La quesería insular es un misterio. Su explotación se adjudicó por el Cabildo en diciembre de 2010 al grupo Maxorata, que ha venido durante años recibiendo la leche de buena parte de los ganaderos de Lanzarote y que tiene que cruzar el estrecho de la Bocaina para ser procesada en sus instalaciones. “Tenían que ponerla en marcha en tres meses y han pasado ya casi tres años”, denuncia el portavoz del Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), Ramón Bermúdez.

En marzo de 2011, en plena carrera electoral, el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, y el entonces alcalde de Teguise, Juan Pedro Hernández, cuyo ayuntamiento es el propietario de las instalaciones, se tomaron un yogur de leche de cabra, uno de los productos que se anunció que saldrían de la quesería. En aquel acto se prometió que “casi con toda seguridad en medio año” se iniciaría “una actividad que revitalizará el Complejo”.

En septiembre de ese mismo año, la empresa anunció que poco después, “en diciembre”, empezaría a elaborar y comercializar queso y yogur, comenzando con una producción que necesitaría entre 3.000 y 4.000 litros de leche.

Bermúdez se queja de que ya ha tenido que preguntar de manera oficial en el Cabildo tres veces en lo que va de mandato sobre la situación de la quesería insular, la última esta semana. Ni las respuestas ni los pronósticos, en este caso, se han cumplido. “Después de casi tres años se ha estado engañando a los ciudadanos y no sabemos si a día de hoy el Cabildo tiene intención de que la quesería se ponga en marcha”, dice.

“Lo que más nos choca es que la empresa a la que se le adjudicó la quesería insular esté vendiendo queso asegurando que es de Lanzarote cuando en la propia etiqueta pone su central en Puerto del Rosario”, critica. “El Cabildo tiene que exigir que se cumpla lo acordado”, sentencia el portavoz del PIL. Este periódico intentó ponerse en contacto, sin éxito, con el consejero de Agricultura y Ganadería, Francisco Fabelo, de baja médica según fuentes del Cabildo.