El músico e instrumentista conejero habla de unos inicios autodidactas, conformados a través de su inquietud personal por la música, en general, y por el timple en particular, del que dice fue su principal elección entre los instrumentos a su alcance, por “su sonido más identitario, el sonido del pueblo”. Comenzó a tocar con trece años, en las actividades extraescolares, donde entonces se ofrecía cultura y música canaria al alumnado. Fueron sus primeras clases de timple.

Una formación que Lemes fue puliendo, principalmente, a través de su participación en diferentes parrandas, “con la gente del pueblo”, y grupos folclóricos como Los Campesinos, agrupación que representa “la esencia del folclore de Lanzarote”, y que significó “una verdadera escuela” para este músico y compositor. Participó durante tres años, aunque, curiosamente, entonces tocaba la guitarra. Allí tuvo como maestro a don Juan Quintero y compartió escenario con muchos de los solistas referentes de la escena lanzaroteña.

Aunque reconoce que echa de menos haber tenido unos estudios más formales, Alexis cree que su “espíritu inquieto” y sus ganas de acercarse a diferentes estilos se debe en parte a esa formación autodidacta. Estudió en casa tras formar parte de Los Campesinos. En ese momento comienza a conectar con los sones que acercan a las Islas músicos de origen cubano. “Me enriqueció bastante. Tocábamos juntos en muchos formatos: tríos, cuartetos. Fue otra forma de aprendizaje”, añade.

La elección del timple llega junto al impulso que ofrecieron los timplistas José Antonio Ramos, Benito Cabrera y Domingo Rodríguez El Colorao en los años noventa. “Fue una fuente de inspiración. Dieron un paso más introduciendo diferentes estilos. Quería formar parte de ese movimiento, o al menos, estar ahí con ellos algún día”. Comienza entonces a comprarse timples electroacústicos y a trabajar en profundidad con su música. Recuerda que fue precisamente el maestro José Antonio Ramos quien fusionó el timple con el jazz y otros instrumentos. También innovó Benito Cabrera con la introducción de la música clásica y las orquestas sinfónicas. De El Colorao destaca que “es la pureza del timple con el folclore a un nivel magistral”.

Al maestro José Antonio Ramos lo pudo conocer en su escuela, a la que acudió para recibir clases. Con Benito Cabrera colaboró en la presentación y promoción de su primer álbum en 2016, Día a Día, y también ha tenido el honor de tocar junto a Domingo Rodríguez El Colorao.

Ha recorrido con su timple Canarias, la Península y buena parte de Europa e, incluso, su música ha podido disfrutarse en directo en África, tras su paso por Casablanca, aunque siempre le conmueve volver a casa, a Lanzarote. Miaco fue su segundo lanzamiento discográfico. Más tarde llegaría, en 2022, Guiguan con los músicos Javier Infante y Javier Colina, y confía en volver a deleitar al público con un nuevo álbum el próximo año.

“Músico y compositor van de la mano”, entiende este timplista. “Me parece imprescindible que el músico cuente su propia historia personal, aunque cuesta más llegar al público con temas propios. La música popular ocupa ese lugar de honor por algo, porque el público la reconoce. Sin embargo, cuesta alcanzar este grado de unión con el auditorio con interpretaciones originales”. Es por ello que en las actuaciones apuesta por tocar un repertorio mayoritariamente conocido entre el público, al que acompaña de una menor parte de creaciones propias, de las que dice “son mucho más enriquecedoras para el alma”.

Le apasiona tocar, “mejor con público”, dice. “Dentro de las artes, la música es una de las más interesantes. Todos tenemos una melodía en la cabeza”, opina. “Siempre puedes tocar en los momentos críticos. Me puedo sacar las ganas en cualquier momento. Es un arte muy directo y vivo”. No es de extrañar que para la sesión fotográfica que acompaña a esta charla el sonido del instrumento inunde los rincones del patio de la Casa Museo del Timple de Teguise.

Promoción del timple

Habla de la dificultad de posicionar la música de timple en las plataformas musicales por el escaso número de seguidores que puede alcanzar en comparación con otras músicas y estilos. Para visibilizar este instrumento más allá de Canarias, propone “sacar a los timplistas de las Islas” con el compromiso de las instituciones. “Hay festivales y salas de música folclórica y original por todo el mundo. Aquí ya sabemos que funciona, pero en Madrid todavía son muchos los que lo confunden con un ukelele”. Relata una anécdota: “En un concierto en la capital solo uno de los espectadores dijo conocer el instrumento, y fue gracias a que anteriormente ya había pasado por ahí José Antonio Ramos”.

“Los temas propios son mucho más enriquecedores para el alma”

Argumenta que son muchas las ocasiones en ferias promocionales en las que participan las Islas a las que habría que acompañar de la música, del folclore y sus instrumentos, como parte de la promoción cultural, al igual que ya se hace con la gastronomía. “Pero esta iniciativa está en manos de los gestores”. Su sueño es llevar el timple a espacios de grandes masas. Reconoce también la labor de compositores y artistas canarios de reconocimiento internacional por introducir los sonidos canarios en sus composiciones, como ya lo ha conseguido Pedro Guerra.

Sonoridad

En la actualidad, además de trabajar en solitario y con otras agrupaciones y artistas del folclore canario, participa en tres proyectos musicales ya asentados. El “plato fuerte” como él mismo lo califica, es el trío que forma junto al guitarrista Javier Infante y Javier Colina, considerado uno de los mejores contrabajistas de la escena internacional actual. Colina ha colaborado con músicos como Bebo Valdés y participó recientemente en el homenaje a Paco de Lucía en el icónico Carnegie Hall de New York.

“En el trío con Infante y Colina improvisamos y jugamos con el folclore”

Suma ya más de veinte conciertos con los músicos Infante y Colina. Tocan música original y de raíz con influencias de vanguardia. Las actuaciones del trío destacan por su sonoridad. “Cuidamos mucho el sonido, al ser todo música acústica de caja de madera: timple, guitarra y contrabajo, con sus propios registros agudo, medio y grave”. Participaron recientemente en el Festival de Jazz de Canarias. Tocarán en el auditorio José Antonio Ramos y el Teatro Guiniguada, entre otros espacios. Cuentan en su haber con el álbum Guiguan.

Alexis destaca de sus conciertos con el trío, además de esa sonoridad, la creatividad. “Estamos siempre improvisando y jugamos con el folclore. Tenemos sorondongos, tanganillos, seguidillas, folías... Son actuaciones frescas, al tiempo que el público reconoce la estructura de lo que tocamos y lo disfrutamos”.

‘Timplefonías’

En su isla natal participa con el proyecto Timplefonías, con el timplista José Vicente Pérez y el guitarrista Adrián Niz. Actuaciones que realizan principalmente por la Isla y a las que incorporan a solistas o percusionistas. “Hemos abierto la participación, pero la esencia inicial es el sonido de los dos timples y la guitarra, donde también puede sonar un contrabajo que aporta también esa sonoridad. Hacemos un repertorio más latinoamericano, de José Antonio Ramos, incluso temas de Eric Clapton, cubanos y otras sintonías más virtuosas. Es muy variado”, explica Lemes.

Entre sus proyectos futuros se encuentra trabajar en sus propias composiciones, algo más personal que poder presentar al público en un próximo álbum. “Tengo ya temas en la cabeza, solo falta ponerse a trabajar”. También está entre sus planes grabar con el trío que forma con Colina e Infante el segundo disco. Mientras tanto, el público podrá deleitarse con su música en las actuaciones que tiene programadas para los próximos meses.