La número uno del Hospital: una auxiliar
Sonia Díaz Ortega es auxiliar de enfermería en el servicio de cardiología del Hospital José Molina y le han concedido el premio a la mejor profesional de la Gerencia de Lanzarote
Sonia Díaz Ortega es técnica en cuidados auxiliares de enfermería, desde el año 2022, en el servicio de cardiología del Hospital José Molina Orosa, y desde hace un mes ya puede presumir del Premio Canarias a las Ciencias de la Salud e Investigación Biomédica, en su caso en la categoría que premia al mejor, o la mejor, profesional de cada una de las gerencias. “Además de por sus competencias técnicas, se distingue por su humanidad, capacidad de trabajo y serenidad en situaciones de estrés”, dice la justificación del premio.
Nació en Las Palmas de Gran Canaria aunque llegó de niña a Lanzarote. Su padre también trabajó en el Hospital, pero no era sanitario sino fontanero. Esa era toda su relación familiar con el mundo de la sanidad cuando ella decidió formarse como auxiliar de enfermería, y de paso también como técnico de jardín de infancia, por si le tocaba en el área de pediatría. Cuando empezó a estudiar comprobó que su intuición de que era lo que le gustaba era la correcta: “Esto es lo mío”, dijo.
Primero pasó por el servicio de urgencias, lo más duro “pero donde más se aprende”. “Es por donde primero entra el paciente y vas a ver de todo: de cardio, de uro, de neumo, de todas las especialidades”, dice. Luego estuvo “pico pico”, en quirófano, esterilización, medicina interna, rehabilitación o consultas externas, hasta que llegó a las pruebas funcionales de cardiología, donde lleva 19 años y es la más veterana del servicio, “pero no la más vieja”. “He visto venir a todos los cardiólogos que están hoy, se han adaptado a mí y yo me he adaptado a ellos”, asegura. A ella, pero se refiere principalmente a la dinámica de trabajo que ya había instalada y que “nos deja bastante rienda suelta para poder organizar nosotros”. El objetivo principal, dice, es que el trabajo “fluya”.
En su profesión, “lo importante es la organización, el orden”. Por su área pasan pacientes de planta, de urgencias y otros que vienen desde su casa, y para hacerse pruebas distintas, y todo eso hay que organizarlo. Allí se hacen espirometrías, se ponen monitores holter, se corre en una cinta o se hacen distintos tipos de ecogafías para detectar el estado de salud del paciente, y aunque la organización sea importante, lo es más el trato que se le da al paciente. Dice Sonia que hay que explicar bien las pruebas al paciente, “que muchas veces no sabe ni para lo que viene aunque se lo haya explicado el médico”. “Algunos vienen nerviosos, con miedo y hay que tranquilizarlos un poco”.
Otros, que desafortunadamente repiten, ya la conocen y sienten alivio cuando ven una cara conocida. Eso les tranquiliza a ellos y la enorgullece a ella, que se acuerda de las caras, aunque no tanto de los nombres. “Algunos vienen desde que eran jovencitos y me van contando lo que hacen en su vida”, dice.
Chari, su compañera, que es enfermera, dice que lo del trato “se lleva dentro” aunque lo puedes moldear un poco “y aprendes a tratar mejor a la gente” a través de la psicología inversa. Sonia asegura que ha tenido “muchas maestras” en los distintos servicios en los que ha trabajado. “He ido aprendiendo de mis cosas, de una compañera he cogido esto, de la otra he cogido lo otro... Cuando yo empecé en este servicio, solo éramos una auxiliar y una enfermera, o la ayudaba yo a ella o no avanzábamos nada. Ella confiaba en mí, yo confiaba en ella, y me empezó a explicar más cositas, fue delegando más tareas para poder liberarse y dedicarse a otras”. Esto, que algunas lo verían de manera negativa, porque acumulas más trabajo y más responsabilidad, para Sonia es una suerte.
