Nos está quedando un panorama precioso. Mientras que los grandes fondos de inversión siguen comprando hoteles en Canarias y comienzan a copar el mercado del alquiler de vivienda (que acaba destinada al alquiler vacacional), los precios para acceder a una vivienda siguen subiendo y hay personas, con menores a su cargo, que tienen trabajo y viven en casas sin terminar, sin luz ni agua corriente, de las que, además, acaban siendo desahuciadas.

¿Las soluciones? Como siempre, construir. Si hay alguna duda, hay que construir, y si no hay dudas pues mientras tanto se va construyendo. Pero construir, así, sin más detalles, pues no parece ni bueno ni malo. Depende de la cantidad y la finalidad.

El año pasado se visaron en la Isla 357 viviendas nuevas. Ninguna de promoción oficial. ¿Va a mejorar esto la situación? Probablemente, porque la mayoría se va a destinar al alquiler vacacional, como ya está pasando en varios edificios que se están construyendo o reformando en el centro de Arrecife. Entre Arrecife y Playa Honda ya hay 2.262 plazas en viviendas turísticas, el doble que las plazas hoteleras.

Otra solución que se plantea es comprar viviendas inacabadas. Según el Gobierno de Canarias hay 3.000 viviendas inacabadas en el Archipiélago. Había muchas más, que podían haber pasado a formar parte del parque de vivienda público pero se permitió que la Sareb las fuera vendiendo. Y otra solución es permitir que se reconviertan locales y oficinas en viviendas (que van a acabar en el mercado vacacional) o, sorpresa, construir en suelo rústico.

En fin. Parece que para lo esencial dependemos del mercado y de lo superfluo ya se encargan las instituciones a las que votamos.