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Por M. J. Tabar
Calles con rebaje que, varios metros después, terminan en bordillo y obligan a dar media vuelta. Vías estrechas que invitan a circular por la carretera, entre los coches. Contenedores que ocupan aparcamientos reservados para vehículos adaptados. Palmeras, farolas y papeleras que impiden la maniobra de descenso del coche. Lanzarote es un lugar poco accesible para las personas con movilidad reducida. Según un estudio del Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote, en la isla residen más de 5.100 personas con algún tipo de discapacidad. La isla se cierra y se les niega.
Calles con rebaje que, varios metros después, terminan en bordillo y obligan a dar media vuelta. Vías estrechas que invitan a circular por la carretera, entre los coches. Contenedores que ocupan aparcamientos reservados para vehículos adaptados. Palmeras, farolas y papeleras que impiden la maniobra de descenso del coche. Lanzarote es un lugar poco accesible para las personas con movilidad reducida. Según un estudio del Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote, en la isla residen más de 5.100 personas con algún tipo de discapacidad. La isla se cierra y se les niega.
En 1997 Sergio Miguel Martín Cedrés (Arrecife, 1974) sufrió un accidente que le convirtió en un ciudadano dependiente de una silla de ruedas. En el Hospital de Parapléjicos de Toledo le ensenaron a vivir con esa nueva realidad. “Allí te ensenan el cambio: de correr, nadar, hacer surf… a moverte en silla, aprender a subirte a la cama, a comer, a todo -dice- Es otra vida, en un 90% es una vida nueva”.
Vive en el Charco del Palo y ha conseguido que su ayuntamiento se comprometa a reconstruir la rampa de acceso a la piscina natural del pueblo, un hermoso bañadero que ha sido devorado por el oleaje, la sal y el viento. En Lanzarote, el listado de puntos inaccesibles para una persona con movilidad reducida empieza por las playas y no termina. “Está todo muy mal”, dice.
Sergio es un cinéfilo y siempre que puede va a las salas del centro comercial Deiland, con entrada adaptada, pero donde ha tenido que acostumbrarse a ver las películas en primera o última fila. A veces, la cartelera le lleva hasta los céntricos Multicines Atlántida, con unas escalinatas insalvables y sin otro acceso. Siempre le brindan ayuda, pero él explica con mucho humor que no, que así no. “¿Cargando conmigo, que no peso poco, como si fuera la Virgen del Carmen?”.
En otras ocasiones es una farmacia, la oficina arrecifeña de Correos (con una rampa “que resbala”), una tienda o un banco, que presenta barreras o las salva mal. Un ejemplo es la oficina del BBVA de la calle León y Castillo, que recibe con un escalón que obliga a alzar sillas y carros en peso. Muy cerca, Bankia dispone de un elevador, pero se olvidó de dejar espacio suficiente entre la puerta y el cajero para la maniobra de cambio de silla o para hacer un simple giro. La única forma de utilizarlo era cuando no había gente. La oficina ya ha cerrado al público. “Hay gente que se esfuerza y hace cosas por nosotros”, pero son pequeñas excepciones.
“Yo esto no lo quise para mí. No me quejo. Me veo normal, lo único es que estamos en el siglo XXI y no tienen nada preparado”, se queja Sergio, que cita Valladolid o Pamplona como modelos de ciudades accesibles: aceras anchas, flota de guaguas adaptada en su totalidad, semáforos con senal acústica de cruce, etc. “Somos personas, se trata de que podamos ser independientes”, explica.
Argelia Pérez cuida de su marido desde hace cuatro años. Viven en Altavista y se desplazan en un furgón adaptado que conducen sus hijos. Sólo algunos tramos del centro de la ciudad han eliminado algunas barreras arquitectónicas. Otros muchos son insalvables. “No me quejo por mí, más bien pienso en otros”, dice esta vecina de Arrecife. Se refiera a personas que dejan de salir de casa o reducen sus salidas porque no tienen acompañantes o reniegan de un espacio público que les trata con hostilidad.
Argelia recibe ayuda de los Servicios Sociales para el baño de su marido tres veces a la semana. Hace cuatro años, le concedieron una ayuda a la dependencia que no ha cobrado nunca. Cuando llama para informarse y solicitar el dinero que le corresponde, recibe invariablemente la misma respuesta: “Me dicen que están a la espera de que haya dinero y que hay otras solicitudes antes que la mía”.
La playa del Reducto se anuncia adaptada, pero varios blogs lo desmienten. Es “practicable”, pero no está adaptada. Lo explican en Lanzarote Accesible, un blog que añade otro dato: “Algunas playas disponen de sillas anfibias sin uso, ya que no existe personal que preste el servicio o simplemente están almacenadas desde que se adquirieron”. En Travelinawheelchair se narra la experiencia de una viajera -Laura Díaz, una chica con artrogriposis múltiple congénita- en Lanzarote. Es imprescindible viajar con acompañante para poder acceder a la mayoría de los sitios.
El próximo 24 de mayo se celebran elecciones locales y autonómicas. Sergio votará en el colegio de Mala y recorrerá tres kilómetros por una carretera con curvas. Irá solo, dando un paseo y anima a todo el mundo a ejercer su derecho. “Que salga todo el mundo a votar”, insiste. Dice que los motivos son tan numerosos como la lista de barreras arquitectónicas de la isla: guerras políticas que retrasan el quórum en asuntos importantes, una Marina “desaprovechada”, parques “destrozados”, presupuestos de obras que se triplican, un 90% de ocupación hotelera y un 30% de paro, carreteras con baches, el abandono del sector primario, etcétera, etcétera, etcétera.
Sergio es un enamorado de su tierra, pero dice ser testigo de cómo la mediocridad y la falta de profesionalización la está “destrozando”. Lo ha dicho en varias ocasiones: “Me ofrezco a asesorar voluntariamente a la Administración en materia de accesibilidad”. Sólo hace falta pensar, “hacer las cosas bien” y ejercitar la empatía.
“En Las Palmas”, explica, "me muevo en guagua en todos los lados. Me gustaría que un gestor político se sentase en una silla de ruedas, que prueben y cuenten a cuántos sitios pueden ir”.
Comentarios
1 Votante Mié, 11/03/2015 - 08:58
2 Harta Mié, 11/03/2015 - 13:12
3 Sin nombre Mié, 11/03/2015 - 15:28
4 anonimo Mié, 11/03/2015 - 15:37
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