La Fiscalía tiene en su poder una denuncia por “desprotección infantil” respecto a los menores alojados en la Casa del Mar de Arrecife, en la que se detallan las pésimas condiciones del centro, la mala alimentación que reciben y el trato que sufren los usuarios en el espacio, que es responsabilidad del Gobierno de Canarias y cuya gestión está externalizada a una entidad con sede en Sevilla, Fundación Samu.

La denuncia, elaborada sobre la base de testimonios directos y con pruebas gráficas, ha sido presentada por las letradas Irma Ferrer y Loueila Sid Ahmed Ndiaye, abogadas de la Red ciudadana de solidaridad con las personas migrantes de Lanzarote, que también ha puesto las “vulneraciones de derechos” en la Casa del Mar en conocimiento del Defensor del Pueblo, la Diputación del Común de Canarias y la Dirección General de Protección a la Infancia.

El centro cuenta con una capacidad teórica de 25 usuarios, pero ha llegado a acoger hasta 64 personas

Sobre las condiciones de la Casa del Mar, que se abrió como centro de acogida de emergencia para menores extranjeros tutelados por el Gobierno de Canarias, se destaca su “pésimo estado”, sin que reúna “las mínimas condiciones de habitabilidad”. Las fotografías muestran numerosos cables eléctricos sueltos y se asegura que tanto trabajadoras como usuarios han sufrido descargas.

El centro cuenta con 20 habitaciones y una capacidad teórica de 25 usuarios, pero en la actualidad hay 55 menores acogidos y llegaron a alojarse hasta 64 personas. Los espacios están “muy sucios” y “descuidados”, con “sofás viejos y rotos”. Carecen de cocina operativa y las imágenes muestran fregaderos “con hormigas” y se relata la “presencia de cucarachas”.

No hay personal de limpieza ni mantenimiento en el centro de menores y los baños “no están aptos para el uso”

No hay personal de limpieza ni mantenimiento en el centro de menores y los baños “no están aptos para el uso”. Además, “la lavadora del centro no funciona desde hace mucho tiempo”, por lo que “no tienen sábanas” y “la ropa no se limpia”. Algunas educadoras han tenido que llevarse a sus propias casas la ropa de cama y de los menores para lavarla cuando han detectado alguna “situación extrema”.

Cuello de uno de los menores con marcas.

“Episodio violento”

Otro de los aspectos en los que se incide es en las prácticas por parte del personal. “La dirección utiliza a algunos chicos para hacer de chivatos”, se explica en la denuncia. A estos menores “les amenazan con denuncias y les hacen promesas de hacerles los papeles, incluso les dan dinero o comida extra” a cambio de “información”. De esta manera, se genera “un ambiente de opresión y vigilancia impropio de un lugar de acogida y protección”.

La comida llega en cajas de plástico y en ocasiones lo hace “en muy mal estado, con pelos o cucarachas”

En el escrito, presentado en Fiscalía este pasado martes, se destaca un “episodio violento, maltratador y despectivo por parte de un trabajador social” hacia un chico. “Llegó a tener un altercado con un menor, en el que usó la fuerza física, agarrando del cuello y empujando contra la pared” al joven.

Además, se subraya que “está generalizado por parte del equipo tratar a los adolescentes con desprecio”, con “comentarios racistas” y con la práctica de “bautizar” a los menores con números. Las habitaciones se registran dos veces al día, se revisan las pertenencias de los chicos y se les requisa cualquier cosa, “incluyendo comida”. En el escrito se advierte de que se abusa de las denuncias a la Policía Nacional, en ocasiones de forma arbitraria: “Un niño que no sabe escribir fue acusado de hacer una pintada y denunciado a la Comisaría por ello”.

La denuncia resalta que el menú es muy poco saludable.

Alimentación “muy poco saludable”

Una de las deficiencias en las que se hace hincapié es que la alimentación que reciben los menores, contratada a la empresa Boanva Canarias, “es muy poco saludable”. “Hay papas o pasta y pan en prácticamente todas las comidas y, cuando hay carne, se trata de carne recompuesta que a veces llega a oler mal”, se explica en la denuncia.

“Les amenazan con denuncias”, en “un ambiente de opresión y vigilancia impropio de un lugar de acogida y protección”

La comida llega en cajas de plástico y en ocasiones lo hace “en muy mal estado, con pelos o cucarachas”. “Muchas veces” los menores “acaban comiendo con las manos porque no hay cubiertos suficientes para todos”. También es habitual que los chicos se coman solo el yogur y se hagan bocadillos con un plátano “como único alimento del día”.

En la denuncia se destaca que “muchos problemas de comportamiento y agresividad en el centro es debido a que los chicos pasan hambre”. “Si los chicos han comprado comida con su paga y la tienen en sus habitaciones, se la quitan con la excusa de guardarla”, pero “finalmente la tiran a la basura”. “A veces de les castiga sin comer” y, “cuando tienen hambre fuera de las comidas, sólo se les ofrece pan seco del día anterior”.

"La lavadora del centro no funciona desde hace mucho tiempo".

Medicamentos y alcohol

“Varios menores consumen ansiolíticos con bebidas energéticas y alcohólicas como mecanismo para evadirse”

En la Casa del Mar, según se relata en la denuncia presentada en Fiscalía, “hay consumo de medicamentos como Rivotril o Diazepam”. “Varios menores consumen estos ansiolíticos con bebidas energéticas y alcohólicas como mecanismo para evadirse”, se alerta. Este mismo mes de junio, la plantilla del centro encontró una caja de Tramadol vacía, pero no se adopta “ninguna medida al respecto”.

“La mayoría de los niños no están escolarizados” y a los pocos que sí lo están no se les controla su asistencia a clase. Tampoco se “promociona su integración”, se añade en la denuncia, en la que se apunta que “muchos han acabado consumiendo droga o alcohol para evadirse de su situación y salen del centro por la noche”.

Imágenes