“El principal objetivo, en realidad, es el de hacer mejores personas”
El Cabildo de Lanzarote desarrolla por primera vez un PFAE sobre sistemas microinformáticos
Son alumnos del PFAE Sistemas Microinformáticos y obtendrán al finalizar un certificado profesional con diferentes salidas laborales que están en auge, como técnicos en sistemas microinformáticos, instaladores de equipos informáticos o personal de soporte técnico. Los PFAE son programas de formación en alternancia con el empleo y están destinados a personas desempleadas sin formación específica en una profesión. Hace años que el Cabildo de Lanzarote desarrolla este tipo de planes aunque es el primero que imparte sobre esta materia. También los llevan a cabo otras instituciones locales.
Los alumnos y alumnas asisten a clases teóricas y después realizan las prácticas en centros públicos como el Ayuntamiento de Arrecife o el de Tías, el Cabildo, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, la Red Tributaria o la Biblioteca Insular. En este caso, son 15 alumnos, que están remunerados desde el principio. Todos los que comenzaron, siguen, y ahora empezarán esas prácticas.
La consejera de empleo del Cabildo, Ascensión Toledo, señala que para el próximo curso se intentará repetir este mismo certificado y añadir otro más relacionado con el sector primario, con la agricultura o la jardinería, aunque en este caso “lo difícil es encontrar un aula homologada”.
En este curso, destaca, el alumnado recupera ordenadores en desuso junto a la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, los vuelven a poner en funcionamiento y los instalan. También destaca que “las empresas demandan operarios y técnicos en sistemas”.
La directora del programa, Almudena García, señala que el alumnado aprende sobre aplicaciones y programas de mantenimiento para todo tipo de soportes. “El nivel de acceso es muy variado, algunos no tienen la ESO y otros son universitarios”. La mayoría tiene menos de treinta años y, por género, está al cincuenta por ciento, aproximadamente. “Hay muchos gamers, que ya conocen este mundo y les gusta, aunque el nivel también es variado, pero se ayudan unos a otros”.
El equipo directivo del PFAE ya sabe el perfil y las habilidades que piden las empresas, y hay “una clara intención de inserción laboral desde el principio”, que además tiene una tasa muy elevada. El curso cuenta con dos docentes, una directora, una coordinadora y una administrativa.
María del Mar Vera, tras la experiencia de más de quince años gestionando programas de formación, pone en valor la enseñanza de las materias de las que se compone el curso, pero señala que también es muy importante solucionar una serie de problemas que hacen que a los alumnos les cueste integrarse en un puesto de trabajo o incluso desenvolverse en la vida.
Profesorado del programa de empleo. En el centro, la consejera, Ascensión Toledo.
“Las empresas piden operarios y técnicos en sistemas informáticos”
Vera destaca que a la formación profesional le añaden el valor humano. “El objetivo, aunque suene algo pretencioso, es hacer mejores personas, y tratamos de actuar así, de solucionar también otros problemas que arrastran muchos alumnos y que les impiden una inserción laboral o que les ha impedido estar en un curso en la enseñanza reglada”.
Hay alumnos a los que el sistema formal “les ha abandonado”, pero que son muy válidos para el mercado laboral. “Las empresas quieren a personas con cualificación, pero también buscan profesionales que tengan buena actitud, y, a veces, eso no se consigue en otros cursos porque los alumnos arrastran una gran falta de autoestima”.
“Creo que muchos docentes han hecho dejación de funciones en su responsabilidad educativa”, afirma. “Tenemos que enseñar a nuestros jóvenes las virtudes necesarias para ser un buen ciudadano”, añade. “Las virtudes se educan y se entrenan y esto es uno de los objetivos de nuestro PFAE”. María del Mar Vera finaliza con la frase del experto pedagogo Ken Robinson: “El punto es que la educación no es un sistema mecánico. Es un sistema humano”.
Una de las alumnas, que prefiere no dar su nombre, confirma esta intención. “Me han ayudado muchísimo y me han puesto facilidades de todo tipo. El PFAE ha sido una familia y me he sentido muy arropada por todos”. Ahora quiere continuar con sus estudios universitarios y dice que le va a ayudar mucho haber hecho este curso.
Natalia Sánchez tiene 25 años. Estudió Educación Infantil y Sociología en La Laguna. Tan solo le quedaba una asignatura para terminar, pero asegura que le han dado todo tipo de facilidades para terminarla. Le llamaron del Servicio Canario de Empleo. “Están muy pendientes de nosotros, incluso por nuestros problemas personales, desde consejos para el trabajo de fin de grado hasta apoyo psicológico”, señala.
Asegura que ella, antes, no podía hablar en público, le daba vergüenza, y que ahora ya ha superado ese miedo porque tienen que hacer presentaciones constantemente delante del resto de compañeros. “En la Universidad eres una letra y un número, allí te sientes sola y aquí te encuentras muy acogida”.
Roxana tiene 29 años y tres hijos. Uno de ellos acaba de nacer. Cuando la llamaron del Servicio Canario de Empleo no se lo pensó. Ella ya había trabajado en logística, en diseño de modas en Colombia y también se había formado como administrativa. Pero dice algo similar a lo que apunta Natalia: que el PFAE le ha ayudado a crecer como persona, a ser más altruista.
“Me gusta mucho el apoyo emocional y psicológico, solo tengo agradecimiento porque esto es un aprendizaje para tu vida”, destaca. Dice que le han facilitado la posibilidad de ir a terapia una hora a la semana. “Esta es mi escapatoria de mi realidad, mi desconexión”, dice.
Daniel Estupiñán tiene 19 años y estaba desempleado. Terminó la ESO y trabajó en la empresa de su padre, después empezó un módulo de informática en Haría de Grado Medio de FP pero no lo pudo terminar. Apunta que, en el instituto, tenía problemas de ansiedad y que ya los ha superado, gracias a este curso. “Nunca había ido al médico por esto y me ha servido”. Tiene claro que este es su futuro laboral. “Sí o sí, si lo consigo bien, si no pues no seguiré estudiando”.
Por último, Christopher de León tiene 22 años y está terminando ahora la ESO. Fue ayudante de cocina y trabajó en un supermercado, pero dice que le costaba mucho estudiar: “Si me intentas meter en la cabeza algo que no me gusta, pues no me entra”. Dice que en el PFAE, en cuanto a las materias, ha aprendido a utilizar algunos programas de software que desconocía y que, además, “esto es como si fuera una familia”. “Aquí se pueden hablar las cosas y eso se valora mucho”.
Comentarios
1 Anónimo Vie, 22/09/2023 - 08:39
2 Ana Vie, 22/09/2023 - 11:05
3 Nauzet Vie, 29/09/2023 - 08:46
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