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Por M. J. Tabar
En el Lomo de la Cruz (Mala, Haría), junto a la imponente y erecta colección de cactus de Eloíno Perdomo, en una casa que fue ruina, luego fue ejemplo de rehabilitación y hoy es hogar, se encuentra la casa de Luz Gloria López Ramírez. A partir del sábado 8 de marzo, una parte de la vivienda abrirá como espacio de arte. Enmala se estrena con una exposición colectiva titulada Incierto en la que participan 17 artistas.
En el Lomo de la Cruz (Mala, Haría), junto a la imponente y erecta colección de cactus de Eloíno Perdomo, en una casa que fue ruina, luego fue ejemplo de rehabilitación y hoy es hogar, se encuentra la casa de Luz Gloria López Ramírez. A partir del sábado 8 de marzo, una parte de la vivienda abrirá como espacio de arte. Enmala se estrena con una exposición colectiva titulada Incierto en la que participan 17 artistas.
La idea de abrir una galería de arte privada ha rondado a Luz (Arrecife, 1955) durante toda su vida. “Siempre he tenido relación con el arte. Me dejé de idealismos y adecué el salón de mi casa. En vez de hacer la galería ideal, hago la galería real”, explica, en un momento de calma buscado y encontrado entre el trasiego de la limpieza, el movimiento de muebles, los ladridos de un yorkshire y el montaje de las obras.
Luz estudió Bellas Artes y Filosofía (una carrera que no le sirvió para encontrar trabajo, pero que le sirve “para vivir”). Ha desempeñado varios oficios en Tenerife y en Madrid, y durante mucho tiempo fue gestora cultural en el Ateneo de La Laguna. Enmala es un sueño que se ha convertido en realidad. “He recibido mucho apoyo, porque la gente piensa que esto es un milagro poco más o menos. Pero es que me llegó el momento. No importa que haya crisis o no. Soy realista: yo sé que es muy difícil vender arte, pero no quiero enriquecerme, quiero que este espacio perdure”, dice.
Incierto es un exposición colectiva ecléctica, una muestra de arte “asequible”, de diversas disciplinas (fotografía documental, pintura, escultura, etcétera) con piezas que empiezan en los treinta euros y pueden terminar en los dos mil. Para el estreno del espacio, Luz decidió llamar a amigos y a jóvenes artistas de Lanzarote de los que le habían hablado.
La idea es permanecer, perdurar. Y el propósito es firme: “Esta galería hará lo necesario para mantener su espacio de arte. Si tiene que vender higos picones, venderá higos picones”, sonríe Luz, mientras esboza varios proyectos futuros (bar, mercadillo, programación) de los que prefiere no dar muchos detalles hasta que no sean una realidad tangible.
“Creo que faltan espacios de arte privados en Lanzarote. Hay varios ateliers, con obra propia, pero pocas galerías privadas”, analiza. Es “evidente” que la administración pública “no garantiza” unos mínimos culturales. No se cuestiona de dónde procede el arte, quién lo realiza o quién lo encarga. Su mayor interés es que sea accesible, que pueda ser visto por todo el mundo. Enmala nace con esa vocación, como un lugar con la atmósfera propicia para estar. Un sitio donde ver arte mientras se escucha música, con algo que llevarse a los labios y al estómago y unos potenciales visitantes de entre cero y cien años. Un lugar para ver y hacer arte, un sitio donde simplemente estar y hablar.
En la sala hay espejos-ojos pintados por Enrique Ortega, cuadros de Francisco Montelongo, un móvil de Eduardo Manrique, una fotografía de Gerson Díaz en blanco y negro, una acuarela de Manuel Lezcano, con olas becas de papel roto. Una colorista obra de Carlos Matallana, otra de Mario Delgado, vecino del pueblo; el homenaje al gran azul de Nuria Meseguer… Falta por colocar la obra de Irene Cruz, Aída Echeberría, Cristina Barrera, Yazuhico Yamamoto, Sara Crespo, Eustakia Le Pop, Margui Lopez, Jacobo Pons y Eva Orive.
“La gente piensa que esto es un milagro poco más o menos. Pero es que me llegó el momento”
A Luz le apasiona la obra de Lucian Freud, pero también le apasiona la fotografía, el hiperrealismo y el arte conceptual. “Quiero enseñar un arte sin edad, para jóvenes y para mayores. Aquí no hay prejuicio ninguno”. El paisaje realista convive con obras que huyen estrepitosamente de la realidad.
“Pretendo hacer lo que me gusta, que no es poco, y con todas las de la ley”. Porque los 17 artistas que participan en esta primera colectiva (habrá tres más en 2014 y otras tres individuales) trabajan con contrato. En Enmala “se respeta a los artistas” y se apoya sobre todo a los jóvenes, a los que no se lo creen, a los autores inseguros.
Las redes sociales han sido la herramienta utilizada para contactar con los autores y cerrar contratos. Han sido tres meses de encierro en despacho y falta de ejercicio. El resultado se exhibirá este sábado 8 de marzo, a las seis de la tarde, en este reducto de Mala, que proporciona oxígeno, rechaza el marketing y se niega a vender humo.
Comentarios
1 Opinión Vie, 07/03/2014 - 22:52
2 BRUNO Sáb, 08/03/2014 - 10:49
3 Teo Sáb, 08/03/2014 - 20:15
4 Chona Lun, 10/03/2014 - 17:07
5 Cris Lun, 10/03/2014 - 20:13
6 Luz López Mar, 11/03/2014 - 17:12
7 Donatella Jue, 13/03/2014 - 15:14
8 Luz Lun, 17/03/2014 - 22:48
9 Miguel Mota. Dom, 22/06/2014 - 13:08
10 Toni Abad Vie, 23/07/2021 - 09:48
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