El vino de Lanzarote está en un momento álgido. Los precios de venta se han disparado, escasea en las superficies de alimentación, en restaurantes la barrera mínima se sitúa prácticamente en los 30 euros por botella y nuevas marcas se van incorporando en los últimos tiempos al Consejo regulador de la denominación de origen. La rentabilidad de las bodegas también se ha disparado, tal y como muestran las cuentas anuales de algunas de las más reconocidas, revisadas por Diario de Lanzarote.

En su momento, el malvasía de Bodegas Los Bermejos marcó tendencia y sigue siendo su producto estrella, con 250.000 botellas, según la empresa, cuyo administrador es el enólogo Ignacio Valdera. Pese a su volumen de producción, hay épocas del año en que es difícil degustar una. La marca se conoce en el exterior y se asocia a Lanzarote. Es, en resumen, uno de los casos de éxito más destacados del sector del vino en la Isla. Esa popularidad se traduce en cifras: las últimas cuentas de la empresa, depositadas en el Registro Mercantil, indican que Los Bermejos facturó en el ejercicio 2022 casi 4,4 millones de euros, con un resultado de explotación de más de 1,8 millones de euros y unos beneficios después de impuestos de 1,6 millones de euros.

El ejercicio anterior, pese al impacto del Covid, la conocida bodega facturó 3,1 millones de euros y declaró unos beneficios de 683.000 euros. Por establecer una comparación con una empresa que es un motor económico en el sector turístico de Lanzarote, en el proyecto de presupuesto del ente público Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) para el próximo año, que se llevó al consejo de administración de octubre, pero todavía no se ha aprobado a falta de ajustes, se preveía el mismo resultado (1,6 millones de euros) pero con un importe neto de cifra de negocio ocho veces superior, de más de 36 millones de euros.

Resulta casi imposible encontrar vino de Lanzarote por menos de 30 euros en restaurante

El margen de explotación de Los Bermejos es envidiable: por cada 100 euros que ingresa, se queda limpios unos 37 euros. Entre los gastos: 1,7 millones en aprovisionamientos -una cifra similar al ejercicio anterior-, algo más de medio millón en personal -con una docena de trabajadores- y una cantidad parecida en otros gastos de explotación. La empresa manejaba, según sus últimas cuentas, un patrimonio neto superior a los ocho millones de euros, además de una liquidez de 4,6 millones de euros y una deuda insignificante, apenas 108.000 euros a largo plazo.

También hay muestras de rentabilidad en bodegas más pequeñas. La del último presidente de la Denominación de Origen del vino de Lanzarote, Víctor Díaz, aunque con un volumen de ventas más modesto que las grandes, como Los Bermejos o El Grifo, cosecha unos resultados más que notables. En sus últimas cuentas, firmadas el pasado mes de marzo, Bodegas Vulcano, declara una cifra de negocios de 582.000 euros y otros ingresos de explotación de casi 53.000 euros. En gastos, 170.500 euros de aprovisionamientos, 149.000 euros de otros gastos o 92.000 de personal. El resultado del ejercicio, después de impuestos, asciende a más de 162.000 euros. Es decir, el margen de explotación ronda el 28 por ciento. No obstante, en su caso, el año anterior fue mejor: 910.000 euros de cifra de negocios y 355.000 de beneficios.

Los Bermejos tuvo beneficios de 1,6 millones con apenas 4,4 millones de facturación

Hay bodegas, como La Geria, que han desplegado el abanico de las posibilidades de ingresos: a los canales habituales de comercialización se suma la tienda física en sus propias instalaciones, en el corazón del paisaje protegido, la tienda online, las visitas guiadas y una taberna. Se mueve en la horquilla de precios de comercialización más asequible entre las bodegas de la Isla, con el malvasía seco a 14 euros en la venta directa. En el último ejercicio, la cifra de negocios ascendió a casi 2,1 millones de euros, con medio millón de otros ingresos de explotación. Los beneficios, después de impuestos, superaron los 506.000 euros.

La más antigua

También en La Geria, la considerada bodega más antigua de Canarias, desde 1775, El Grifo, es probablemente la que posee un mayor volumen de producción. En su propia tienda, el vino más barato del que tienen existencias es el malvasía seco, a un precio de 18,6 euros, y el más caro es el Canari, con una producción exclusiva y que se vende a 120 euros.

En 2022 la cifra de negocios de El Grifo rozó los 5,5 millones, con un millón de beneficios

Si en 2021 la cifra de negocios de El Grifo ascendió a 5,1 millones de euros, en 2022 rozó los 5,5 millones. Los gastos en aprovisionamientos también aumentaron (de 1,4 a unos dos millones), al igual que los gastos de personal (de 897.000 euros a casi 1,2 millones). El resultado del ejercicio, antes de impuestos, superó el millón de euros y experimentó un crecimiento de unos 238.000 euros respecto al año previo. El activo de El Grifo está cuantificado en más de 9,6 millones de euros, con casi 1,5 millones de liquidez, prácticamente el doble que el año anterior.

Las más nuevas

No solo los vinos más consolidados se han revalorizado, también las nuevas bodegas han encontrado su hueco, con la estrategia de buscar un público más minoritario pero dispuesto a pagar un precio más elevado. Esa exclusividad ha logrado espacio en cartas de restaurantes que trabajan con producto local y con una oferta gastronómica que se sale de lo común. Un par de ejemplos: en el restaurante Nakai en Playa Honda, el Akaet Valle de Malpaso, elaborado con malvasía, listán blanco y diego, está a 50 euros; y el Milagro de Magmasía, de la bodega Erupción, figura agotado en carta en el Lilium a 44,5 euros. Unos precios que confirman que el vino de la Isla está de moda.