Ni Ginory se llama ya Casa Ginory ni el solar es suyo, pero el que ya se puede considerar el aparcamiento más caro de la historia lleva su nombre asociado irremediablemente. Los propietarios, o al menos los que dicen ser los propietarios, son los herederos de una sociedad llamada Litos Canarias, los hermanos Arrechea Fuster. Compraron la antigua Fábrica de las Nieves a Antonio Medina en 1977 para desarrollar un proyecto urbanístico que nunca se hizo. No se sabe el precio de compraventa pero el único gasto que han tenido en estos años es en abogados. Seguro que los 23 millones que van a cobrar les da para pagar esa factura.

En los años 80, el Ayuntamiento comenzó a hacer el paseo del Charco. Ocupó una parte por la vía de hecho y no expropió ni compensó. En el Plan General de 1991 se califica el suelo como urbanizable. La propiedad considera que es urbano y los tribunales le dan la razón. Solicitan la expropiación o un convenio. Se opta por la expropiación. Consiguen un justiprecio de 20 millones de euros y el Ayuntamiento no recurre el precio.

Durante la mayor parte del tiempo, la defensa del Ayuntamiento la ejerció el exsecretario Felipe Fernández Camero. Al final, habrá que alegrarse de que solo sean 23 millones. En ningún momento del proceso, los propietarios se vieron exigidos a demostrar que eran propietarios de todo lo que reclaman. Ahora ya se sabe que la finca por la que se va a pagar es la unión de dos fincas que no eran colindantes. Milagros del urbanismo y de los Registros de la propiedad.

Los propietarios siguen sin presentar las certificaciones registrales correspondientes donde se reflejen correctamente la titularidad. Se podría dar el caso de que el Ayuntamiento no pudiera registrar los terrenos a su nombre. Y queda la sorpresa de que los 10.754 metros, que ya se sabe que son en realidad 5.799, sean aún menos, porque parte de la parcela está en zona de servidumbre marítimo terrestre y toda ella dentro de la zona de tránsito. Cuando se haga el deslinde, en breve, va a ser un melodrama: unos a reír y otros a llorar.

Hice una promesa interna de ocuparme solo de lo esencial, pero no la puedo cumplir porque la sobreactuación en este sainete me desvía la atención. La mayor responsabilidad recae ahora, sin duda, en la alcaldesa, que tiene un empeño inusual en pagar cuanto antes. Lo mínimo exigible, en cualquier caso, sería que se depuraran responsabilidades. De hecho, se aprobó hace nueve meses crear una comisión de investigación que no se ha puesto en marcha.

Si eres mal actor, la recomendación es quedarte corto. Es lo que hace CC, que si hubiera estado en la oposición hubiera votado en contra, pero ahora que acaba de entrar al gobierno se abstiene en el crédito de 27 millones para, principalmente, pagar la expropiación del solar. Pues para estas cosas es para lo que uno quiere entrar gobernar.

El PSOE opta por sobreactuar, como lo hacía Fernando Fernán-Gómez en aquella película en la que encarnaba a un cómico ambulante que tenía un pequeño papel en el cine y desesperaba al director (que se acaba acordando del padre de los hermanos Lumiere), porque alargaba las vocales y alzaba la voz para que le oyeran como si estuviera en el teatro. Dos semanas después de salir del gobierno presentan una moción para que se ponga en marcha la comisión que no puso en los nueve meses anteriores, hablan de “expolio” a las arcas públicas y piden que se paralice el pago de inmediato e intervenga el Consejo de Ministros. La petición es justa y necesaria pero es para estas cosas para las que se gobierna.

Caprichos del destino. La película de Fernán-Gómez era “El viaje a ninguna parte”.

Feliz Navidad.

Antes

Ahora