El Hospital Doctor José Molina Orosa incurrió en “un funcionamiento anormal del servicio sanitario” del que se ha derivado una “responsabilidad patrimonial”. La afectada fue una recién nacida que en el parto, que se produjo el 16 de febrero de 2009, ingirió líquido amniótico, por lo que se le debía administrar antibióticos por vía intravenosa.

El bebé quedó ingresado para controlar su evolución. Sin embargo, mientras estuvo hospitalizada, se salió la vía por la que se estaba realizando el tratamiento, “lo que le produjo una quemadura de tercer grado”. Como consecuencia de la quemadura, la recién nacida tuvo que ser sometida “a un desbridamiento y autoinjerto de piel”. La niña fue operada el 24 de marzo.

La familia de la menor denunció que había recibido “una inadecuada asistencia” y que eso había sido la causa “del daño y de la secuela de carácter estético que padece”. El Servicio Canario de Salud (SCS) reconoció la “relación causal” entre el tratamiento “y la lesión”. La familia cuantificó los daños y perjuicios en 23.153 euros.

El Consejo Consultivo de Canarias, que ha emitido un dictamen preceptivo en el caso, considera “contradictorio” que el Servicio Canario de Salud defienda que la actuación sanitaria fue “ajustada” a la legalidad pero al mismo tiempo admita su responsabilidad. Así, “en contra de lo que sostiene la Administración, en el presente caso concurren circunstancias que permiten sostener que la asistencia no fue ajustada” a lo que marca la ley.

El Consultivo destaca que las declaraciones de los enfermeros que asistieron al bebé “ponen de manifiesto que la colocación de la vía había sido dificultosa, que estaba fijada con abundante esparadrapo y a su vez vendada con venda elástica para proteger la estabilidad de la fijación de la vía”. El propio enfermero que atendió a la menor de noche “expresamente indica que el vendaje le impedía vigilar el punto de punción”.

La familia de la menor advirtió que los expertos recomiendan no cubrir la vía y también se planteó “un posible mal funcionamiento de la bomba al no haberse activado su sistema de alarma”.

La negligencia provocó “una necrosis cutánea grave” del dorso, tobillo y parte de la pierna izquierda. Tuvo que ser intervenida en el Hospital Materno Infantil, en Gran Canaria, y someterse a controles en Gran Canaria a lo largo de tres meses. La Consejería de Sanidad ha pretendido regatear con la familia de la afectada para pagar la mitad de lo que reclamaba.