Cuando se rompe un pacto de gobierno, de repente uno se da cuenta de lo mal que lo ha estado pasando la alcaldesa o presidenta de turno, y le nace un impulso inmediato de empatía, de ponerse en su lugar (que por cierto se consolida cuando se viene a la cabeza el sueldo). Toda mi solidaridad con aquellos alcaldes y alcaldesas cuyo día a día se compone de traiciones y deslealtades. Quién se iba a imaginar que esto pudiera ocurrir en política. No hay derecho.

Nada podría ser más revelador, por otra parte, y más transparente, que la ruptura de un pacto sino fuera porque casi todo lo que se dice es mentira. Respecto a un pacto entre PP y PSOE hay que buscar argumentos para firmarlo pero no para romperlo. Hace solo un mes, Astrid Pérez dijo en el Parlamento que el PSOE había puesto en marcha “un proceso para liquidar la democracia” y que los “señores socialistas y podemitas” atacan a la Constitución y “a las más altas instituciones del Estado, con el rey a la cabeza”.

Pero esto tiene una explicación, porque Pérez dijo la semana pasada que en el municipalismo no cree en la ideología “sino en la capacidad de trabajo” y por eso invita a formar parte del gobierno tanto a CC como a Lanzarote en Pie. “Cuántas más manos, mejor”, dijo. A ver si resulta que lo que va a necesitar Arrecife son más cerebros.

En realidad, lo que parece que quiere decir es que no cree en el municipalismo, o que la política en un Ayuntamiento se reduce a eso tan manido de hacer lo que necesitan los vecinos, que a su vez se acaba en el reduccionismo de empichar calles, poner farolas y organizar verbenas. De hecho, el Ayuntamiento ha renunciado a elaborar por sí mismo el Plan General, que es una de las principales herramientas que tiene un Ayuntamiento para transformar su presente.

Hasta ahora, con capataces de obra en los despachos de las alcaldías nos ha ido como nos ha ido. Está bien trabajar sin descanso si se sabe para qué o hacia dónde. Si se trata de cavar zanjas para después taparlas se podrá ganar el Premio Keynes a alcalde del año, pero eso no soluciona nada. Si todo vale es que no vale nada.

La alcaldesa ha cesado a los concejales del PSOE por deslealtad e inacción. Dice que le pidió a Roy González que se quedara por su “incansable trabajo”en el área de deportes, que sorprendentemente no ha dado el fruto de poder ver abierto de nuevo el pabellon de deportes de Argana, que debería ser una prioridad inaplazable. Si fuera por deslealtad e inacción, la alcaldesa podría cesar a varios de sus compañeros de partido e incluso, para ser justos, a ella misma.

Como suele ser habitual, el pacto también se rompe en otra institución porque el otro partido se ve obligado a cesar a sus socios a pesar (y esto es un clásico) de que todo funcionaba perfectamente. Dice la presidenta del Cabildo, Loli Corujo, que las de Pérez son excusas infantiles porque su decisión viene impuesta por Génova. Y probablemente tenga razón. Pero también dice lo siguiente: “No se puede mantener un acuerdo de gobierno frente a un partido que comparte estrategia política con CC, ahí no van a encontrar al PSOE”. Ahí no, pero si echamos la vista no tan atrás lo encontramos precisamente con CC. Y si fuera necesario, dentro de un año y medio lo volveremos a encontrar.