La iluminación es una de las grandes enemigas de las pardelas. En esta época del año, los pollos abandonan el nido y levantan el vuelo, pero tanto en el litoral como en el interior de la isla, la iluminación pública los desorienta y acaban cayendo y buscando refugio.

La asociación Vientos del Noroeste alerta de que en  los últimos días, en diferentes puntos de la isla, están apareciendo muchos de estos pollos desorientados que acaban encontrando los vecinos.

Según señala el colectivo, existe una ley canaria de 1988 que regula la contaminación lumínica pero que solo afecta a las islas de La Palma y Tenerife porque su objetivo era el de proteger las observaciones astronómicas.

La asociación considera que sería necesario aplicar una ley similar para evitar estos accidentes. El problema consiste en que hay una gran acumulación de luces, con mucha intensidad y mal orientadas pero además residen en el tipo de luz, ya que las más dañinas son las luces blancas, que son muy agresivas. Por ello piden que se mantengan las luces bajas y poca polución lumínica.

Los efectos del exceso de luz artificial son la desorientación y deslumbramiento de especies animales, como ocurre con muchas aves de actividad nocturna, entre ellas las pardelas, la desaparición de especies de insectos y polinizadores de afinidad nocturna en la zona iluminada, la aparición masiva de insectos fotófilos y desequilibrios en la cadena trófica de especies que se ven perjudicadas por la luz para cazar.

Una de las zonas más afectadas es Caleta de Famara. Desde Vientos del Noroeste alertan de que los vecinos están avisando a Tragsa para que recojan los pollos pero en ocasiones no contestan “y la gente se desespera”.

A los pollos, cuando caen al suelo les es difícil volver a volar si no divisan el mar. Esta especie es una de las aves marinas más grandes de Canarias, está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y en el Libro Rojo como Vulnerable, además de estar incluida en el Anexo I de la Directiva de Aves.