
EL PASEO
Por Saúl García
Siempre insistía en que había que mantener vivo el espacio de los movimientos ciudadanos y también en que la protesta era importante pero la formación era fundamental

Una vez me dijo que de niño era capaz de identificar, por su tamaño y aspecto, a unas 500 palomas que solían sobrevolar la azotea de su casa de San Bartolomé. Por eso después escribí que era un hombre que tenía muchos pájaros en la cabeza.
Pero era solo un juego de palabras.
Si no recuerdo mal, la primera vez que hablé con él, hace más de veinte años, fue después de una rueda de prensa que dio como presidente de El Guincho en El Almacén para denunciar la extracción de áridos en El Jable y solicitar la creación de cotos mineros. Yo apenas sabía qué era el jable y me explicó, con paciencia, el viaje que hace la arena desde Famara hasta la costa sur.
Como los periodistas no sabemos sobre nada en profundidad, es decir, que no sabemos de nada, necesitamos personas que nos hagan entender la realidad para poder contarla. Aunque se trate de esta realidad de Lanzarote en bucle que, con un poco de atención, es fácil de entender y difícil de asumir.
Para alguien que llega de fuera y que no entiende nada, Domingo era una referencia. De hecho, le dieron el premio Referente de la Biosfera. Qué menos. Hubo un tiempo en que le preguntaba muchas cosas, sobre el medio ambiente y el territorio. Le pregunté en una ocasión sobre una plaga de mariposas. “No sé mucho”, dijo. Pero llenamos dos páginas del periódico.
Empezó estudiando a las aves cuando aún era un niño: caminando, observando y apuntando. Trabajó de albañil para pagarse los estudios de Biología. Sufrió las consecuencias de su paso por el activismo social porque le cerraron el grifo de los estudios que hacía para el Parque de Timanfaya. También le pasaron facturas (de todo tipo) muchas de las luchas sociales, que fueron intensas y abundantes.
Cuando el Foro Lanzarote y El Guincho acabaron absorbidas por Alternativa Ciudadana, optó por no meterse en política. Siempre insistía en que había que mantener vivo el espacio de los movimientos ciudadanos y también en que la protesta era importante pero la formación era fundamental. Fue una persona rigurosa y honesta: no son palabras vacías.
Tenía tres aves preferidas: el herrerillo, que está en decadencia, el alcaudón, por su valentía, y el halcón peregrino, un ave majestuosa, capaz de abatir a un pato que le triplica el peso. Ya se sabe: algunos admiran a quienes se parecen y a otros nos gustaría parecernos a quienes admiramos.
Descanse en paz.











Comentarios
1 César Lun, 26/05/2025 - 08:46
2 Anónimo Lun, 26/05/2025 - 11:41
3 María Lun, 26/05/2025 - 19:53
4 María Lun, 26/05/2025 - 19:54
5 Pilar Mar, 27/05/2025 - 14:15
6 JJ Dom, 29/06/2025 - 14:44
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