No deja de ser curioso que una sociedad tenga una promoción a medio construir y permita que la construcción acabe, no ya llena de gente ocupando unas infraviviendas sin luz ni agua, sino llena de basura y dando una imagen lamentable a una zona turística. Y que haya directivos de la patronal turística entre sus accionistas.

Quien ha permitido que eso ocurra durante dos décadas es la empresa, en primer lugar, y el Ayuntamiento de Teguise, que no ha obligado a adecentar la zona, a tenerla vallada y limpia. El Ayuntamiento llegó a decir que no localizaba a los propietarios. 

La desaparecida promotora apareció y le empezaron a entrar las prisas cuando la urbanización empezó a tener habitantes. Hasta entonces le había dado lo mismo y ahora ha pasado del desinterés a tener ya el permiso y el proyecto para construir un hotel de cuatro estrellas.

Pero es más curioso aún. Hace solo dos años, el Ayuntamiento decía que se iba a hacer cargo de la demolición de esa parcela, la que está a la entrada de Costa Teguise y donde viven unas 90 familias. Y que lo iba a hacer “ante la negativa de la propiedad”.

Ya se han olvidado de demoliciones, de negativas y de todo. Ahora todo el mundo a remar por el progreso. Hagamos la ola a unos promotores ejemplares. Bienvenido el nuevo hotel, que es justo lo que estaba necesitando la Isla. Cuando se abra, los flamantes empresarios se quejarán de que no encuentran trabajadores por la falta de vivienda en la Isla. Ya lo verán.