“El agua del grifo es el alimento del que más seguros podemos estar”
Rayco Guedes, doctor en Ciencias del Mar
Rayco Guedes es investigador posdoctoral en el Instituto de Estudios Ambientales y Recursos Naturales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Estuvo en Lanzarote impartiendo la charla Desmontando mitos sobre el agua del grifo: una alternativa sostenible al agua embotellada.
-Se dedica a dar charlas, entre otras cosas, desde hace años, en las que sostiene que el agua que sale del grifo es perfectamente potable y que se puede beber a pesar de que en realidad casi nadie la bebe. ¿Es así?
-Se trata de desmitificar el agua del grifo, porque parece que casi nadie la bebe y hay mucha idea arraigada incluso de que es mala para el cuerpo, y se trata de desmitificar eso, sobre todo en el ámbito de los estudiantes, intentar romper con esta tradición que hay de que el agua no se puede beber y que poco menos que es insalubre.
-Centrándonos en Lanzarote, donde el agua no sale de pozos ni manantiales, puede haber mayor resistencia porque el agua se extrae del mar y hay ciertas reticencias a que no sea del todo buena.
- En Gran Canaria, en la zona centro, viene de manantial y parece que es más confiable que la que viene de la potabilizadora, pero al final son las dos igual de confiables porque cuando entran en el circuito del agua potable, todas están más que analizadas. De hecho los análisis son prácticamente diarios, no habría diferencia entre una y otra y cuando la tomamos del mar, con más razón, porque la podríamos denominar como una fábrica de agua que tiene monitorizados todos los procesos. Ya no solo lo que pide la legislación en cuanto a esa calidad del agua, sino también la propia planta de desalinización, que también tiene sus protocolos y sus controles.
-Es decir, que todo el agua que llega a la red como potable, incluida por supuesto la de Lanzarote, si está en la red es porque cumple los parámetros básicos para que sea buena para la salud.
-Efectivamente, sí. Además, con el agua pasa una cosa curiosa y es que se considera alimento y no a la vez, porque el agua embotellada sí se considera un alimento, pero el agua del grifo no. Es curioso y es simplemente porque a la embotellada se le puede considerar alimento porque sus características químicas o su composición química se mantiene permanente en el tiempo y la del grifo tiene unas leves fluctuaciones, no tiene las mismas características o la misma composición estable. Es curioso que al agua embotellada sí se la considera alimento y al agua de grifo no, pero si la consideramos alimento, el agua del grifo es el alimento más vigilado que tenemos en casa, el que es más analizado está y del que más seguro podemos estar.
-Pero no es lo mismo beber el agua de la potabilizadora que beberla 30 kilómetros después de pasar por la tubería, porque quizá donde esté la diferencia es en las tuberías, o en los depósitos o en los aljibes...
-El suministrador del agua no solo tiene que analizar el agua que sale de la potabilizadora y tiene que asegurar la misma calidad que sale de la depuradora, tanto si va a algún tipo de tanque o de aljibe comunitario, dentro de la red, y también tendría que asegurar la calidad en ese punto. La ley también establece que uno de los puntos que tienen que analizar los distribuidores dentro de los controles de rutina, los controles que se hacen diariamente, es en la red de distribución y en el grifo del usuario. O sea, se elige un grifo al azar, no del grifo dentro de la casa, sino del agua que entraría justo antes de ir al domicilio. La empresa está obligada a que el agua mantenga su calidad a lo largo de toda la red de distribución. Obviamente, la empresa de distribución ya no se mete en cómo estén las conducciones dentro del domicilio. Si en casa tenemos la tubería en malas condiciones, pues ya el agua que nos saldrá por el grifo tendrá esas malas condiciones, pero por la instalación deficiente del domicilio, no porque haya venido mal de atrás.
-La distribución en Lanzarote es un problema porque se pierde más de la mitad del agua que se desala, todavía hay tuberías antiguas y hay pueblos en que sale marrón directamente... Así es difícil convencer a alguien de que beba ese agua...
-Yo suelo preguntar a la gente cuándo fue la última vez que comprobaron que las tuberías de casa estaban bien. Y la gente me suele decir: pues yo creo que nunca. O cuándo fue la ultima vez que la comunidad limpió el aljibe. Muchas veces no se hace. Si tenemos un aljibe o unos bidones que no están en condiciones o cuando no hemos revisado que se hayan ido ensuciando con el paso del tiempo o tenemos una instalación en casa con unas tuberías antiguas y demás, pues claro, todo eso afecta.
