El Consejo Regulador de la Denominación de Origen del vino de Lanzarote juega un papel en clave en la promoción de los caldos de la Isla, pero no siempre cuenta con el apoyo de sus propios socios. La entidad cerró el último ejercicio con déficit al hacer frente a parte del impago que arrastran varias bodegas por prestación de servicios.

La deuda asciende a unos 90.000 euros, una suma elevada si se tiene en cuenta que todos los ingresos el año pasado del organismo fueron de apenas 172.000 euros. Las fuentes consultadas apuntan a que esa deuda ni siquiera se reclamó por la anterior junta directiva del Consejo Regulador, por lo que al pasar cuatro años sin hacer ningún movimiento para el cobro prescribió.

Su origen estaría en que no se habría cobrado por la emisión de las etiquetas que certifican que el vino embotellado pertenece a la denominación de origen de la Isla y se concentraría en unas tres bodegas, entre ellas Mozaga, una de las clásicas del sector, en manos primero de los Díaz Rijo y más recientemente de Miguel Martín, ex presidente del Consejo Regulador.

De este modo, la entidad tiene que ir dando de baja esos supuestos ingresos que nunca verá, quedando pendientes todavía unos 57.000 euros. Esta circunstancia provoca que en las cuentas de 2012 el resultado del ejercicio fuese de unos 12.200 euros en negativo.

Hay viticultores que han denunciado lo que consideran un trato de favor hacia las bodegas que no han cumplido con sus obligaciones. En la actualidad, el organismo no permite demoras en el pago superiores a los dos meses.

Por otro lado, los nuevos gestores que se hagan cargo en las próximas semanas del Consejo Regulador tras el proceso electoral en marcha tendrán que hacer frente a una caída de las subvenciones de hasta el 40 por ciento.

A pesar de las dificultades económicas, el ente ha pasado de destinar a un 16 por ciento a alcanzar un 37 por ciento de sus gastos para promoción del vino de la Isla, lo que ha conllevado un mejor posicionamiento del producto en el mercado.