Lanzarote se enfrenta a uno de sus grandes desafíos: la transición energética. El reto es llevarla a cabo sin hipotecar el paisaje de la Isla y evitar la dispersión de parques eólicos y plantas fotovoltaicas, como está sucediendo en Fuerteventura, que con Lanzarote forma un único sistema eléctrico. La última planificación que se hizo pública, al final de la pasada legislatura, emanó del Gobierno de Canarias y permitía la ocupación de más de 89 kilómetros cuadrados para energía eólica y hasta 196 kilómetros cuadrados para fotovoltaica. En total, el 34 por ciento de la superficie insular.

Sin embargo, el colectivo PLZ21 ha lanzado una iniciativa (consultar aquí) que plantea alcanzar a futuro los 150 megavatios de energía eólica y los 300 megavatios de energía solar, que permitirían la descarbonización de la economía y la electrificación del transporte, concentrando las instalaciones en apenas siete kilómetros cuadrados, menos del uno por ciento de la superficie de la Isla. El objetivo es evitar la “contaminación visual” y que “se altere de forma irremediable el principal activo de Lanzarote, que es su paisaje”.

En la actualidad, la demanda de Lanzarote es de unos 130 megavatios, con una potencia necesaria instalada de 154 megavatios, la mayoría procedentes de la central térmica de Endesa. La penetración de las renovables es muy baja: apenas el 11 por ciento, casi la mitad de la media de Canarias, que a su vez es menos de la mitad de la media estatal. En la Isla hay 31,5 megavatios eólicos, que serán algo más de 40 cuando se instale el nuevo parque público que está en ejecución. En cuanto a la fotovoltaica hay unos 18 megavatios instalados, gracias sobre todo a plantas privadas.

PLZ21, desde el ámbito social, apuesta por definir una serie de emplazamientos limitados para energías renovables. Hasta ahora, el Gobierno de Canarias ha planificado descartando una serie de suelos por estar protegidos o situarse en las proximidades de núcleos de población, pero dejando vía libre para que tanto la iniciativa pública como la privada puedan instalar equipamientos energéticos en el resto del territorio. De tal manera que en el Plan de Transición Energética de Canarias (PTECAN) se contemplaban áreas para renovables en todos los municipios de forma dispersa.

El objetivo es evitar que “se altere de forma irremediable el paisaje” de Lanzarote

El planteamiento alternativo, que ha sido trasladado a instituciones como el Cabildo de Lanzarote, aboga por limitar a tres los emplazamientos para eólica: por un lado, mantener Los Valles y, por otro, consolidar dos áreas entre Zonzamas y Montaña Mina –donde ya se han venido instalando aerogeneradores- y de la carretera cercana LZ-34 hacia el interior, con no más de cuatro kilómetros cuadrados en conjunto. La gran apuesta por la fotovoltaica, cuyas instalaciones se pueden camuflar mejor, “con menor impacto visual”, se concreta en seis zonas: entre Zonzamas y Montaña Mina, otra un poco más al norte, en las inmediaciones del karting de San Bartolomé, dos áreas junto al karting de Tías en las proximidades del aeropuerto y al norte de la central térmica de Punta Grande. En total, unos tres kilómetros cuadrados.

En la justificación de la iniciativa se destaca que la definición de los suelos adecuados para equipamientos energéticos debe producirse “desde Lanzarote”, articulando un proceso de participación, “acotándolos al máximo y fijándolos de forma exclusiva, en vez de abrir la mano con una zonificación altamente expansiva como la del PTECAN, que causaría un alto impacto territorial y paisajístico irreversible”.

“Deuda histórica”

La propuesta aboga por el liderazgo de la iniciativa pública, para que el viento y el sol de la Isla reviertan a la sociedad. Por una parte, limitando las áreas de implantación en instrumentos como el Plan Territorial de infraestructuras energéticas, y por otra, impulsando la inversión. La expropiación o compra del suelo para fotovoltaica saldría por unos seis millones de euros y la instalación de los primeros 90 megavatios solares saldría por unos 90 millones. La colocación de otros 15 aerogeneradores que sumarían más de 34 megavatios saldría por 45 millones de euros.

“El costo de estas nuevas plantas, tanto eólicas como fotovoltaicas, debería ser en su mayor parte asumido por la comunidad autónoma, sobre todo teniendo en cuenta la deuda histórica en materia de inversiones que ha existido en la Isla”, concluye PLZ21.