EL PASEO
Por Saúl García
Hay algo positivo en la polémica por el paso, o no, de los coches por la Avenida: que la discusión tiene que ver con un problema cercano, con algo tangible, que afecta directamente a los ciudadanos y al futuro de la ciudad. En muchas ocasiones, las polémicas públicas, a pesar de su carácter, transcurren paralelas a los ciudadanos, sin tocarse.
Hay algo positivo en la polémica por el paso, o no, de los coches por la Avenida: que la discusión tiene que ver con un problema cercano, con algo tangible, que afecta directamente a los ciudadanos y al futuro de la ciudad. En muchas ocasiones, las polémicas públicas, a pesar de su carácter, transcurren paralelas a los ciudadanos, sin tocarse.
Hay algo negativo, sin embargo, en la polémica: que el debate no se centra en argumentos sino en posiciones: a favor del tráfico, en contra o una tercera vía que se hace pasar como intermedia pero que encaja en el primer grupo. Y otra cosa más: que el debate (por llamarlo de alguna manera) se limita a la Avenida y no al problema del tráfico en toda la ciudad, que es grave, y es el que se debería abordar.
A pesar de todo, algún argumento se abre paso. Entre los que están a favor del tráfico se oyen cosas así: sin coches, la Avenida está muerta; primero hay que arreglar las calles de atrás y después la Avenida; si no se abre la Avenida, Arrecife va a ser un caos… Los que estamos en contra hablamos de que hay que ganar espacio para los peatones, que la calidad de vida mejora si desaparecen los coches y que hay que reducir el uso del vehículo en la ciudad. Es fácil entender, aunque no se compartan, ambas posturas.
Es más difícil entender la postura que parece intermedia (que no lo es), que es la de abrir la Avenida en un sólo sentido. Es difícil porque no se ha explicado y porque sólo se toma como una solución transitoria. El año que viene está previsto que se hagan la segunda y la tercera fase de las obras, así que el tráfico dejará de pasar por la Avenida. Quizá no se ha explicado bien esta opción porque no se quiere decir claro que lo que se quiere es favorecer la entrada de coches hacia Marina Lanzarote, un centro comercial disfrazado de puerto que nació mal y sigue peor, y más si tiene que acudir, como mayor foco de atracción, a que los coches acaben allí por inercia si vienen desde el Sur.
En el debate público, siempre es conveniente que los interesados hablen, y que hablen claro, defendiendo sus intereses, porque así los demás saben a qué atenerse y porque no se defrauda a nadie. Llama la atención que los propietarios del puerto, que se ven directamente afectados por el corte o no del tráfico, no se hayan manifestado públicamente, así que parece obvio que han canalizado su postura a través de otros, como se suele hacer cuando alguien defiende un interés particular camuflado de interés general. Además, si se abre el tráfico en un solo sentido, ¿por qué no hacerlo en el otro sentido?
En definitiva, además del debate sobre el tráfico, que es un debate de fondo, este asunto nos sirve para volver a comprobar que muchos representantes públicos siguen defendiendo intereses que ni son suyos (pero lo pueden llegar a ser) ni son de la mayoría de los ciudadanos. Para poder fijar la discusión en sus justos términos, sería bueno saber qué defiende en realidad cada uno, porque si no, corremos el riesgo de no entendernos.
Comentarios
1 Röel Jue, 13/10/2016 - 07:59
2 Anónimo Jue, 13/10/2016 - 11:26
3 Preguntas Jue, 13/10/2016 - 11:38
4 Observador Jue, 13/10/2016 - 17:49
5 Lola Sáb, 15/10/2016 - 17:29
6 ro ro Mar, 18/10/2016 - 12:26
7 ciudadano Mié, 19/10/2016 - 00:50
8 Inga Jue, 20/10/2016 - 07:57
Añadir nuevo comentario