REPORTAJE

Tron Jorstad, el primer promotor de Playa Blanca: “La mayoría pensaba que era una ruina”

Tron Jorstad en su casa / Foto: De la Cruz.
Saúl García 6 COMENTARIOS 13/07/2015 - 09:38

Trondheim es una ciudad noruega cuyo significado es 'casa de Tron'. Esa palabra, tallada en madera, preside el garaje de la casa de Tron Jorstad (Noruega, 1936). La casa de Tron no está en Noruega pero sí está en la calle Noruega, en Playa Blanca, en la primera urbanización que se construyó en los años setenta, Montaña Baja, dentro de Montaña Roja.

La construyó el propio Tron, que hoy sigue viviendo allí, mirando desde su terraza una impresionante vista de Isla Lobos, recordando cómo era Playa Blanca cuando llegó, en noviembre de 1971, recordando lo que había y lo que no había: no había agua, ni corriente ni en los aljibes, no había luz eléctrica, ni teléfono, ni escuela, no había coches ni asfalto y no había ni un árbol ni una flor.

Sí había una docena de casas junto a la playa y el almacén de la sal, y cerdos que comían lo que encontraban y que se los comían a ellos en Navidad. “Hoy no hay cerdos pero hay muchos coches- dice- y son un problema porque no hay aparcamiento”. Y hay árboles, (“parece un oasis”) y por supuesto hay muchas más casas, y villas, y apartamentos y hoteles y turistas...

Tron Jorstad nació a setenta kilómetros de Oslo el 27 de septiembre, el Día internacional del turismo, en una zona rural donde sus padres eran propietarios de un hotel. Se hizo ingeniero y estuvo al frente, en los años sesenta, del mayor proyecto hidroeléctrico del país, pero sólo le interesaba ponerlo en marcha. Cuando le llamó uno de los constructores más conocidos de Noruega, Trygve Brudevold, que “a sus 94 años sigue yendo a trabajar cada día a su oficina”, no se lo pensó. En 1956 se había embarcado en un crucero en Nueva York, como cocinero y camarero, había llegado a Dakar y después a Tenerife. Era febrero y la vista de El Teide nevado, desde el barco, le impresionó. “Tengo que vivir en estas islas”, se dijo. Tardó 15 años pero llegó.

En Playa Blanca ya había otros noruegos, y sobre todo un danés, Niels Prahm, que se habían dedicado a comprar terrenos, “con escritura y sin escritura” para desarrollar un turismo que ya no tenía vuelta atrás. En 1974 Prahm vende las acciones de Club Lanzarote y se marcha a Sudamérica. Los noruegos, Brudevold y sus socios, se hacen con doce millones de metros cuadrados, todo el suelo que hay desde la Iglesia hasta el Faro de Pechiguera.

En 1979 se convierte en el Centro de interés turístico nacional Montaña Roja o plan parcial Montaña Roja, que aprueba el Gobierno central. Unos años antes ya habían construido las primeras 19 casas de Montaña Baja con un permiso especial. Comenzaron a construir el 5 de marzo de 1976: “se reían de nosotros por construir tan lejos del mar”, dice Tron, porque ellos valoraban más la vista y la tranquilidad que la cercanía al mar, “y la mayoría de la gente pensaba que esto era una ruina”, y después comenzaron ya con 128 más, Casas del Sol, y luego con La Perla, Las Margaritas, etc...

Para la entrevista, Tron ha colocado en su jardín un póster que incluye una foto de Playa Blanca en 1973 y otra en el año 2000. En la primera solo hay una docena de casas. Dice Tron que ellos “regalaron” los terrenos, las parcelas, a las personas que vivían en esas casas y que no tenían escritura, porque el lote que habían comprado incluía también las casas existentes. En realidad lo que hicieron fue respetar la propiedad de quienes habían llegado mucho antes que ellos. Después el Ayuntamiento se encargó de hacer las calles.

Lo que sí regalaron fue 300.000 metros para la escuela. En 1978 sólo había un profesor, Jaime Quesada, y 14 alumnos. Hace tres años, a Jorstad le hicieron un homenaje (la biblioteca del colegio lleva su nombre) y en el colegio había 44 profesores y 850 alumnos de 45 nacionalidades distintas. “Un poco sí ha cambiado”, dice son sorna. También ha recibido hace poco un reconocimiento del Ayuntamiento por “regalar” esas parcelas.

En los primeros años, Club Lanzarote tenía oficina en Playa Blanca, sin teléfono, y en Yaiza, con teléfono. Se comunicaban por radio entre una y otra cuando llegaba algún cliente, principalmente noruegos, austriacos, alemanes o ingleses. En 1980 sólo había un teléfono en Playa Blanca, de un vecino, que dejaba usarlo al resto. “Tenías que hacer cola y oír la conversación del que estaba delante”, recuerda.

La empresa iba construyendo y también vendiendo parcelas, con el plan ya aprobado y las normas de cada parcela, para obtener liquidez y poder seguir. Primero instalaron 30 transformadores, hasta que llega la luz en 1978, pero el problema del agua era mayor porque en agosto y septiembre no llovía nada y la gente tenía problemas para llenar sus aljibes. “Entonces Playa Blanca era muy pobre, había dos aljibes pequeños y la gente iba con una cuba y cogía agua o venían camellos desde Femés”. “Ahora tampoco llueve”, dice Tron, que apunta que en los últimos tres meses han caído sólo 0,2 litros. Lo sabe bien porque tiene una de las estaciones medidoras del Cabildo en su casa.

“Entonces Playa Blanca era muy pobre, había dos aljibes pequeños y la gente iba con una cuba y cogía agua o venían camellos desde Femés”

Con el paso del tiempo hubo diferencias entre los socios. Brudevold quería construir y “otros sólo querían especular y vender”, y se separaron. En esa época, Tron viajaba cada dos semanas a Madrid para buscar clientes y para gestionar la aprobación de los proyectos de cada parcela. “Para el proyecto de Casas del Sol, fui por la mañana a Madrid y volví por la noche con él aprobado”, dice. Después empezó a tener competencias el Ayuntamiento, con Honorio García Bravo, y el Cabildo.

En 1991 el PIO desclasificó 25.000 camas de las 55.000 que se habían aprobado inicialmente en Montaña Roja, y permitió a cambio un campo de golf que nunca se ha construido. El pleito por la desclasificación lo acaba ganando Montaña Roja, con un coste de unos seis millones de euros para el Cabildo y el Gobierno. El 30 de marzo del año 2000, Joaquín Cañada compra las acciones de Club Lanzarote, “y aquí ya no pintamos nada”, según Tron.

No quiere hablar de otros empresarios de la zona, con quienes no ha tenido relaciones comerciales, ni dar su opinión sobre los políticos locales, aunque los ha conocido a todos. Reconoce, eso sí, que ha habido especulación y que hay urbanizaciones de adosados “que tienen mucho volumen”. También ve como un gran problema las urbanizaciones que han quedado a medio construir y sobre los problemas urbanísticos de Playa Blanca asegura que “es complicado cambiar las normas de toda una isla”.

Comentarios

Añadir nuevo comentario