“Canarias debe definir estratégicamente su ADN económico”
José Ángel Rodríguez, catedrático de Economía de la ULL
-Usted lleva estudiando la economía canaria durante décadas. Y resulta que, con tiempos de bonanza y tiempos de crisis, la economía canaria pierde convergencia con Europa y con España. ¿Por qué?
-Porque crece mucho más la población que la economía. Por eso la tendencia es hacia abajo, no hay otra razón. Y respecto al PIB, Canarias nunca ha ocupado posiciones altas. Se enfatiza demasiado eso de la productividad baja y la divergencia con la media española y europea, pero eso es muy relativo. El año pasado las Islas fueron la región que más creció de todas las comunidades españolas, y hay otros indicadores, como la pobreza y la desigualdad, en los que hemos mejorado ligeramente.
-O sea, no deberíamos preocuparnos tanto.
-Sí, debemos tener en cuenta estos indicadores, pero hay otros. Por ejemplo, la encuesta de los presupuestos familiares, que mide la economía de los hogares, para mí es mucho más relevante.
“El capitalismo, de forma congénita, genera desigualdad. Y la economía actual está en procesos que tienden a concentrar riqueza”
-¿Y cuando se dice que tenemos una productividad muy baja de qué estamos hablando?
-Hay que diferenciar la productividad de la competitividad, que se mueve de acuerdo con otras variables: precios, cadenas de valor, etc. Por eso, con una productividad más baja, hemos seguido creciendo.
-¿Entonces sí que somos competitivos?
-En algunas actividades, mucho. Hay dos sectores con mucho éxito: uno es obviamente el turismo y el otro la economía portuaria y la conectividad. Tenemos más movimiento en los aeropuertos que varios Estados de la Unión Europea.
-Hay un debate sobre la economía moderna y la desigualdad. ¿Esto en Canarias cómo va?
-El capitalismo, de una manera congénita, genera desigualdad. Siempre. Y la economía actual está en procesos que tienden a concentrar la riqueza, mientras que los pequeños comercios y la pequeña burguesía se está achatando. Y pasamos de un contexto de trabajadores fijos bien pagados a otro marcado por los autónomos y empleados temporales.
“Más que ineficiente, el sector público canario tiene rendimientos deficientes. La Administración es un entramado que genera lentitud”
-¿Y hay alguna reversión posible a esta dinámica?
-No va a ser fácil, pero están sonando los clarines de alerta con mucha fuerza. Los analistas de prospectiva están señalando las tendencias que vienen aflorando y cobran cada vez mayor protagonismo. ¿Cuáles son? Una es la cuestión tecnológica, porque la inteligencia artificial va a producir cambios radicales, y a eso hay que añadir el desarrollo de las tecnologías cuánticas. Todo esto afectará mucho al trabajo y a las organizaciones, sobre todo a los organismos internacionales. También cambiarán las formas del dinero, porque hablaremos en plural, de los dineros, a través de los bitcoins y las plataformas digitales, las bancas tecnológicas... Hay toda una revolución en marcha.
-Todo eso nos supera por completo.
-Pero nos afecta mucho en Canarias. Vivimos un corrimiento de la geopolítica, erigida como un arma poderosa de rediseño de los países, las relaciones internacionales y las sociedades. Esto afecta a los valores de la gente, a la información, a todo. La geopolítica define también a la geoeconomía.
-¿La UE seguirá siendo el salvavidas de Canarias?
-Sí. No hay nada que haga suponer que Canarias y España tendrán un papel diferente al que han tenido hasta ahora.
-Usted ha citado a los sectores competitivos de la economía canaria. ¿Cuáles deberían ser los emergentes?
-Canarias debe definir estratégicamente su ADN económico particular. En el hilo de esa cadena está por un lado la economía física, dura, tradicional, y por otro está la economía digital. ¿Cómo se combinan esas dos realidades? Esa es la clave para Canarias.
“Hay una masa crítica que una vez superada empieza a desparramar efectos negativos. Estos procesos son costosos y generan malestar”
-¿Y eso cómo se hace?
-Con mucho pensamiento, buena gobernanza, buenas instituciones, mucha participación. Necesitamos tener una clase creativa, gente que lidere con las ideas y que esas ideas tengan luego algunos incentivos para obtener financiación. Tenemos que lanzar nuevas hornadas de empresarios con otra mentalidad.
