ORDEN: Squamata

FAMILIA: Viperiade

GÉNERO: Peperorum soriasis

ESPECIE: Vípera Aspis

HÁBITAT: La Bufona

Hasta hace sólo unos años no se había detectado su presencia en Canarias. Su hábitat se circunscribía a los Pirineos, Francia, Italia, Egipto y el Sur de la provincia de Soria (por debajo), de donde los investigadores piensan que procede este ejemplar asentado en Lanzarote. Se adapta sin ningún problema a un hábitat caluroso, falto de vegetación y de alimento porque su instinto de supervivencia es muy acusado y está fuera de toda duda. Aunque no tolera fácilmente el ataque de sus potenciales depredadores, en la Isla no ha tenido que recurrir al camuflaje, y aunque tiene preferencia por los lugares frescos (salones y despachos, a ser posible con aire acondicionado), se ha adaptado a zonas áridas y yermas. De hecho, hizo su madriguera en un suelo rústico de protección de jable, en una zona, La Bufona, aparentemente desprotegida pero que cuenta con la protección de otras especies mucho más poderosas con las que convive en simbiosis.

Esa misma capacidad de adaptación es la que le ha permitido liderar su ecosistema más cercano y ser aceptada por especies como las gaviotas, que en otros lugares la atacarían sin miramientos. Logró esa aceptación a pesar de la hostilidad inicial de animales con bigote, pero como suele ocurrir en el Reino animal, una vez marcado el territorio, se sella una alianza de no agresión y contra enemigos comunes que le permite vivir con holgura y con el reconocimiento de sus semejantes.

Es de longitud media y cabeza ancha, de movimientos rápidos y constantes. Presenta una actividad frenética, infrecuente en ejemplares de esta especie. Por contra, no se centra. Es escamada. Esto quiere decir que tiene escamas de color parduzco. Su mordedura es dolorosa y tiene consecuencias severas. Lo saben bien tanto ejemplares de su misma especie como de especies rivales. Mantiene un carácter inestable y es celosa de su territorio, por lo que suele estar a la defensiva. A pesar de ello, puede llegar a atacar por iniciativa propia y sin necesidad de sentirse acorralada. Digiere a sus presas velozmente.

Es un predador tenaz, caza al acecho y abate a sus presas mediante su mordedura venenosa. Se alimenta principalmente de pequeñas presas. Su veneno no es letal aunque su toxicidad es variable: aumenta en periodos preelectorales y cuando hay presencia de queroseno en el ambiente, lo que le hace alterarse y generar en sus glándulas una concentración mayor de soriatina, que sí puede ser letal. En los últimos tiempos, se siente amenazada por distintas especies que no toleran el olor a gasolina ni la amenaza sobre el ecosistema que suponen los hidrocarburos, y ha protagonizado varias escaramuzas. Su mordedura puede producir mala hostia repentina, demagogia, afán de protagonismo, atracción por la descalificación, énfasis privatizador e ínfulas de gran gestión, e incluso en casos extremos, la afiliación al Partido Popular.

En caso de mordedura y para evitar que sea letal, se pueden hacer dos cosas: acudir al recién creado Centro de vacunación del Ayuntamiento de Tías, que está invirtiendo en la elaboración de un antídoto contra esta especie en concreto, o bien, tal y como ha hecho una de las especies que compiten en el mismo hábitat, la Caraballus socialistae, rezar encomendándose a San Ginés, para que el veneno no penetre en los órganos vitales.