La Sociedad Democracia, una entidad con 174 años de historia, cuenta desde mayo con una nueva directiva. El reto es complicado: tras dos años con una gestión hermética y que no cumplía con los estatutos, el equipo dirigido por Luis Miguel Miranda tiene por objetivo dar estabilidad a esta histórica institución, que presenta problemas económicos y que se encuentra anclada en el pasado, con casi 3.000 socios menos que hace 20 años. Modernizar la entidad y abrirse a las nuevas corrientes culturales son algunas de las vías que propone el nuevo presidente para volver a ser un referente cultural de Lanzarote.

Luis Miguel Miranda es de Arrecife, está formado en gestión de restauración y cuenta con un máster en gestión administrativa. Cuenta además con experiencia en proyectos empresariales propios. En la actualidad, tendrá que compaginar su cargo como presidente de la Democracia con su puesto de sumiller. “Me he metido en la Sociedad porque ya conocía los problemas que tenía”, asegura.

Desde pequeño ha formado parte de la Democracia: primero al ser hijo de socios y luego como socio de número. Con el paso de los años fue desvinculándose poco a poco de la entidad hasta la llegada del anterior presidente, Lorenzo Lemaur, cuando se postuló para un puesto de trabajo y fue elegido. “Había muchos problemas, pero había que darle forma a la administración y me encargué de hacer ese trabajo hasta que hubo diferencias y separamos caminos”, explica.

Desde mayo es el presidente de la Sociedad Democracia y le acompañan en la directiva Gabriel Barrios, en la vicepresidencia, Santiago Torres de la Fe como secretario y José María Bra como tesorero, mientras que los vocales son Javier Ciprés, Ángela Hernández, Carmen Curbelo, Rafael González, César Curbelo y Antonio Martín.

El nuevo equipo aspira a devolver la tranquilidad a una institución envuelta en la polémica desde que en mayo de 2023 dimitieran cinco miembros de la directiva alegando una “falta evidente de transparencia”. Aquella renuncia obligaba al entonces presidente a convocar elecciones, pero Lemaur “no lo hizo”. Para el nuevo presidente, su predecesor tomó “decisiones” que han acarreado para la Democracia “problemas administrativos, económicos, laborales, con las instituciones...”. “Ha tenido una forma de llevar la Sociedad que no ha permitido que otras personas le ayudaran, no ha querido colaborar con el socio sino decidir él”, añade.

Pese a la opacidad de la etapa anterior, la situación de la entidad no ha pillado por sorpresa al nuevo presidente. “Hay muchas deudas, muchos proveedores a los que no se les ha pagado en tiempo y forma. Hubo problemas con el personal, que se han arreglado. Nos hemos encontrado a la Sociedad prácticamente en ruinas”, señala Miranda, quien apunta que el objetivo marcado por la nueva junta directiva es estabilizar el funcionamiento de la entidad.

La nueva directiva plantea dos vías para alcanzar ese objetivo. Por un lado, mantener las actividades y “recuperar la identidad”, para volver a ilusionar a los socios. “La Sociedad Democracia es un referente cultural”, incide. Para ello, apuestan por la organización de eventos y actividades, que permitan recuperar la participación de los antiguos miembros y atraer a nuevos socios, dando respuesta a “diferentes inquietudes y demandas” de la población en ámbitos como el las artes escénicas, la literatura o el ocio.

“Hay muchas deudas y muchos proveedores a los que aún no se les ha pagado”

La otra vía es la de rejuvenecer la Sociedad Democracia, al tiempo que se la dota de una estructura administrativa con un plan a medio y largo plazo y un estudio financiero. Además cobra importancia la digitalización, para modernizar la gestión, facilitar la comunicación con los socios y hacerles partícipes con la máxima transparencia. También es importante retomar relaciones con las instituciones, una tarea que ya ha empezado: “Hemos hablado con los responsables de Cultura y Festejos del Ayuntamiento de Arrecife, con el Cabildo... existe sintonía para colaborar”.

Futuro

El nuevo presidente de la Democracia quiere que la entidad no se identifique socialmente como “un centro de mayores”. Con la Corporación insular se está analizando cómo acometer una “reforma física integral”. “Me gustaría que el edificio se convirtiera en un lugar emblemático para la ciudad, no solo estéticamente sino también por su actividad cultural”, destaca. Miranda resalta que se han encontrado con muchos frentes abiertos, como la pérdida de socios. En el año 2000 había unos 4.000 socios, que en la actualidad se han reducido a unos 1.100 miembros. El nuevo equipo directo se marca el objetivo de los dos millares de socios, que no es sencillo.

El objetivo de la nueva directiva es recuperar socios hasta llegar a los 2.000

Algunas de las actividades que ya han sido recuperadas son el ajedrez y el dominó, que se perdieron con el anterior presidente. Sucedió algo similar con el tenis de mesa. A juegos clásicos de baraja, como la canasta, el envite o la ronda, se quieren añadir otras opciones, como juegos de rol o robótica.

A corto plazo, la nueva directiva de la Democracia quiere trabajar programaciones por periodos de cuatro meses, con exposiciones o conferencias, además de semanas temáticas, y presencia segura en fiestas como San Ginés y Navidades. Además, con el fin de darle vida a la biblioteca, está previsto crear un club de lectura, así como la organización de diferentes talleres. También pretenden catalogar y digitalizar el fondo bibliográfico de la Sociedad y ampliar su colección.

Por el momento y pese a la difícil tarea ante la que se encuentra, la respuesta de los socios está siendo positiva: “La gente, con el cambio, está contenta”. Y eso, a pesar de las dificultades para asumir la gestión de la entidad, en la que no se hizo “un traspaso de poderes” como procedía. En cualquier caso, la nueva directiva piensa en mirar hacia el futuro. Por eso dieron un paso adelante.