“Está más que comprobado que la productividad aumenta con la satisfacción del trabajador, y una de las formas de conseguirla es con la reducción de la jornada laboral”. Así lo destaca Tomás Armas, gerente de Grupo Chacón, que está en pleno proceso para adaptar la jornada de sus 130 trabajadores a las 35 horas semanales, eso sí, manteniendo el mismo salario que con 40 horas. La intención es ir efectuando los ajustes en los próximos meses, “de manera progresiva”, para arrancar 2025 con el nuevo horario.

La apuesta de la centenaria empresa lanzaroteña de alimentación se produce de forma paralela al enconado debate a tres bandas entre el Gobierno central, los sindicatos y la patronal sobre el recorte paulatino, primero a 38 horas y media, y luego hasta las 37 horas y media que, según las previsiones más optimistas, se aplicaría al inicio de 2026. Cuando el comité de empresa de Grupo Chacón contactó con la dirección para abordar el futuro ajuste en la duración de la jornada, en la compañía, que cuenta con una decena de delegados sindicales, todos de UGT, lo vieron como una oportunidad de “ir más allá”.

Tomás Armas encadena estos últimos días reuniones con los representantes de los trabajadores para afinar los detalles de la nueva jornada. La empresa familiar, en la que trabajan sus tres hermanos -Carlos, Federico y Javier-, ya ha visto de forma directa los beneficios en el estado de ánimo de la plantilla de implantar los dos días libres completos. Ese ha sido uno de los factores para apostar de forma decidida por una jornada semanal con cinco horas menos de trabajo, el doble de lo que legalmente se prevé para los próximos años.

“Saber que te vas una hora antes, para estar más tiempo con tus hijos, para otras tareas que tengas que hacer o simplemente para tu ocio... es algo que repercute en la forma de trabajar”, afirma Tomás. También confía en que las mejores condiciones laborales permitan atraer a personas al sector de la alimentación, que demanda perfiles cualificados: “Hemos impulsado cursos de formación, además de la que se le da a los trabajadores que quieran aprender o subir el nivel de sus conocimientos”.

“Intentamos ser un escaparate para la agricultura, la ganadería y la pesca local”

En Canarias no se conoce precedente de una empresa en el ámbito del comercio y con un número similar de trabajadores que haya dado el paso de implantar de forma voluntaria una jornada de 35 horas. En España también sería de las primeras, según les han trasladado desde el sindicato.

En el caso de Chacón, el 60 por ciento de su volumen de negocio es la distribución a clientes mayoristas, desde hoteles a restaurantes pasando por supermercados de pequeño tamaño. El otro 40 por ciento lo representan sus propias tiendas. La crisis del Covid le sirvió para “reflexionar” y buscar “formas de mejorar”. “Había inercias en el funcionamiento de la empresa, que se daban por hecho, y los cambios han conseguido que seamos más eficientes y productivos”, señala Tomás.

Así, dejaron de repartir mercancía en camiones los sábados “y las ventas se han mantenido o crecido algunos meses”. Las modificaciones legales en materia laboral han facilitado que se hayan ido desterrando ciertas costumbres en el sector: “Ahora el hotel o el restaurante lo entiende, sabe que no puede esperar al viernes por la noche para hacer el pedido para el fin de semana, porque estamos todos en la misma tesitura”. “En las tiendas hemos evitado abrir el domingo. ¿Si lo hiciéramos aumentaríamos ventas? No estoy seguro, a lo mejor simplemente repartiríamos las del sábado y el lunes”, añade.

Mercado local

Si en materia laboral Grupo Chacón aboga por menos horas de trabajo sin merma salarial, su estrategia en cuanto al producto que ofrece también está clara: “Intentamos ser diferentes, ser un escaparate para la agricultura, la ganadería y la pesca local”. Tomás Armas señala que han logrado un grupo de proveedores “muy bueno”. Tienen siempre pescado fresco de Lanzarote y La Graciosa, así como fruta y verdura de la Isla. “El cliente lo agradece y, teniendo artículos de la misma variedad más baratos, prefiere el producto de aquí”, asegura. “El ejemplo más claro es la papa de Lanzarote, que la gente entiende que tiene que ser un poco más cara, o la sandía, el queso o el pescado fresco”, enumera. “Siempre que tenemos disponible cochino negro o vaca que traemos de Gran Canaria o Tenerife, el cliente lo valora”.

“La confianza diaria que recibimos nos anima: vamos a estar mucho tiempo”

En cuanto a su política comercial, Armas apunta que intentan contar con “los precios más ajustados posible en toda la gama de productos en vez de lanzar ofertas”. “Seguro que en charcutería somos los más económicos, en carnes lo mismo, en pescado fresco dudo que se pueda ofrecer nuestra variedad a precios tan ajustados, y en productos congelados el cliente particular se beneficia de lo que importamos para la rama mayorista”, apunta el directivo de Chacón. “Puntualmente, alguna gran superficie puede tener un producto de oferta barato, pero no vas a comprar un solo artículo y el análisis creo que se debe hacer de la cesta completa en su conjunto”, agrega. Eso sin olvidar la calidad: “En fruta y verdura, no es lo mismo un producto de proximidad, como una lechuga o un tomate, que otro que se importa, que dura menos”.

La filosofía comercial por la que se inclinan es como la de un mercado. Tomás entiende que haya quien tenga que hacer “una compra rápida para salir del apuro”, y también cubren esa necesidad, pero defiende “comprar con tiempo y tranquilidad”, y que el personal pueda asesorar: “Es valioso descubrir productos diferentes”. En un entorno empresarial que se ha tornado muy competitivo en la Isla, la cuarta generación de Chacón no ha pensado nunca en tirar la toalla: “Todo lo contrario. La confianza diaria que recibimos nos anima a seguir adelante. Cada vez se ve más gente joven comprando, que valora el producto. Eso nos da pie a pensar que vamos a estar mucho tiempo”.