MIGRACIONES

El sueño de Alí solo duró cinco meses

El cuerpo que apareció el 12 de febrero ahogado en el Charco de San Ginés es el de Alí Hardane, de 26 años, licenciado en Filología Inglesa. Llegó en patera en septiembre. Aún se investiga qué le pudo pasar

Fotos: Cedidas.
Saúl García 3 COMENTARIOS 08/03/2021 - 20:15

Cuando el pasado 12 de febrero, viernes, apareció el cadáver de Mahummad Alí Hardane en el Charco de San Ginés, hacía cinco días que su familia había denunciado su desaparición. En comisaría les dijeron que aún era pronto para considerar que se trataba de una desaparición.

Esa misma mañana de viernes, cuando apareció el cuerpo, probablemente arrastrado por la marea hasta el Charco, su prima, que vive en Arrecife, y una amiga se acercaron a comisaría porque la ropa que llevaba Alí la última vez que le vieron era la misma que llevaba el cuerpo que estaba en la orilla.

La última vez que habían visto a Alí fue en la noche del sábado 6 de febrero, cuando salió de casa de esa amiga, que vive en Arrecife y que declaró a la Policía que lo había visto más pensativo de lo habitual. Al día siguiente lo llamaron por teléfono, pero ya estaba apagado.

Alí no tenía un domicilio fijo: tenía dos primos y una prima en Lanzarote y varios amigos. A veces se quedaba a dormir en una casa y a veces en otra, a menudo con un amigo mayor que él con el que había llegado en patera a Lanzarote a mediados del mes de septiembre.

Alí fue una de las 891 personas que llegaron de esa forma el año pasado a la Isla. Estuvo realizando la cuarentena por la COVID-19 en la nave que gestiona Cruz Roja en la salida hacia San Bartolomé y después comenzó a buscarse la vida.

Buscó trabajo e hizo varias entrevistas de las que salieron algunas promesas de llamarle si la situación mejoraba, por su dominio de idiomas. Hablaba inglés y francés, pero la situación económica y la pandemia hacían, y hacen aún, casi imposible encontrar trabajo ahora.

Había estudiado en Agadir, donde trabajaba durante los veranos en el puerto

La Policía Nacional sigue investigando qué pudo pasar. La autopsia confirmó que la muerte se produjo por ahogamiento. No hay ni rastros de alcohol ni drogas y tampoco signos aparentes de violencia.

La familia, por otra parte, quiere dejar claro que no se trata de un suicidio, que no tenía motivos ni había mostrado nunca una tendencia que hiciera pensar en ese desenlace.

En Lanzarote vivía gracias al dinero que le enviaba su familia. No había salido a pescar y sabía nadar. No se sabe cómo ni dónde cayó a la marea. Las personas más cercanas a él cuentan que era un chaval tranquilo y que no se metía en problemas. “Algo le ha pasado, él no frecuentaba malas compañías”, señalan fuentes de la familia.

Tenía 26 años. Había nacido el 30 de abril de 1994 en Guelmin. Era el menor de su familia y el único hijo varón. Tenía cinco hermanas. Había estudiado en Agadir, donde trabajaba durante los veranos en el puerto.

Era licenciado en Filología Inglesa e iba a cursar un máster, pero decidió embarcarse, a pesar de la incertidumbre del desenlace del viaje y de su riesgo, para buscarse la vida en Europa como tantos jóvenes de su edad y de su país.

El último jueves de febrero, la familia recibió el cuerpo, que será repatriado a Marruecos. Mientras tanto, la investigación sigue abierta.

Comentarios

Descanse en paz y que la policía no archive el caso e indague en busca de la verdad.
Una pena, parece un chaval preparado y tranquilo, pienso que deberian quedar en su pais y luchar contra la dictadura de Mohamed para intentar dia a dia ser un pais democratico como se hizo aquí en España. DEP
Crimen pasional...

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