Nadie se explica, sobre todo la familia del fallecido, que más de quinientos días no hayan sido suficientes para que la investigación diera con una pista que les llevara hasta los responsables de la muerte de Roberto.

Para Víctor, hermano de la víctima, estos años han transcurrido entre la espera, la desolación y la incertidumbre. Cree que el Estado, ese que garantiza la justicia para todos, le ha dado la espalda por falta de dinero. No hay un día en el que no mire el teléfono con la esperanza de recibir una llamada que ponga fin a esta pesadilla. Quienes mataron a su hermano siguen en la calle y por más que él lo ha intentado sus esfuerzos terminan siempre por esfumarse.

Cada 24 de enero se manifiesta para exigir una respuesta que desafortunadamente no ha llegado. Ha tenido que cambiar de abogado, todos de oficio, hasta en dos oportunidades. La última representante legal que le han asignado ha abierto una posibilidad para la reapertura de un caso sobreseído de forma provisional por falta de pruebas. Esta circunstancia no fue notificada a Víctor como parte perjudicada pese a estar personado en la causa.

Precisamente esta situación ha llevado a su abogada a presentar un recurso ante el Juzgado de instrucción número cuatro de Arrecife. En ese recurso se solicita la nulidad del archivo ya que la familia no fue notificada del sobreseimiento por lo que entiende que han sido vulnerados sus derechos dejándoles en un estado de indefensión.

Obtener el informe es determinante ya que les dará herramientas para combatir los argumentos por los que la investigación fue cerrada. Según la letrada Mónica López de Baró, si el documento no prospera lo elevará a la Audiencia Provincial de Las Palmas para que resuelva en apelación.

Seiscientos folios resumen este crimen que aún está en fase de diligencias previas enmarañada en medio de testimonios contradictorios, con varios sospechosos y ni un solo imputado.

El archivo provisional del caso no se comunicó a la familia de la víctima, dejándola en un estado de indefensión

El tiempo ha transcurrido inexorable desde la fría noche de aquel 24 de enero de 2011, cuando Roberto Martín recibió una puñalada mortal en la zona dorsal de su cuerpo que le desangró. No hay arma homicida, pero sí un posible móvil: ajuste de cuentas por tráfico de drogas.

Desde que la Policía Nacional de Arrecife asumió la investigación, se ha tomado declaración a una decena de testigos que no han llegado a aclarar exactamente lo que pasó aquella noche. Tras esas pesquisas los agentes pidieron hace unos años la detención de dos personas sospechosas aunque el Juzgado que instruye el caso no lo creyó oportuno.