Lucha encarnizada en los medios y las redes por apuntarse el tanto de haber reasfaltado una carretera. Tres candidatos al Cabildo, y uno más al Ayuntamiento de Arrecife, presumen de la obra. Se trata de Loli Corujo y Alfredo Mendoza, por un lado, y de Jacobo Medina y Oswaldo Betancort. Estamos en precampaña y se aprovecha cualquier cosa, pero esto del asfalto tiene su propia lógica desmesurada.

Dice Betancort: “Es una gran noticia para Lanzarote que al fin haya abierto este tramo de vía tan importante para Teguise”. Jacobo Medina: “Buena noticia para los cientos de conductores que se han visto obligados a utilizar el desvío por Teguise (…) que bastantes molestias han tenido que aguantar ya durante estos meses”. No nos olvidemos que hablamos de tres kilómetros de un atajo para ir o volver de Caleta de Famara.

Otras conclusiones. El político confía ciegamente en que el criterio del ciudadano conductor se decante por su condición de conductor más que por la de ciudadano. Solo así se explica la gran cantidad de polémicas a cuenta de los coches y las carreteras: peatonalizaciones reversibles, obras que no empiezan, los coches por Playa Lambra, los rallies o la nueva circunvalación hacia Playa Honda. Duda razonable: ¿Qué pasaría si algún cargo público fuera usuario de la guagua?

La política tiene una confianza ciega en la influencia de los medios de comunicación locales o en el poder de una nota de prensa. Se pelean públicamente para que el votante distinga qué administración ha hecho la inversión. Es un esfuerzo vano. Y después está el capítulo de las fotos: políticos mirando piche. Se confirma que la mayoría son capataces de obra frustrados.

Conclusión final. Hemos retrocedido treinta años o es que nunca los hemos avanzado. Una carretera más es una invitación al aumento del tráfico privado. La tendencia es la contraria. Gestionar la movilidad es algo más que hacer carreteras o asfaltarlas. El retroceso lo confirma el propio Cabildo cuando dice que “las obras de más relevancia para la ciudadanía de Teguise son las obras de la carretera de Nazaret y la tubería del Eje Norte”. Y añaden alguna más: varias obras en centros socioculturales, cuatro planes de asfalto, alumbrado, aceras y carreteras.

Confirmado: el PIL no se presenta. Ni falta que hace.