CRÓNICA

Tonto el que no bote

M.J. Tabar 1 COMENTARIOS 25/05/2015 - 12:41

Gente que bromea con ir a votar templado de vino -y va- porque cree que una ligera ebriedad es la mejor condición para enfrentarse a la papeleta. Gente que vota en familia, gente que vota en voz alta y a sigla descubierta. Gente que se queda en casa discutiendo si vale más corrupto conocido o neonato político. Gente que comparte su voto en Facebook con los consiguientes  “me gusta” y “no me esperaba eso de ti”.

En el colegio Antonio Zerolo (Arrecife) un apoderado rima camiseta y playeras con el color de su partido. Naranja Ciudadanos. En el instituto Salinas, apoderados de San Borondón hablan de la inteligencia de los músculos y apoderados del PSOE ordenan el flujo de electores con soltura técnica de backstage. Un pequeño error en una de las mesas genera una cola de electores y eleva la temperatura de la sala. Se percibe calor de gimnasio. 

Hay presidentes de mesa que hacen chistes, gente que se enfrenta a la elección de papeletas en público, otros que buscan una intimidad difícil de encontrar. Otros están preocupados por no encontrar su opción en el bufé de papeletas, hay quien ya trae el sobre cerrado desde casa y gente que se viste de fiesta para votar. Para algunos es su primera vez.

El despliegue de mítines tradicionales (fiestas de simpatizantes donde se practica el fenómeno fan en vez del debate) y de propaganda electoral (omnipresente en farolas, esquinas, en medio de la calle, en rotondas, en paredes, en banderolas, en tótems, en vallas, etc.) es inmenso. “Gobernar para la mayoría”, “Trabajar, hacer, crecer”, “Lanzarote, de aquí en adelante”, “Es tiempo de izquierda”, “Canarias eres tú”. Los partidos tradicionales insisten en el slogan y en las herramientas tradicionales. Cada elector lanzaroteño recibió a domicilio más de 115 gramos de papel, en concepto de papeletas y cartas remitidas por los candidatos.

Cada elector lanzaroteño recibió a domicilio más de 115 gramos de papel, en concepto de papeletas y cartas

A media tarde, las sedes electorales calientan motores para recibir los primeros datos. Cierran los colegios electorales y comienza el  escrutinio. En territorio peninsular, ya se conoce que el bipartidismo está herido de muerte y que a partir de ahora deberá entender la política con las nuevas fuerzas políticas surgidas del 15M. Ada Colau gana la alcaldía en Barcelona, Manuela Carmena consigue un concejal menos que Esperanza Aguirre, que entre el cansancio y la dignidad confunde términos: “El PP ha sido el municipio más votado”, dice en su primera comparecencia.

Conforme se confirman los datos en Lanzarote, llegan las declaraciones y el fragor. “No ha ganado Jesús Machín, ha ganado el pueblo de Tinajo”, dice el primer edil de Tinajo. Le sigue la sorpresa de Oswaldo Betancort por llevarse mayoría absoluta en Teguise, la satisfacción de Pedro San Ginés por revalidar plaza en el Cabildo con CC, el “llamamiento a la responsabilidad” del socialista José Montelongo para cuadrar pactos en Arrecife, la imposibilidad del PP de lograr mayoría absoluta en Tías y el hundimiento del PIL, que lamenta “no haber sabido leer” al electorado. El común denominador es la celebración y la euforia. También en Podemos-Ganemos y en Somos Lanzarote, que consiguen estar en todas las instituciones de la isla, menos en Tinajo.

Casi todo el mundo está contento, a pesar de que el sistema sigue presentando unas cifras de abstención desoladoras

La interpretación de los datos es la más libre de las ciencias. La alegría estadística se practica con euforia a lo largo de la noche electoral. Quien no se compara con 2011, se agarra al porcentaje de voto o a sus circunstancias. Casi todo el mundo está contento, a pesar de que el sistema sigue presentando unas cifras de abstención desoladoras. La media de participación española está en el 65%. En la provincia de Las Palmas no llega al 60%.

En Lanzarote, las cifras se desmayan. En Arrecife -tercera capital del archipiélago en número de habitantes- ha votado el 46% del electorado. Como viene siendo habitual, es la peor cifra de participación de la isla (Haría alcanza un 71%, Tinajo un 62%, Teguise un 57%, San Bartolomé un 54%, Yaiza y Tías un 52%).  Algunos electores ni han votado, ni han botado de alegría, ni han botado de las instituciones a los proyectos opacos o sospechosos de corruptelas o corrupción. Más del 54% de los vecinos con derecho a voto no ha ejercido su única oportunidad cuatrienal de participar en el  sistema político. En Arrecife, gana por mayoría la abstención.

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