EL PASEO
Por Saúl García
Es preferible tener unos representantes públicos que solucionen los problemas y den las explicaciones justas a otros que hagan un alarde de justificaciones pero que arreglan poco, o incluso que provocan esos problemas.
Es preferible tener unos representantes públicos que solucionen los problemas y den las explicaciones justas a otros que hagan un alarde de justificaciones pero que arreglan poco, o incluso que provocan esos problemas. El presidente del Cabildo es de estos últimos. Es capaz de dar interminables ruedas de prensa en las que presenta documentos, facturas, grabaciones, pasear sus explicaciones por los platós, escribir en su muro de Facebook y enviar artículos de opinión… en los que, con claros síntomas de una manía persecutoria, casi siempre dibuja una conspiración latente contra “su figura” o “su persona”. Y aunque los ciudadanos se merezcan explicaciones, lo que más demandan de sus representantes públicos es que solucionen el problema, no que les cuenten por qué no lo solucionan.
El presidente está poco capacitado para el acuerdo (a no ser que tenga una imputación pendiente, como en el caso de Montaña Roja), y menos aún para llegar a un acuerdo con los trabajadores de los Centros Turísticos. Son viejos enemigos desde 2003 y San Ginés no ha pasado página desde el encierro de los trabajadores en aquel año. Desde entonces siempre ha sobrevolado la sospecha de la privatización, y las sucesivas propuestas de San Ginés no han hecho más que confirmarla. En 2011, en el mismo texto en que negaba que quería privatizar los Centros y proponía crear dos entes distintos, uno para las entradas y otro para los restaurantes, decía esto: “Ninguna administración moderna del mundo, sea de derechas o de izquierdas, gestiona los restaurantes o cafeterías con que cuentan sus instalaciones públicas de nueva creación de manera directa. Y por tanto, ésta que en circunstancias normales sería la opción natural y aconsejable, tampoco es una fórmula descartable para la gestión de la EPEL II”. Hay que recordar que, según él, la gestión del agua no se privatizó sino que sigue en manos públicas gestionada de forma indirecta.
La huelga no es una huelga política. Todas las huelgas que afectan a una sociedad en su conjunto, y esta lo es, acaban teniendo efectos políticos. El PSOE hubiera abandonado el gobierno dentro de uno o dos meses, cuando se abra juicio oral a San Ginés por Montaña Roja, como hizo con Montelongo en Arrecife. Sólo ha aprovechado un momento más oportuno para abandonar un pacto que no tenía que haber firmado. No es una huelga política pero a otro presidente no le hubiera pasado. En primer lugar porque sabía desde que se firmó el convenio que iba a haber conflicto con los puntos con los que ha habido conflicto. Estaban advertidos. Los trabajadores reclamaron el dinero que consideraban que les pertenecía y les dijeron que fueran a los tribunales. Fueron, ganaron y no les pagaron. Dijeron que iban a ir a la huelga y les dijeron que fueran. Y fueron.
La huelga no es una huelga política. Todas las huelgas que afectan a una sociedad en su conjunto, y esta lo es, acaban teniendo efectos políticos
Si en algo se han equivocado los trabajadores es en plantear una huelga indefinida desde el principio por una reclamación de cantidades. Una respuesta desproporcionada en la que han perdido todos y de la que lo único positivo que sale es la constancia de que los Centros son, sin duda, la piedra angular del turismo de la Isla, frente a otros experimentos que quieren convertirla en un destino vulgar pero rentable para una minoría. Y en otra cosa: pensaron que San Ginés no entraría al trapo. En política hay que intentar librar tus propias batallas y librarse de aquellas que les interesan a los demás, y San Ginés, a pesar de llevar casi veinte años en el Cabildo, aún no ha aprendido eso. Su lógica es una lógica de enfrentamiento no selectivo: con los funcionarios que no le gustan, con la prensa (que no le gusta), con su propio partido, con sus socios, con la oposición, con otras instituciones...
En sus artículos (ya son un género en sí mismo) queda clara su visón: habla de “operaciones de derribo”, “guerra de tronos” (debería decir juego), “control (no gestión) de empresas públicas”. Y sobre todo habla de manipulaciones y manipulados: todos los trabajadores están manipulados por Barreto (más Podemos), todo el PSOE más la oposición por Espino, los ciudadanos por los medios y la estrategia de todos por un despacho de abogados. O bien Coalición Canaria es el único partido en que sus afiliados piensan por sí mismos o bien es que retrata la situación a su imagen y semejanza. En todo caso, con estas explicaciones no solicitadas y esas teorías/profecías, ya no queda claro si es el editorialista de Lancelot o es Lancelot quien le marca la pauta para sus artículos.
Comentarios
1 Capuletos y Mon... Vie, 08/09/2017 - 08:39
2 Pepe Vie, 08/09/2017 - 10:41
3 Jose David Dom, 10/09/2017 - 09:45
4 BASTA YA Lun, 11/09/2017 - 11:31
5 Desastre Mar, 12/09/2017 - 09:42
6 Pildoro Mié, 13/09/2017 - 12:46
7 Al Capone Mié, 13/09/2017 - 22:46
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