Dice la consejera de turismo de Canarias, Jéssica de León, que hay que regular la vivienda vacacional porque “está en juego nuestra sostenibilidad, la calidad de vida y el empleo”. Y anuncia que va a comenzar un periodo de consultas con todos los sectores para lograr un marco legal "muy participado, multidisciplinar y multisectorial".

La regulación actual “no incluye planificación turística ni urbanística ni pone límites cuantitativos” ni hay regulación de la calidad ni distinción de categorías ni modalidades ni un registro único. En resumen: que no hay regulación. Así que cualquier cosa que aborda el problema suena bien. Participación, sostenibilidad, calidad de vida... ¿qué puede salir mal? Pues probablemente todo, porque si la sostenibilidad es el comodín de la nada más absoluta, la participación se ha convertido en la coartada del que no quiere tomar decisiones difíciles.

El alquiler vacacional y la falta de vivienda son uno de los problemas más graves por los que pasan los ciudadanos de este Archipiélago. Es de suponer que los candidatos a las elecciones se presentan porque tienen, además de conocimiento de los problemas, ideas para las soluciones, pero ahora se muestran comprensivos y hacen periodos de consultas y participaciones multisectoriales.

Es decir, que o no sabe cómo abordar el asunto o, peor aún, que sabe que para solucionarlo hay que molestar a alguien y no está dispuesta a hacerlo. De hecho, en la comisión parlamentaria donde se abordó ya lo dejó claro el socio de gobierno. José Manuel Bermúdez, de CC, consideró que “la regulación debe ser muy cuidadosa para no perjudicar a ninguna de las partes”. Como si pudiera abordar la vivienda de forma aislada sin abordar el problema esencial, que es el acceso a la vivienda.

La guinda de la confianza la pone la propia consejera, que dice que la Ley de Vivienda estatal “desprotege al propietario y defiende al ocupa, lo que hace que haya menos oferta y se tensione el mercado inmobiliario”. No diferencia entre ocupa y moroso y confunde las causas con las consecuencias: si hay ocupas o morosos es por la escasez de oferta y la subida de los precios, no al revés. Así va a ser imposible arreglar nada.