Purga. En algunos círculos, se dice sobre aquellos trabajadores de la Administración lanzaroteña formados, que no deben su puesto al político de turno, que aplican un criterio basado en lo que consideran interés general frente a las presiones para favorecer intereses particulares (lo habitual) y que no se pliegan al concejal o consejero... que son unos inmovilistas, unos amargados, que no quieren el progreso y que no dejan hacer nada. Están de enhorabuena. Esta rara avis cada vez es más rara. En el Cabildo, por ejemplo, a unos los apartan y otros ya se dan por aludidos y no se meten en problemas. San Ginés está preparando un Cabildo a su medida, es decir a la medida de los que mandan. Como ha sido siempre, por otra parte.

Renovables. Hace tres años y medio el flamante nuevo portavoz de CC en el Cabildo, Sergio Machín, entonces consejero de industria, anunciaba la inminente firma de un convenio con el ITC y el IDAE para la puesta en marcha de un parque eólico de doce megavatios para que Inalsa ahorrara energía. Iba a estar financiado por el famoso Plan Canarias de Zapatero, que no pasó de plan. Era una apuesta por las renovables. Hace tres años y medio. El actual presidente lleva seis años en el cargo y no se ha movido una piedra para dejar de depender tanto del petróleo. Ahora vuelven a anunciar una batería de proyectos y quieren hacer partícipes, accionistas, a los ciudadanos. Los parques los explotará Inalsa. Es curioso: Inalsa, que gestionaba el agua, que era pública y que la ha privatizado San Ginés. Ahora quiere que sea de nuevo de todos. Paradojas, Dice San Ginés que Lanzarote puede ser cien por cien renovable. Ojalá su capacidad estuviera a la altura de las tonterías que dice.

Espacios públicos. Ceder ahora el Islote de Fermina para hacer un acuario es un fracaso espectacular de la política en general y de algunos en particular. Del alcalde, por ejemplo, que cuando era consejero de turismo anuló el proyecto que había ganado un concurso de ideas, el de Carlos Morales, para recuperar el de César Manrique. Se ejecutó la obra y se dejó morir, y ahora que es alcalde no quiere saber nada del asunto. Lo que mejor hacen los gobernantes últimamente es de quitarse los problemas del medio, cediéndolos a la iniciativa privada, y presumir de solucionar el problema. Parece que todo lo público debe ser rentable económicamente. No se sorprendan si cuando se deteriore el piso del Paseo del colesterol, a alguien se le ocurre cederlo a una empresa privada, que cobrará por usarlo a cambio de hacer las obras de mejora. No se sorprendan y no se rían, que lo peor de todo es que ustedes mismos lo acabarán justificando.