Amelia vive desde hace más de veinte años en uno de los apartamentos Las Tabaibas, en Costa Teguise, junto al pueblo marinero. Lucie lleva ocho años viviendo en el mismo complejo. Blanca, más de 13, Elsa unos seis años, Ana cerca de siete y Steve vive desde hace 18 años en esos mismos apartamentos.

Ahora tienen en común algo más que ser vecinos. Todos han recibido una carta que no les deja vivir tranquilos. Hace tres años el complejo, con más de veinte apartamentos y piscina común, fue vendido. Lo compró un grupo lanzaroteño que tiene otros planes para los apartamentos en los que no entran los actuales inquilinos.

Los nuevos propietarios les ofrecen una opción de compra que no pueden asumir: 140.000 euros por un apartamento de dos habitaciones. La otra opción es abandonar la vivienda. Algunos inquilinos ya lo han hecho, pero otros no lo tiene tan fácil. Todos tienen ya fecha de salida porque no les van a renovar el contrato. Blanca debía abandonar la casa la pasada semana y aún no había conseguido encontrar otra.

La escasez de vivienda de alquiler se está convirtiendo en un gravísimo problema en la Isla. Es imposible encontrar una casa en alquiler, ni en Costa Teguise ni en ningún sitio. Hay muchas viviendas vacías, pero pocas en el mercado de alquiler tradicional, ya que muchas se han pasado al alquiler vacacional, y los precios, ante la escasez, se han disparado. “La empresa me ofreció un apartamento de una habitación, pero vivo con mi hermana y con mi hijo, y no cabemos”, señala Blanca.

Elsa Betancor vive con sus tres hijos y pide ayuda de forma urgente porque sólo le quedan siete meses de contrato. Hace más de un año recurrió “a todas las inmobiliarias de la Isla”, pero no la han llamado. Su deseo es seguir viviendo en Costa Teguise, donde han ido siempre sus hijos al colegio. “Para mí sería un trauma cambiarme”, asegura.

“Intenté negociar, les dije que si me buscaban una vivienda con las mismas condiciones me iba, pero nunca me contestaron”, dice. También planteó pagar más, pero le dijeron que no. Hasta ahora lo único que ha encontrado para cambiarse es un estudio por el que piden cinco meses de fianza y una mensualidad de 900 euros. “¿Quién puede permitirse eso?”, se pregunta. También cuenta el caso de una amiga que estuvo buscando casa durante mucho tiempo y al final encontró una en Soo, pero cuando la casera se enteró de que tenía hijos, le dijo que no se la alquilaba.

A los vecinos del complejo Las Tabaibas, en Costa Teguise, no les renuevan el contrato de alquiler y no encuentran una casa a la que trasladarse, ante la escasez de vivienda en el mercado de alquiler

Blanca dice que siempre ha pagado el alquiler pero que no puede pagar mucho más porque no tiene un trabajo fijo, y a veces, su hermana y ella, trabajan, y a veces no. Todos pagan entre 400 y 500 euros. A Amelia, que vive enganchada a una bombona de oxígeno, ya se le ha pasado el plazo pero le han dado una prórroga hasta septiembre. Dice que no vive sola, que vive con sus dos gatos y tampoco sabe qué va a hacer cuando tenga que dejar la casa.

“En Costa Teguise no hay casas, en Arrecife tampoco y en Playa Honda menos”, dice Ana, otra de las inquilinas: “Lo único que encuentro es para pagar más de 700 euros, y si cobro 1.200, ¿cómo voy a pagar más de la mitad de mi sueldo por la casa?”, se pregunta. Si se mira en el portal Idealista, uno de los principales del sector en Internet, en Arrecife sólo se ofertan seis casas. La más barata es de 700 euros y la más cara, un piso en la Calle Real de una sola habitación, por 1.200 euros.

Los vecinos temen que la nueva propiedad quiera explotar los apartamentos, que siempre han sido residenciales, como alquiler vacacional. Las últimas sentencias judiciales ya permiten el alquiler vacacional en zonas turísticas, algo que no permitía la normativa de la comunidad autónoma que regula el alquiler vacacional.