Su compañera Marta dice que Sonia es un pilar en cardiología: “Sin Sonia esto se viene abajo”. Anjara también es su compañera en el servicio y su amiga fuera del Hospital. “Ella es la que me enseñó, es única”. Se dejan mensajes, entre ellas, de lo que queda por hacer, de las tareas que han colocado en el corcho, para organizarse mejor. Que sean amigas “hace que el trabajo sea bueno, que haya un buen clima y un buen ambiente, eso es importante”, señala Sonia.
Cambios
No solo ha crecido la Isla y el Hospital, sino que ha cambiado la sociedad. Dice Sonia que por allí pasa la ONU, en referencia a que pasan pacientes de todas las nacionalidades. Ella chapurrea, dice, un poco de inglés, y hay médicos que saben alemán o ruso. “Aquí, la barrera del idioma intentamos superarla como sea, y si hay que recurrir al móvil, pues con el móvil, de aquí no se va el paciente sin saber lo que tiene que hacer y lo que no tiene que hacer. Algunas veces hasta se lo escribimos para que después ellos lo puedan traducir y se enteren de lo que les hemos dicho, nos intentamos entender con todo el mundo”.
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Primero pasó por el servicio de urgencias, lo más duro “pero donde más se aprende”
El doctor Vásquez es cardiólogo y responsable de la sala de hemodinámica. Dice que el premio “se lo merece sobradamente” porque “está muy pendiente de todo, de que se haga el trabajo, se atienda a los pacientes, de nosotros, de todo...”. “Donde va, organiza, es muy metódica, con una Sonia y media resolvemos el problema de toda la cardiología aquí”, añade.
“Siendo un equipo de trabajo, a veces infravaloramos o no valoramos al personal que está con nosotros y Sonia es un valor impresionante porque estar pendiente y anticiparse denota la proactividad de las personas”, dice el cardiólogo, que hace una reflexión sobre el trabajo. Dice Vásquez que la meta no es llegar a ser funcionario, tener una plaza y olvidarse después “para qué quisimos serlo” sino que hay que conservar la filosofía de vida de querer ser funcionario “porque nuestra labor es servir”.
A Sonia le gusta aprender, y va afinando la mirada. Al principio solo veía sombras en el ecógrafo y, a medida que los cardiólogos le han ido explicando, ahora distingue otras cosas, igual que con los electros, que solo veía rayas hacia arriba y hacia abajo “y de tanto ver y oírles a ellos explicar y demás, ya me voy quedando con las extrasístoles o las arritmias...”. “A mí me gusta aprender, al menos para saber de lo que están hablando”, afirma.
Premio
Asegura que el premio no es solo para ella, sino para todas sus compañeras “que ahí estamos, aunque casi nunca se nos nombra y demás, pero ahí estamos”. También dice que se está “quedando chico el Hospital”, que necesitan más recursos y más personal, pero “sobre todo,las instalaciones, porque no podemos avanzar y expandirnos porque no tenemos sitio, estamos yendo a los centros de salud y hace falta más espacio”. Y respecto a la sanidad pública, lo tiene claro: “Donde esté lo público, que se quite lo privado. ¿Que tenemos lista de espera? Sí, ¿Que nos faltan cosas? Sí, siempre faltan...”, añade, pero se queda con lo público.
“Mis problemas intento dejarlos en mi casa y los del trabajo, en el trabajo”
No cree que haya una parte dura en su trabajo, si acaso cuando alguien se desploma allí, pero también dice que mejor que se desplome ahí en el Hospital que en cualquier otro sitio. “Aquí la gente viene muy bonita por fuera, pero por dentro son bombas de relojería, no sabes cómo están esas cañerías...”
También dice que no tiene días malos en el trabajo. Utiliza una forma tan sencilla como práctica aunque difícil de llevar a cabo. “Mis problemas intento dejarlos en mi casa y los del trabajo, en el trabajo, no me los llevo a casa”.

















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