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“Mi labor ha sido recopilar historias que se hubieran perdido para siempre”

Antonio Lorenzo Martín, cronista oficial de Arrecife, conserva 1.500 textos, entre artículos, conferencias, pregones y otras piezas aún inéditas

Myriam Ybot 2 COMENTARIOS 07/04/2024 - 06:51

Casi tres lustros después de su nombramiento como cronista oficial de Arrecife, en noviembre de 2010, Antonio Lorenzo Martín ha mostrado su intención de renunciar a un título que inviste de la responsabilidad de investigar, conservar y divulgar el pasado histórico de la capital. Pero se acepte o no su propuesta, planteada por sus crecientes problemas de movilidad, el autor de las tres Historias menudas de Arrecife y Lanzarote tiene cuerda para rato: 1.500 textos en su ordenador -muchos de ellos inéditos- y un proyecto de investigación en curso sobre Maximiliano Martín, antepasado del escritor, emigrante a Uruguay e hijo ilustre de San Bartolomé.

El sanctasanctórum de la vivienda de Antonio Lorenzo, el despacho que ha sido telón de fondo de su producción literaria y periodística a lo largo de seis décadas, es fiel reflejo de su capacidad de adaptación a los tiempos cambiantes. Frente a un escritorio de líneas clásicas y una vetusta biblioteca, se ubican una mesa de ordenador, una silla ergonómica y un moderno equipo informático, cuyo disco duro almacena alrededor de 1.500 textos, entre artículos, conferencias, pregones y otras piezas aún inéditas.

También el escrito que acaba de remitir al Ayuntamiento de Arrecife, en el que expresa su voluntad de renunciar al cargo de Cronista oficial del municipio, a causa de “limitaciones fundamentalmente de movilidad”, por sus 91 años cumplidos el pasado 22 de noviembre. Las mismas que le obligaron a excusar su presencia en el acto de conmemoración de la fundación de la ciudad, en diciembre de 2023.

Aunque sin respuesta oficial por parte del Consistorio, reconoce no haber encontrado a nadie que le anime a dar ese paso; más al contrario, él mismo recuerda, en una suerte de complacida contradicción, que “según los estatutos, la de cronista oficial es una dedicación vitalicia”. Y todo apunta a que el autor de Historia menuda de Arrecife, Más historia menuda y Lanzarote Historia Menuda III seguirá ostentando el título por mucho tiempo.

De su quehacer desde su nombramiento, impulsado por el entonces concejal de Cultura, Lorenzo Lemaur, reconoce no dar el tipo del que acude cada mañana a un despacho del Ayuntamiento y pasa horas investigando entre legajos: “Mi labor ha sido recopilar las historias que no cuenta la gran historia y que, de otra manera, se hubieran perdido para siempre; mis archivos están en mi cabeza”.

Y nada puede objetarse a un valiosísimo legado de recuerdos de la capital y la isla recogidos en sus tres volúmenes, junto a la colección de documentos y fotografías cedida al repositorio Memoria digital de Lanzarote, archivos sonoros de años de colaboraciones radiofónicas dedicadas a bucear en el pasado de lo cotidiano, e innumerables artículos de prensa, una actividad que estrenó en La Voz de Lanzarote, periódico del que diseñó su cabecera original.

“En realidad, mis primeras colaboraciones, de la mano del periodista y excepcional maestro Guillermo Topham, fueron unas viñetas de humor conejero, que publicaba La Provincia. Luego llegaron las columnas en el periódico de Agustín Acosta y después, para Diario de Lanzarote. Recuerdo bien la conversación con Rafa (Rafael Fuentes, gerente de la empresa editora de Diario) sentados en el muro de uno de los puentes del Castillo de San Gabriel, cuando me lo propuso”. Y asegura con rotundidad: “He tenido muchas aficiones, he expuesto mis pinturas, he construido maquetas de barcos, actividades que no puedo hacer ya, pero mientras interese a alguien, seguiré escribiendo”.

Hijo, nieto y bisnieto de maestras de San Bartolomé, donde pasó su infancia

Hijo, nieto y bisnieto de maestras de San Bartolomé, en sus calles pasó Antonio Lorenzo su primera infancia, hasta que su padre, secretario accidental del Cabildo, y su madre, profesora, se trasladaron a Arrecife. “De aquel entonces recuerdo el instituto, un edificio de categoría que estaba donde ahora se ubica el esqueleto de la ballena; lo derribaron para llevar el Charco hasta la calle Real”, rememora con cierta tristeza. También menciona la pesca y las correrías por “un Arrecife familiar, en el que todos nos conocíamos, que ha mejorado en muchos aspectos pero ha perdido parte de su esencia humana”. Y por encima de todo, una pasión irreductible por la lectura, que le llevó incluso a repasar con atención de cirujano los tres tomos del diccionario familiar Espasa Calpe.

