El pianista tinerfeño Miguel Ángel Castro será el responsable de abrir la temporada musical 2014 de la Cueva de los Verdes el próximo sábado, 15 de marzo, a las 20.00 horas, con un concierto en el que interpretará piezas de los maestros Debussy, Prokofiev, Ravel y Listz inspiradas en el agua, el Diablo y los personajes fantásticos, en lo que constituye un programa lleno de contrastes, entretenido y de comprensible audición.

Las entradas para asistir a este evento se encuentran ya a la venta en las taquillas de la Red de Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote, al precio de 20 euros.

El concierto comienza con tres obras del compositor francés Claude Debussy (1862-1918) inspiradas en el agua: La catedral sumergida, inspirada en una vieja leyenda bretona. Es el preludio más ampliamente desarrollado, el más potente también, y su escritura pianística es realmente monumental, Reflejos en el agua, dirigida más a los sentidos que a las emociones, y Lo que vio el viento del oeste, una de las obras cumbres del autor, con una escritura pianística violenta y de una riqueza prodigiosa.

Castro interpretará Juegos del agua y Scarbo, de Maurice Ravel (1875-1937). Juegos de Agua está inspirada "en el murmullo de las aguas y la música de las fuentes, cascadas y torrentes”. Con una textura brillante y virtuosística, los permanentes arpegios que simulan el agua en movimiento y una melodía que fluctúa en intensidades contrastantes constituyen ejemplo de impresionismo musical.

Scarbo es una de las tres piezas de Gaspar de la Nuit inspirada en los poemas de Aloysius Bertrand. Scarbo, el gnomo fantasmal que habita la noche, se apodera del piano con un brío que prácticamente supera el Mefistófeles de Franz Liszt.

Intencionalmente, Ravel decide inspirarles terror al pianista y al oyente. En su momento, logró escribir una de las piezas más difíciles del repertorio pianístico conocido. Marcada con “Andante con agitazione e dolore“, su melancolía nos evoca angustia y depresión.

Los juegos del agua en la Villa d'Este de Franz Listz (1811-1886) es un conjunto de melodías románticas con acompañamientos de arpegios que evocan los murmullos y sonidos del agua. Esta obra es una de las piezas más conocidas del repertorio pianístico, sobre todo, por su gran dificultad y virtuosismo.

Miguel Ángel Castro cerrará su programa de la mano de las obras del compositor ruso Serguei Prokofiev (1891-1953) Piezas op. 4, Recuerdo, pieza melancólica atractiva y tranquila, Ímpetu, rítmica y percusiva, Desesperación, la más larga y, tal vez, la más grande en profundidad, y Sugestión diabólica, una pieza salvaje, con una gran exhibición técnica que complace tanto a los ojos como a los oídos.

Este joven pianista tinerfeño cuenta ya con un dilatado y reconocido historial que le convierten en uno de los más destacados de su generación. Su sensibilidad, carácter y fuerza no dejan nunca indiferente al público, llevando ya sobre sus espaldas una dilatada experiencia concertística a lo largo del planeta.

Se ha formado con grandes maestros como son Joaquín Soriano, Serguei Dorenski y Nikolai Luganski, personalidades de la música, que le han animado a seguir sobre los escenarios en todo momento.

Castro ha obtenido importantes premios en concursos nacionales e internacionales y ha actuado en importantes salas de conciertos de España y el extranjero. De él cabe destacar también su labor solidaria: ofreció un concierto en 2008 con el que contribuyó a la apertura de un centro de acogida y formación para niños huérfanos a consecuencia del SIDA en África.