“La empresa está obligada a que el agua mantenga su calidad a lo largo de toda la red”
-Lo que la gente suele decir es que el agua sabe mal o que huele mal. ¿A qué se debe?
-Siempre nos dicen: el agua incolora, inodora e insípida. Es lo que nos aprendemos en el colegio y debería ser así, pero el agua que sale del grifo, al igual que el agua embotellada, tiene sabor porque tiene minerales disueltos que son los que le dan el sabor. Entonces, muchas veces se le achaca un mal sabor. Normalmente en el agua del grifo el sabor es la principal característica por el cloro que viene disuelto. No tiene ningún tipo de crecimiento de patógenos, de bacterias, virus... que pueda hacerla perjudicial para la salud. Es principalmente lo que le da ese sabor al agua.
-Entonces, ¿es cuestión de acostumbrarse? ¿Por qué hemos llegado a esta situación de fiarnos más de una botella de plástico que del grifo si en muchas ocasiones no se trata de agua mineral?
-Sí, de hecho el agua embotellada no siempre es agua mineral natural. En el agua embotellada nos encontramos tres tipos de agua. El agua mineral natural, que es en lo que hoy se han convertido las aguas que en su momento eran aquellas aguas minero medicinales de manantiales que se tomaban casi como un tratamiento medicinal, que son todas las que tendríamos que captar del susbsuelo. Otro tipo es el agua de manantial, que es un agua que también tiene su origen en el subsuelo, pero sí que emerge a la superficie. Las aguas minerales naturales prácticamente no tienen tratamiento. Una vez las captas porque las coges del acuífero, directamente se van a la botella. La de manantial sí que puede arrastrar algún tipo de sustancia y sí que se tratan ligeramente para eliminar alguna sustancia que pueda haber en ese proceso de emerger a la superficie. Y después está la que se llama agua potable preparada, que es un agua que puede tener cualquier tipo de origen, que en algunos casos puede ser incluso mezclada de diferentes orígenes, es decir, subterráneas, de manantial o potabilizada de alguna otra manera y todo eso se embotella. Entonces, esas aguas potables preparadas son equivalentes al agua que nos sale del grifo.
-¿Y cómo afecta ese embotellado de plástico a la calidad del agua o al mantenimiento del agua? Porque no parece que sea el envase más adecuado, ¿no?
-Aparte de toda la huella de carbono que llevan asociada, ya no hablemos de aguas que tengan que venir de fuera de Canarias, que puedan venir de la Península o de otros lugares. Yo en el taller enseño el museo de los horrores del agua embotellada. Tengo una botella que he comprado en un supermercado de Las Palmas que viene de Fiji y otra que viene de Costa Rica. El impacto de huella de carbono que tiene un agua que hemos traído de allí es importante... y por otra parte el plástico tiene sus bondades porque es muy fácil de transportar, pero los estudios dicen que el agua embotellada presenta una cantidad de micro y de nanoplásticos bastante importante.
-Creemos que bebemos un agua mejor y a lo mejor estamos incluso bebiendo un agua peor.
-Claro, lo que pasa es que son estudios muy incipientes todavía, el efecto que tienen los microplásticos en el cuerpo humano no se acaba de conocer totalmente, estamos hablando de unos contaminantes que se están conociendo en los últimos 10 o 15 años y empezamos a ver que el agua embotellada no es esa panacea que es pura y que es de muchísima mejor calidad que el agua del grifo. Al final estamos en dos alimentos equivalentes.
-En los últimos años, las únicas restricciones que ha habido de agua potable en la Isla fueron por exceso de boro en una parte de la red. ¿Es un problema recurrente?
-Se analizan más de 100 parámetros. En cuanto alguno de esos parámetros se sale de la normativa, las autoridades sobre la marcha tienen que informar a la ciudadanía para que no se consuma ese agua. Y son unos análisis que se llevan a cabo semanalmente.
“Esas aguas potables preparadas son equivalentes al agua del grifo”
-¿Y cómo tenemos constancia los consumidores de que se hacen esos análisis más allá de la potabilizadora?
-Los análisis están al alcance del público en la página web del Ministerio de Sanidad. Hay una base de datos, un programa que se llama SINAC que es el sistema de información nacional de agua de consumo. Puede verlo cualquier ciudadano. En Arrecife, el último análisis de control es de enero y el anterior es de noviembre. Cada dos meses son los análisis de control en los que se hace una analítica completa del agua, además de los que se hacen diariamente y se pueden ver los parámetros químicos del agua de la zona en la que vives.
