Patricia Yurena Rodríguez nunca fue una modelo clásica. Siempre destacó y no solo por su belleza, sino por su inteligencia y su papel como activista social y referente en la diversidad sexual y derechos humanos. La tinerfeña ha decidido meter en su maleta no solo sus mules sino sus pinceles para enfocarse en su parte más creativa y presenta su primera exposición 'Azul: el mar y la mujer en perspectiva' el próximo 26 de octubre en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC) en el Castillo de San José de Arrecife que estará abierta hasta el 2 de noviembre.

Esta colección, patrocinada por los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote (CACT), es la primigenia aparición de la faceta artística de Rodríguez a tras haber finalizado su formación en la Escuela de Arte de Madrid (ESDIP). 'Azul: el mar y la mujer en perspectiva' narra la unión entre la mujer y el mar. Una mirada donde zambullirse en la conexión con el océano como refugio y lugar digno de proteger.

'Azul: el mar y la mujer en perspectiva' realza la belleza y fragilidad de este ecosistema, apostando por remover conciencias para su preservación, a fin de mantener esa esencia de lugar salvaje donde la huella del ser humano debe ser mínima, respetuosa y simbiótica.

La artista se sumerge de lleno en el arte con una exposición basada, fundamentalmente, en la pintura digital, una fórmula innovadora a la par que avanzada en lo referente a la técnica. No obstante, esta exposición se convierte en un lugar de encuentro entre lo novedoso y lo tradicional, dándose a través de la convergencia la pintura digital y una trilogía de acuarelas que serán presentadas en exclusiva el 26 de octubre en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC).

El debut como artista llega en un momento donde la vida de Rodríguez se ve marcada por el crecimiento personal y la transición que ahora mismo le acontece. La autora levantó heridas en 2014, cuando un año después de quedarse a un paso de convertirse en la mujer más bella del mundo hace pública su relación con una mujer. Un momento donde la esfera social y mediática no supo estar a la altura del altavoz en materia de diversidad sexual que Rodríguez estaba suponiendo, aún más en un sector tan estigmatizado como lo era el mundo de la moda en esos tiempos donde escaseaban referentes de este tipo. No obstante, y a pesar de que en su día la agitación pública le obligase a dar un paso atrás, la autora continuó luchando por los derechos de un colectivo que, aunque no la pusiese en el lugar que merecía, tiene que agradecer esta deuda con alguien que ha contribuido activamente a la visibilización y aceptación de la diversidad sexual del ser humano.