Las pacientes que ha atendido el Centro de Atención al Drogodependiente (CAD) en 2013 tienen poco que ver con el perfil del toxicómano que se dibujaba en el Lanzarote de los años 80 y 90. Los usuarios del centro batallan contra sus adicciones desde situaciones personales muy diversas.

Heroinómanos que continúan su tratamiento con metadona, adultos instalados en el confort y que padecen los primeros trastornos conductuales derivados del consumo de cocaína, adictos al sexo, ludopatías que se inician en torneos de póquer online, jóvenes de 17 años adictos al cannabis y al alcohol, y en algunos casos también a las nuevas tecnologías.

La doctora Rosa Torres lleva más de dos décadas trabajando en el CAD: "El policonsumo en los chicos jóvenes es cada vez más temprano. No perciben que tienen un problema real", explica. "Fumar un porro o beberse un par de cubatas" el fin de semana son hábitos normalizados. El problema llega cuando aparecen cambios de conducta o problemas de seguridad vial. "La realidad les obliga a tomar una decisión". Al principio, buscan ayuda para resolver un problema que consideran puntual. Pero la concatenación de fracasos (tropezar varias veces por culpa de la misma piedra) marca un punto de inflexión.

El consumo de benzodiacepinas (trankimazin, diazepan, valium, tranxilium) ha experimentado un aumento muy considerable. Los jóvenes ingieren estas pastillas con aspiraciones lúdicas, mezclándolas con alcohol y potenciando su efecto. El resultado puede generar comportamientos "peligrosos". También hay mujeres adultas que arrastran cuadros depresivos y no hacen un buen seguimiento de su tratamiento.

Personas inseguras, que se dejan influenciar con facilidad, individuos consentidos, o que han vivido en entornos severos o excesivamente rígidos. No existe una sola explicación, causa o circunstancia. Las motivaciones que desencadenan una adicción cada vez son más numerosas. La doctora Torres ha visto ampliarse el abanico desde que empezó a trabajar con drogodependientes en 1988, en un servicio asistencial, el lanzaroteño, que en 2007 recibió el  premio Reina Sofía que otorga Cruz Roja Española por su extraordinaria labor.

“El policonsumo en los jóvenes es cada vez más temprano, no perciben un problema real”

"Los trastornos alimenticios de bulimia o anorexia también se dan con más frecuencia y asociados a algún tipo de consumo", explica. La crisis y la alta tasa de desempleo generan "desilusión" y "falta de perspectivas". En el CAD el trato con el paciente es directo y son testigos del escenario del paciente. “Muchos se sienten prisioneros de la realidad, sin salida y eso les lleva a refugiarse en algún consumo para superar el día a día”, dice Torres.

En Lanzarote, la red de recursos asistenciales y preventivos en materia de drogodependencias está conformada por un equipo que no llega a los 40 profesionales (médicos, psicólogos, trabajadores sociales, educadores, abogados, ATS, auxiliares de enfermería, administrativos, etc.), distribuidos entre el CAD, la comunidad terapéutica de Tahíche y el centro de día de Zonzamas. ¿Retos para 2014? Que la Administración mantenga el equipo y no lo reduzca. Que la sociedad sepa que los usuarios del CAD son pacientes no marginales.  Que el CAD es un  servicio específico que atiende a todos y es para todos.

“Cuando quiero hablar con mi hijo, le mando un whatsapp”

Las adicciones a las nuevas tecnologías generan graves problemas de comunicación, y a veces es difícil identificar si la conducta es patológica o no lo es. Los padres y los centros escolares son los que detectan el abuso y las variaciones en el comportamiento. Y son los que suelen dar  la voz de alarma. “Cuando quiero hablar con mi hijo, le mando un whatssapp porque es la única forma de comunicarse con él", dice una madre en el CAD.