El nuevo Plan Insular de Ordenación (PIO) está sobre la mesa. Una década después de su contratación al urbanista José María Ezquiaga y tras reiterados tropiezos en su tramitación, la propuesta de hoja de ruta para Lanzarote durante los próximos años está lista para abrirse al debate público.

El documento de aprobación inicial del PIO establece novedades: permite hoteles en núcleos urbanos del interior y del litoral de la Isla, define seis áreas de suelo rústico en el entorno de Playa Blanca, Puerto Calero, Puerto del Carmen, Costa Teguise, Arrecife y Güime en las que se podrían desarrollar “equipamientos complementarios a la actividad turística” y establece condiciones para la implantación de la vivienda vacacional, un fenómeno que está cambiando el modelo de alojamiento turístico tradicional.

El nuevo Plan Insular, entregado hace escasas fechas en el Cabildo, determina un “límite global máximo” de plazas alojativas de 95.050 camas entre hoteles, complejos de apartamentos y la oferta de turismo rural. En la actualidad hay 61.781 plazas.

La cifra del techo turístico de Lanzarote del PIO tiene matices: no incluye todas las plazas que se construyan en establecimientos turísticos renovados ni tampoco las de los hoteles en núcleos urbanos residenciales que introduce el nuevo Plan Insular.

En cualquier caso, según señala el documento de Ezquiaga, lo máximo que se podría llegar a construir serían 105.089 plazas alojativas turísticas. El urbanista trabaja con un escenario de “reactivación de la demanda turística” y, para el horizonte del año 2039, plantea una Isla que rondaría los 250.000 habitantes, con unos 154.000 residentes y 95.000 turistas.

Ezquiaga apunta en la normativa de su Plan Insular un “límite máximo” de crecimiento de un cinco por ciento anual de la oferta en las zonas turísticas definidas: 31.681 plazas en Costa Teguise, 30.821 en Puerto del Carmen, 27.598 en Playa Blanca, 1.605 en Puerto Calero, unas 1.635 en Arrecife, otras 1.230 plazas en La Santa y 480 en Famara.

El Plan de Ezquiaga apunta a un techo de 105.000 plazas, establece un crecimiento “máximo” del 5% anual y dibuja 16 millones de metros rústicos en los que caben equipamientos turísticos

Ese ritmo de crecimiento, aclara en la normativa del Plan Insular, “no es aplicable” a las obras de rehabilitación sin aumento de plazas, las plazas que los promotores hayan obtenido como “incentivos” por la renovación de establecimientos obsoletos.

Tampoco habría límite de crecimiento para la conversión de apartamentos o bungalós en villas y hoteles, ni para “la construcción de hoteles urbanos y rurales fuera de las zonas turísticas”. Esta última oferta, una de las principales aportaciones de Ezquiaga, está asociada, según asegura en el Plan Insular, “a una estrategia de revitalización de los núcleos” del interior y del litoral de Lanzarote.

Así, el futuro Plan Insular permitiría hoteles de 50 plazas en Tías, San Bartolomé, Güime, Yaiza, Tahíche, Nazaret o Playa Honda. También se podrían construir hoteles de 20 plazas en Uga, Montaña Blanca, Haría, Arrieta, Charco del Palo, Órzola, Punta Mujeres, Guatiza, Tiagua, Teguise, Las Caletas, Los Cocoteros, Caleta de Caballo, Tinajo, Mancha Blanca y La Santa. Como límite, Ezquiaga apunta a que esa oferta turística no podría superar el cinco por ciento de las plazas residenciales para “evitar el desplazamiento de la población”.

Ocio en suelo rústico

Otra de las principales novedades del Plan Insular de Ordenación de José María Ezquiaga es la definición de seis áreas de suelo rústico, que sumarían unos 16 millones de metros cuadrados y que en el nuevo planeamiento se consideran “con potencial estratégico”. En estas bolsas de suelo sería compatible el desarrollo de equipamiento turístico complementario.

Es el caso de la franja de más de 2,2 millones de metros cuadrados que el PIO define al norte de Playa Blanca, desde la punta de la urbanización Las Coloradas, hasta el otro extremo de la carretera de acceso a la localidad sureña.

En este suelo, que denomina como ‘Llanos del Rubicón’, el nuevo Plan especifica que “bien pudiera ser posible también la ejecución de usos dotacionales extensivos tipo campo de golf” y las instalaciones “que fueran necesarias” para la “viabilidad de este uso principal” dotacional y deportivo. El único límite que establece es “la reutilización de aguas depuradas para el riego”.

En estas piezas de suelo rústico se contempla una significativa variedad de usos, desde los citados campos de golf a las bodegas, equipamientos culturales o turísticos, categorías genéricas que flexibilizarían la construcción de un amplio abanico de proyectos. También se autorizarían actividades agrarias, invernaderos de tamaño “medio”, edificaciones ganaderas y parques de energía solar o eólica.

(Bb-ARE_4), bolsa de suelo rústico en Puerto Calero, con múltiples usos posibles.

Hay otra bolsa de suelo de estas características que engloba desde el norte de Puerto Calero hasta el núcleo costero de Playa Quemada, con más de 2,1 millones de metros cuadrados de superficie. Otra zona rústica ‘estratégica’, la más amplia, con más de 6,8 millones de metros, es la que se encuentra entre el campo de golf de Puerto del Carmen, la circunvalación de la localidad turística y la carretera LZ-2.

En la parte baja de Güime hay una cuarta zona, con unos 800.000 metros cuadrados. Otra, de unos 3,3 millones de metros, está entre la trasera del muelle de Los Mármoles, la circunvalación de Arrecife y Tahíche. También se consideran zonas rústicas estratégicas el espacio donde está la prisión y el emplazamiento próximo del futuro campus universitario, así como el Complejo Agroindustrial de Teguise.