-¿Y qué papel juega el sector público en todo esto? Porque hay un discurso permanente sobre su ineficiencia.
-Más que ineficiente, el sector público tiene rendimientos deficientes. La Administración es un entramado que genera lentitud. Y hay una disparidad en los ritmos. Por un lado, la economía va rapidísima, las necesidades de la gente también, y ambas necesitan respuestas a la misma velocidad. Pero los gobiernos, todo el aparato institucional, no están concebidos para dar respuestas tan rápidas, porque hay filtros, papeleo, normativa, presupuestos... Hay un desajuste entre el ritmo de los campos económico y social respecto a la parte institucional. Responder a la complejidad hoy supone actuar con rapidez y además tomar decisiones racionales, porque los ciudadanos esperan más simplicidad.
-Vamos con un asunto complejo y muy presente en el debate público de Fuerteventura y Lanzarote ¿Usted cree que hay saturación turística en Canarias?
-Una cosa muy importante en economía es medir los tamaños críticos. Hay una masa crítica que una vez superada empieza a desparramar efectos negativos. Y estos procesos son costosos y generan malestar. Cuando la economía privada empieza a acumular artefactos en un territorio concreto, entonces aparece el riesgo de sobrepasar esa masa crítica. Y si no hay acciones que tengan presente la existencia de esos límites, pues todo eso afecta a la apreciación de la clientela y se producen distorsiones negativas. Es como una mancha de aceite: un foco que empieza a funcionar mal se viraliza y tiene efectos de contagio sobre otras zonas, con lo que su impacto afecta, en el caso del turismo, a todo el sector. Y solo por haber superado los límites recomendables en algunas zonas.
-Si usted fuera consejero de Turismo, ¿cómo gestionaría esta realidad?
-Tenemos una ventaja curiosa: tenemos muy buenos expertos en turismo, que además son escuchados por las administraciones, por los empresarios y sindicatos, etc. Porque los grandes asuntos no pueden ser abordados ignorando a la ciencia. Esto no es un canto a la tecnocracia, pero los políticos, los que toman las decisiones, deben estar bien informados. Hay otros peligros mayores: ojo con lo que puede pasar en Alemania y lo que nos puede afectar la situación de ese país. Algunos competidores están preparados para quitarnos una parte de ese mercado.
“El Archipiélago sigue poco articulado económicamente, y esta es una tarea en la que todos debemos ser partícipes y ganar algo”
-Ya que lo dice, ¿los economistas de hoy influyen en el debate público?
-Muy poco. Los camioneros y bomberos, dice Michael Sandel, son más útiles que los economistas, y creo que tiene razón. Las opiniones de los economistas son tan diferentes que merman su credibilidad. Dicho esto, la ciencia económica ayuda también a resolver las grandes cuestiones pendientes.
-Y si de repente lo nombraran consejero de Economía del Gobierno de Canarias, ¿qué medida económica tomaría en primer lugar?
-No es fácil sintetizar una primera medida. Pero siempre me ha fascinado la gente que trata de fijarse en lo importante, lo esencial, lo vertebrador. Porque gestionar no es inventariar todos los problemas que existen. Para mí uno de los fallos de los gobiernos en general es la bulimia por las pequeñas cosas, es un estilo que se da en Canarias, en España y en todo el mundo latino. Los anglosajones actúan de un modo diferente, se centran mucho más en problemas concretos.
-¿Y cuál sería, en el caso de Canarias, ese asunto vertebrador?
-El empleo es el asunto más grave, y después la desigualdad y la existencia de zonas de exclusión. Son los asuntos más graves. Para mí un objetivo esencial es vertebrar a las islas, es decir, crear un mercado regional. Porque eso aún no existe. Ahora mismo estamos debatiendo sobre las medidas para cohesionar el territorio de las Islas y han salido 51 medidas para un nuevo modelo de desarrollo. Eso es un listado de cosas, pero no vertebra un mercado regional, no da juego a las relaciones entre La Gomera y Fuerteventura, cuyos intercambios comerciales están casi a cero. Canarias sigue poco articulada económicamente, y esta es una tarea sobre todo política en la que todos debemos ser partícipes y ganar algo.
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