. No sabíamos nada del tema, ni siquiera los médicos”.

Así las cosas, el primer objetivo de la nueva asociación fue luchar contra la desinformación generalizada y procurar ayudar a las pocas personas que estaban en tratamiento entonces. “Llevamos el mensaje a todos lados, aunque para ello tuvimos que aprender nosotros primero. Organizábamos charlas, hacíamos campañas y reparto de preservativos, acudíamos a entrevistas en los medios... Lo que fuera, con tal de concienciar sobre la prevención e informar de las vías de transmisión del virus”, explica Kiko, que formó parte de la junta directiva de Faro Positivo hasta su desaparición en 2012.

“Pasamos de recibir en 2010 un total de 100.000 euros del Cabildo y los ayuntamientos a 6.000 en el año 2011. Con eso no se puede mantener una asociación que hace el trabajo que corresponde a las administraciones”, sentencia Kiko.

En realidad, la desaparición de presupuestos públicos para campañas fue una constante a partir de 2010, coincidiendo con la evolución en la eficacia de los tratamientos médicos. Como consecuencia de ello, la población fue ‘perdiendo el miedo’ y descuidando el comportamiento preventivo en las relaciones sexuales de riesgo.

Así se llegó al año 2017, donde se produjo un alarmante repunte de casos de vih, revirtiendo la tendencia a la baja desde 1990. Como dato ilustrativo, está la edad media de los nuevos positivos, menos de 25 años, es decir, la primera generación “en la que ya no quedaron grabados los mensajes de las campañas informativas de masas”, como subraya Nahum Cabrera, presidente de Lánzate y coordinador del grupo vih de la Federación estatal de asociaciones LGTBIQ+.

En Lanzarote, un millar de personas viven con vih y están en tratamiento. “Los datos de 2017 hicieron saltar todas las alarmas y en Lánzate decidimos tomar el relevo de las campañas que había realizado Faro Positivo, enfocadas desde la línea de trabajo de la salud sexual y desde el concepto de salud universal, también por el trasfondo del fenómeno de las personas migrantes que llegan con vih y no tienen acceso a la sanidad española. Hay que pensar que el actual tratamiento tiene un coste de 800 euros por paciente”, explica Nahum.

Así, Lánzate empezó con el reparto masivo de preservativos, que cedió el Servicio Canario de Salud, “aunque nosotros financiábamos el empaquetado y prospecto informativo sobre vih”. Actualmente, el colectivo por los derechos LGTBIQ+ de Lanzarote es “el mayor suministrador de condones de la Isla”, explica Nahum, con humor. Cabe decir que los preservativos son gratuitos y se reparten en eventos sociales y en la propia sede de la asociación en Arrecife.

La concienciación frente a la enfermedad es “muy baja” en la Isla, se lamentan los colectivos que trabajan en su prevención. “Antes era muy habitual el reparto de preservativos, por parte de Protección Civil o Cruz Roja, pero ya hay una generación completa que ya ha crecido sin esta filosofía y aquí tenemos la segunda ola”, advierte Nahum.

El 70 por ciento de los positivos se producen en personas menores de 25 años y en el caso de la Isla, como en todas las zonas turísticas, el riesgo se multiplica en el perfil poblacional más afectado, el de hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, por la multiplicación de parejas en contactos esporádicos con visitantes de otras latitudes.


Kiko Cedrés, uno de los fundadores de Faro Positivo.

Nuevo escenario

Las cosas han cambiado sustancialmente desde los primeros años de la enfermedad, cuyo primer caso se detectó hace ahora cuatro décadas, en un auxiliar de vuelo de una compañía estadounidense que cargó con el sambenito de ‘paciente cero’ de 2.500 afectados, por su supuesta promiscuidad. La leyenda solo contribuyó a la estigmatización de la enfermedad en gays, toxicómanos y hemofílicos, los llamados de forma pseudocientífica ‘grupos de riesgo’.

Por fortuna, el tratamiento sanitario y la actitud social han avanzado exponencialmente. En el reciente congreso de la Coordinadora estatal de vih y sida, Cesida, se ha puesto de manifiesto el espaldarazo que los cuarenta años de investigaciones sobre el comportamiento del virus ha supuesto para la rápida obtención de la vacuna contra el Covid.

Las aseguradoras siguen hoy en día negando pólizas de vida a clientes con vih

La medicación actual para los tratamientos de vih es una combinación de inhibidores de la transcriptasa inversa y de la proteasa, las proteínas que interactúan en el acople del virus a los CD4 o células madre, y que, al ser neutralizadas, dejan al virus sin capacidad de adherencia. Además, la actual medicación no produce efectos secundarios, por lo que se han dejado atrás los problemas renales, hepáticos o de lipodistrofia de los tratamientos anteriores.

Nahum Cabrera señala varios hitos “fundamentales” del nuevo escenario sociosanitario del vih, donde ya no existe la estigmatización. El primero es la ecuación i=i (indetectable igual a intransmisible). Esta premisa, publicada por la OMS en 2017 y sustentada con las pertinentes investigaciones médicas constata el corte de la cadena de transmisión del virus en personas con vih indetectable.

El segundo hito es la progresiva normalización de la enfermedad en el acceso a las administraciones públicas. No así en las privadas. Baste citar las oprobiosas cláusulas de las compañías aseguradoras que rechazan hoy día a clientes con vih en cualquiera de las pólizas que requieren un seguro de vida, “ya sea hipotecas o el seguro de coche”, subraya Nahum.

En el ámbito público, hasta hace dos años estas cláusulas aparecían también en las bases de los concursos de empleo público a cuerpos como la Policía Nacional o el Ejército. Otras de las medidas, esta vez profilácticas, que han rebajado el riesgo de contraer la enfermedad son los medicamentos prep y pep (profilaxis ante y postexposición al virus) que se administran, o bien diariamente, o bien en días anteriores y posteriores a mantener una relación sexual de riesgo.

En Lanzarote, la medicación prep se administra de manera gratuita y conlleva un seguimiento de la unidad de medicina interna del Hospital Molina Orosa. Actualmente, no más de veinte personas siguen este tratamiento, totalmente gratuito e inocuo, posiblemente por desinformación, ya que es habitual su venta comercial, “lo que no conlleva el seguimiento casi monitorizado, que se está haciendo en el centro hospitalario”, explica el presidente de Lánzate, que anima a las personas con perfiles de riesgo a integrarse en este programa que ha llegado hace apenas dos años a la sanidad canaria.

En cuanto al tratamiento post-relación, se trata de un inyectable que adquiere máxima eficacia entre las cuatro y las 72 horas posteriores al contacto de riesgo. Pero si hay una medida sanitaria recomendada para el control de la transmisión del virus es la prueba rápida, “algo tan sencillo como es hacerse una prueba diagnóstica que detecta los positivos y permite aplicar el correspondiente tratamiento para que en pocas semanas el virus, si es que ha sido adquirido, quede indetectable y, por tanto, intransmisible, evitando una posible propagación”, explica Cabrera.

Comentarios

Pues que se queden en la casa y no salgan!!! Ya está bien de paripes.
A ti es al que había que encerrar, anormal

Añadir nuevo comentario