El Islote de Fermina es “el icono del fracaso político en Arrecife”. La expresión es del presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, que junto a la alcaldesa, Eva de Anta, ha respaldado que el privilegiado espacio de la marina de la capital se rehabilite mediante un proyecto que tiene una doble vertiente: el uso náutico deportivo y una especie de vivero tecnológico para albergar iniciativas ligadas a la evolución de la industria turística.

Los contactos entre el Ayuntamiento, que tiene la concesión de Costas, y el Cabildo, que impulsaría el proyecto desde el área de Turismo, se han sucedido durante mayo y está previsto que en breve se formalice un acuerdo.

El “músculo económico” para la gestión del proyecto lo aportarían los Centros de Arte, Cultura y Turismo, y también el Gobierno de Canarias que puso 250.000 euros en el presupuesto de este año para el conocido como Islote del Amor.

La Consejería regional de Turismo ya invirtió 2,5 millones la década pasada en culminar las instalaciones, sobre la idea que el artista César Manrique había esbozado en los años 70. El espacio se inauguró en agosto de 2008, se cerró y se abandonó.

Antes, se había desechado un concurso de ideas, que ganó hace 16 años el arquitecto Carlos Morales. En 2014, el grupo de gobierno municipal (CC y PSOE) abrazó el proyecto de unos inversores alemanes que querían ubicar en el islote un acuario.

Cabildo y Ayuntamiento de Arrecife ultiman un acuerdo para recuperar el espacio abandonado, que sería el tercer proyecto que se lleva a cabo en el mismo lugar

En marzo del año pasado, los inversores desistieron ante la negativa del Ayuntamiento a desprenderse de la concesión del islote. Se retomó entonces la opción de la iniciativa pública y se constituyó una mesa para decidir el futuro del espacio.

En una única reunión abierta al público, Carlos Morales defendió la actualización de su proyecto, centrado en la actividad náutica, y la Fundación César Manrique reivindicó la “huella” del artista en el islote, que definió como un “cuadro inacabado”.

A falta de que se concreten los detalles del nuevo proyecto, ésta sería la tercera ocasión que se hacen obras en un islote “que parece que está gafado”. “Hagamos o dejemos hacer, pero no sigamos en la inacción porque llevamos 40 años así”, concluye San Ginés.