-Y si el agua es potable y tiene esa calidad, ¿por qué las compañías, en este caso Canal Gestión, no hace campañas para que los ciudadanos sepan que pueden beber agua del grifo con confianza?
-Quizás por ahí falta la parte de la concienciación por parte de las administraciones y de las empresas suministradoras, que pongan en valor un recurso tan importante como es el agua y que cuesta tanto dinero de producir. Yo siempre digo lo mismo, si nos duchamos cada día con el agua que sale del grifo y no enfermamos es que es perfectamente saludable. Entonces quizás por ahí sí que falta un poquito de concienciación por parte de los entes implicados en fomentar el uso del agua.
-En el mercado se ofrecen soluciones como filtros o pequeñas plantas de ósmosis que se colocan en el fregadero. ¿Qué valoración se puede hacer de esto?
-Alrededor de todo el agua del grifo se han creado también una serie de empresas que te intentan convencer de utilizar su producto. Realmente, nos encontraríamos con diversos sistemas. Por una parte están los filtros, que simplemente suelen ser filtros de carbón activo, y lo que hacen es eliminar el cloro, o esos mismos filtros que se ponen en el grifo o debajo del fregadero para que el agua salga filtrada. Lo que hacen con eso es tener un agua que según sale del grifo te la puedas beber, porque al pasar por el filtro de carbón activado, eliminas el cloro que es lo que le suele dar el sabor al agua, y ya la tienes lista. ¿Lo podríamos hacer sin el filtro? Sí, puedes poner el agua del grifo en una jarra, en cuestión de 15-20 minutos el cloro que había en el agua se evapora, una vez está en un recipiente abierto, no dentro de la tubería.
-Y tendría el mismo efecto prácticamente.
-Exacto, entonces, ¿que no quieres esperar esos 20 minutos a que el cloro se vaya de la jarra porque vivimos en la sociedad de la inmediatez? Bueno... En el caso de la ósmosis, nos dan un agua de mineralización débil o muy débil, que tiene muy poca cantidad de esos minerales como sodio, calcio o magnesio. ¿Cuándo están recomendadas? Cuando un médico nos dice que debemos minimizar la cantidad de sodio, por ejemplo. Si no, una persona no necesita beber un agua de una ósmosis inversa. Puede beberse el agua del grifo perfectamente. El agua de Arrecife tiene 80 miligramos de sodio por litro de agua. Si nos bebemos los dos litros que nos dice la OMS estaríamos tomando unos 160 miligramos de sodio al día y la Organización Mundial de la Salud establece que la dieta debe tener una cantidad inferior a 2.000 miligramos de sodio por día, es decir, el sodio que aportaría el agua a nuestro cuerpo es el 8 por ciento de lo que la Organización Mundial de la Salud establece como máximo. Si el médico nos dice que tenemos que tener una dieta baja en sodio, entonces sí, pero si no, no le veo la necesidad. En estos sistemas también hay que tener en cuenta que la sostenibilidad tampoco es tan alta. Los fabricantes, a lo más que han llegado es a una relación 4-1, es decir, por cada litro de agua que pasa por el sistema de ósmosis perdemos cuatro litros por el desagüe, en condiciones óptimas de funcionamiento. La realidad es que esta relación muchas veces llega a ser de 1 a 10, es decir, vertemos 10 litros de agua por el sumidero, que están perfectamente potables.
-¿Y el famoso agua Kangen que se oferta?
-No la conozco, me imagino que será igual que lo que se ha puesto de moda en los últimos años como la dieta alcalina. Para muchas de ellas no existen todavía estudios científicos que avalen la validez de este tipo de dietas o de tratamientos.
Comentarios
1 Uno que pasaba Mar, 23/04/2024 - 08:18
2 Pepo Mar, 23/04/2024 - 08:49
3 de Arrecife Mar, 23/04/2024 - 10:38
4 Anónimo Mar, 23/04/2024 - 11:21
5 Anónimo Mar, 23/04/2024 - 19:05
6 al 5 Mar, 23/04/2024 - 22:16
7 El Chacho Mar, 23/04/2024 - 23:20
8 al 6 y 7 Mié, 24/04/2024 - 08:56
Añadir nuevo comentario