En los últimos tiempos, Lanzarote ha llamado la atención de cineastas de todo el mundo, que han buscado sus paisajes naturales para transmutarlos en planetas lejanos, mundos mitológicos o escenario de futuros postapocalípticos. Armando Ravelo (Telde, 1982) no ha necesitado tal derroche de esfuerzo imaginativo: Rodará la invasión normanda y la resistencia de los aborígenes en las islas orientales, “un relato épico, con batallas, amor y traición”.

- El cine en los tiempos del IVA al 21 por ciento... ¡Eso es vocación! ¿Cómo valora la actual situación de la industria cultural en el ámbito nacional?

- La industria cultural es compleja, malentendida y está politizada. Es complicado hacer un análisis somero pero está claro que el cine hecho en España no pasa por su mejor momento; la brecha entre las producciones de alto presupuesto y el resto es cada vez más amplia, como la brecha entre ricos y pobres en nuestra sociedad. A los que no estamos arriba en el escalafón económico nos cuesta sobrevivir.

- ¿Y en Canarias?

- En Canarias el panorama es bastante más desolador, aunque tengo mucha esperanza de cara al futuro. Si hacemos un buen trabajo terminaremos por cambiar la situación. Primero nosotros, los que intentamos hacer cine desde aquí, y luego con el apoyo de los espectadores y las instituciones.

- Le propongo un juego: Brevemente, similitudes y diferencias entre ‘Hace un millón de años’ y ‘Las voces del viento’.

- Son muchas las diferencias, a priori sólo veo una evidente similitud: La Isla es realmente espectacular para cualquiera que quiera rodar.

- Su película aborda los hechos en torno a la conquista de Lanzarote y Fuerteventura por Gadifer de la Salle y Jean de Bethencourt. ¿Hay buenos y malos, indios y vaqueros, o se aborda la historia en el contexto social del siglo XV, sin valoraciones morales?

- Personalmente me gusta escribir desde los personajes, ahondar en lo que sienten y viven. Esos son los conflictos que me interesan. No quiero ser un ser omnisciente que dicta lo que el espectador debe sentir o pensar. Dentro de esa línea todos los personajes tienen sus luces y sombras, sus conflictos interiores que les dan dimensión. Aunque evidentemente, en nuestra historia el que resiste a la invasión es el que se enfrenta al reto de forma heroica y los conquistadores se convierten en amenaza de manera natural.

- También es cierto que la historia la escriben los vencedores. ¿Piensa usted reescribir el pasado canario que nos han contado?

- Creo que tampoco es demasiado lo que nos han contado y por lo que he podido descubrir, encima nos lo han contado mal. Ahora no es que se reescriba la historia canaria, es que se está descubriendo, analizando y divulgando con herramientas que antes no estaban a disposición de los especialistas. Por otro lado, en lo que a nosotros concierne, el camino por andar es largo y lo que queremos hacer humildemente es contar nuestra visión de lo ocurrido, nunca hacer un documental sentencioso.

- Su película mixtura la ficción con una puesta en escena rigurosa y fidedigna respecto al contexto histórico, vestuario, útiles, lenguaje, localizaciones… ¿Podríamos hablar casi de un libro de investigación historiográfica en imágenes?

- Me gusta documentarme en mis historias, pero son tantas las líneas de pensamiento y los puntos de desunión entre los especialistas que no me atrevo a decir que lo que aparezca en ‘Las voces del viento’ contente a todos los especialistas. Hay mucha polémica en la vestimenta, por poner un ejemplo. No se sabe con certeza cómo era. En el caso de la película, seguiremos una línea documentada pero con aspectos que favorezcan la narrativa cinematográfica. Como dije antes, rechazo la idea de que esto se vea como documental.

- Pese a ello, el plantel de expertos de su equipo técnico quita el hipo. ¿Cómo ha hecho para venderles el proyecto?

- A todos les emociona la historia que vamos a contar y en ese sentido ha sido sencillo contar con su interés. Es un tipo de largometraje que no se suele hacer y creo que a la gente le llama la atención solamente por el reto que representa.

“La brecha entre las producciones de alto presupuesto y el resto es cada vez más amplia, como entre ricos y pobres”

- Reconozca que el anuncio de una peli en amazig y francés medieval sobre la prehistoria de las islas puede echar un poco para atrás al gran público. ¿Qué le ha movido a embarcarse en semejante aventura?

- Hay una frase de Spielberg que dice: “Haz el cine que quieras ver”. Esa es mi máxima para creer que ‘Las voces del viento’ es comercial. Una película épica con batallas, amor, traición, ingredientes que hacen atractiva la historia, rodada en dos platós naturales excepcionales como son Lanzarote y Fuerteventura.

-‘Las voces del viento’ tiene un aperitivo en su corto, ‘Ansite’, y una referencia cinematográfica clara en ‘Apocalypto’, de Mel Gibson. ¿Deja lugar a la sorpresa?

- Sí, es una historia diferente y con mucha personalidad, creo que supura lo que las islas de Lanzarote y Fuerteventura son, contiene algo de su belleza, de su dureza y rincones que sobrecogen el alma. Contaremos con más medios que en ‘Ansite’, así que el paso técnico esperamos que sea grande también.

- Pensando en nuestra muy novelera sociedad: ¿Rodará en espacios públicos, contratará extras y figurantes, le veremos diciendo: luces, cámara, acción?

- El 80 por ciento de la película se rodará en exteriores por toda la Isla, así que probablemente quien nos busque, nos encuentre, haciendo realidad la primera película sobre la conquista de Canarias rodada en las Islas.

Ansite

Armando Ravelo se adentró en la industria cinematográfica con Ansite, un arriesgado experimento de 26 minutos que adelanta algunas de claves que desarrollará Las Voces del Viento. Galardonado con el premio al mejor cortometraje en el Festival Internacional de Cine de Agadir 2012 y el primer premio del Festival Internacional de Cine de París FIFB 2013, Ansite muestra la lucha del héroe indígena Bentejuí contra el invasor europeo.

Ya en esta cinta, Ravelo realiza un sorprendente esfuerzo de rigor en favor de la credibilidad de la historia, al rodar en espacios naturales no antropizados, documentar las vestimentas y tatuajes aborígenes y poner en boca de los protagonistas una reconstrucción del insulo-amazig. En Las Voces del viento, además, los conquistadores emplearán el francés antiguo.