Mirar aviones

Fotografía obliga, la entrevista se traslada del despacho a una terraza con impresionantes vistas al mar, que forma parte de una residencia que él mismo diseñó, a su gusto, mano a mano con el arquitecto. Se acomoda y retoma la conversación con tono socarrón: “Recuerdo que, cuando Zapatero se retiró de la primera línea de la política, dijo que se sentaría en su jardín a ver pasar las nubes; pues yo me instalo aquí a ver entrar los aviones”.

Le salvan su pasión literaria y su infatigable curiosidad, aunque sin duda, de desearlo, se habría ganado a pulso un retiro dedicado a la contemplación, tras una trayectoria profesional de gran responsabilidad y amplitud. “Después de estudiar Derecho en La Laguna estuve trabajando en el despacho de José María de Páiz, y él me recomendó al registrador de la propiedad, que necesitaba un auxiliar que lo ayudara y sustituyera cuando él no estuviera. La oferta me liberó de preocupaciones económicas para siempre y como no había límite de jubilación, estuve en mi puesto hasta los 74 años”, explica.

Lorenzo: “Mientras le interese a alguien, seguiré escribiendo”

Pero no contento con esa ocupación, que compaginaba con la redacción de artículos de prensa y su afición a la pintura, Antonio Lorenzo encabezó las listas de la UCD al Cabildo de Lanzarote en las primeras elecciones democráticas, y fue elegido presidente de la Corporación insular, cargo que desempeñó entre abril de 1979 y mayo de 1983.  También lideró la Agrupación Insular de Lanzarote (AIL), fuerza política que acabaría confluyendo en Coalición Canaria.

De aquellos tiempos evoca un Lanzarote “que estaba por hacer”. “No tuvimos mucho tiempo, pero al menos dejamos en marcha el proyecto del Hospital General, que no fue fácil. Nos trasladamos al Ministerio a hablar con el director general, que decía que no veía la construcción de un nuevo centro hospitalario, ni por población ni por proyección a futuro; el doctor Carlos Henríquez, que nos acompañaba como asesor médico, casi se le tira al cuello. Pero al final lo conseguimos y ahí está”.

También recuerda un perfil de clase política “de la misma quinta y todos a una, conscientes de la importancia del momento y de la necesidad de empujar en la misma dirección, la del progreso social”, apunta con un atisbo de nostalgia.

El último giro del caleidoscopio de una trayectoria excepcional de compromiso personal con Lanzarote y sus gentes, ofrece la imagen de un joven Antonio Lorenzo investigando sobre el terreno, junto al catedrático de Historia Elías Serra Ràfols -delegados insular y regional de Excavaciones Arqueológicas respectivamente-, la localización del castillo de Jean de Bethencourt, en El Rubicón. “¡Y lo encontramos! Recuerdo al profesor que dijo: ‘Y ahora, volvemos a enterrarlo otra vez porque, si no, se llevan hasta las piedras’”.

Maximiliano Martín, prócer uruguayo

La última tarea afrontada por Antonio Lorenzo Martín le ha llevado a bucear en los archivos históricos de San Bartolomé, Haría y Teguise, con resultados exitosos. “Mis primos de Uruguay trataron durante años de acceder a la doble nacionalidad, con el aval de sus antepasados españoles, pero no lograban demostrar el linaje. Tras contactarme, he podido probar documentalmente que son descendientes de Maximiliano Martín, hermano de mi abuela, que emigró en torno a 1895 a ese país y se estableció con 20 años en El Tala, una población a cuyo progreso socioeconómico y cultural contribuyó enormemente y donde se le homenajea y recuerda con admiración y afecto”. Fruto de su esfuerzo investigador es un expediente con documentos oficiales, fotografías y una intensa correspondencia entre la abuela Margarita y su hermano Maximiliano, que ha trasladado al Ayuntamiento de San Bartolomé por si consideraran su reconocimiento como hijo ilustre del municipio.

Comentarios

Admirado señor Lorenzo. Tengo sus libros sobre su "historia menuda". Le animo (aunque creo que no lo necesita) a seguir escribiendo. Son páginas de la historia real de la isla y sus habitantes.Un importante legado documental para futuras generaciones.
Estimado Sr. Lorenzo Felicitaciones por la entrevista, una alegría para mi al leerla de encontrar un historiador en usted. Le escribo desde Uruguay y busco información de mi ancestros en Lanzarote. Como lo puedo contactar para intercambiar información? Mi mail es robhert67@gmail.com Desde ya muchas gracias. Saludos cordiales, Robert Hernández

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